Un año para vivir la música

Un año para vivir la música
Fecha de publicación: 
31 Diciembre 2022
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Y valga reconocer que ni en medio de las más duras restricciones impuestas por la pandemia de Covid 19 la música nos dejó solos, encontró alternativas para llegar a nuestros hogares y acompañarnos en aquellos días difíciles, pero seamos francos, volver a las plazas, teatros, centros culturales, vivir la música en vivo y compartirla socialmente, ha sido uno de los grandes regalos de este 2022 tanto para los artistas como para el público.

Enero abrió, como suele suceder, a todo jazz. Desde escenarios como el Teatro Nacional, el América y el Bertolt Brecht, el Festival Internacional Jazz Plaza reunió en La Habana a virtuosos cultores del género.

El Jazz Plaza fue una fiesta de la mejor música, pero también un buen presagio: volveríamos a los eventos presenciales y, a contra corriente de la otra pandemia, la que propaga el odio, la música juntaría otra vez en Cuba a extranjeros de todo el mundo, cubanos residentes en el exterior y los cubanos que vivimos en la isla. 

El reconocido pianista cubanoamericano Nachito Herrera quizás sea el primer ejemplo con sus presentaciones en Jazz Plaza y luego en la gran Feria Internacional Cubadisco, otro certamenn que sorteo no pocos obstáculos, pero llegó a tiempo para premiar dos años intensos de producción fonográfica en Cuba.

Así, fueron retornando al acontecer cubanos los espacios, certámenes y festivales habituales y hasta nacieron otros como Habana Mambo Festival, la Convención Internacional de música y bailes populares, que contó con un soberbio espacio teórico, clases magistrales y conciertos de varias de nuestras mejores orquestas con Van Van para el broche de oro.

Este 2022 confirmó, una vez más, la diversidad exquisita del quehacer musical cubano en un calendario donde encontraron lugar el San Remo Music Awards, otro de los que sonó a pesar de los pesares, tuvo Guantánamo su esperado sabor a Chocolate con Café, vibró el oriente de Cuba con las sonoridades del Caribe, el Festival Piña Colada refrescó esta vez el verano de Ciego de Ávila con buena música y mucho más, el Encuentro de la Canción Infantil "Corazón Feliz" regaló, por fin, espectáculos presenciales a los más pequeños de casa, los orishas volvieron a responder "Eyeife" (un sí rotundo), por la música electrónica, el Festival Habana Clásica puso acordes en las postrimerías del año... en fin, una lista extensa de espacios que nos reafirman como la isla de la música. 

El Premio Nacional de Música reconoció esta vez la trayectoria de Jesús Ortega Irusta, prestigioso guitarrista, compositor y director, con una obra avalada dentro y fuera de Cuba.

Alguien podría decir que los melómanos sufrimos también grandes tristezas y es cierto, sin embargo, ante las pérdidas durísimas que significaron los fallecimientos de gigantes como José Luis Cortés, El Tosco, César Pupy Pedroso y Pablo Milanés, yo prefiero volver a aplaudirlos y subir el volumen de sus creaciones que ya alcanzan lo decibeles de la eternidad.

La banda sonora de un país que había ganado la batalla por la vida no la pudieron silenciar las dificultades económicas, ni siquiera una crisis energética estresante, resistimos y lo hicimos cantando, bailando, porque somos hijos de la Caridad del Cobre, de Oshun, la reina que gana batallas con alegría, el día que nos conozcan y nos entiendan, quizás paren de intentar bloquearnos hasta la música, porque es inútil: aquí somos canción y melodía por los siglos de los siglos.
 

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