Tokio 2020: Idalys Ortiz, si alma mía… ¡La GLORIA eres tú!!!!

Tokio 2020: Idalys Ortiz, si alma mía… ¡La GLORIA eres tú!!!!
Fecha de publicación: 
30 Julio 2021
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Idalys obtuvo su cuarta presea bajo los cinco aros y se reafirmó como una de las judocas más notables de la historia. Foto: Roberto Morejón, enviado especial.

Hay en la historia pasajes memorables. En la del deporte cubano también. Cuando dentro de 20 años entable un debate sobre judo con mi hijo Enzo Samuel, cuando desempolve recuerdos y textos forjados al calor de las emociones y mi bolígrafo o teclado, cuando vuelva sobre el pasado del judo cubano en Juegos Olímpicos, tendré que hablarle obligatoriamente de los albores en Montreal 1976 con Héctor Rodríguez y ese primer título inédito.

Tendré que hacer una parada y reverencia obligatoria ante Driulis González (un oro, una plata y dos bronces en ese panorama)… y entonces, justo entonces, con goce pleno me detendré a hablarle de Idalys Ortiz. De Aquella noche-madrugada del 30 de julio en la que desterré todos mis demonios de escéptico, en la que ella con su sonrisa, kumis certeros y proyecciones de otra dimensión me propinó un ippon de certeza, autoconfianza, capacidad de respuesta ante las adversidades.

Le diré sin titubeos que es la judoca más grande que ha dado Cuba y una de las más encumbradas del planeta judo. Volveré una y otra vez sobre el Nippon Budokan, donde seguro habrá una placa de plata tallada a su imagen y semejanza. Terminaré en definitiva cantando, para mis adentros, una versión de ese bolero que reza: …si alma mía, ¡la gloria eres tú!

 

Tokio, el abrazo eterno del Olimpo

Llegó con el barómetro de la confianza lanzando mediciones algo inciertas para algunos. En lo personal yo siempre aposté por ella. Pocas veces he visto a un deportista con semejante rigor y palmarés cuando “la timba se calienta”.

Así, con la quietud que siempre destila ante cualquier escollo, por mayúsculo que sea comenzó su andadura en los tatamis de Tokio.

Puso mi corazón al límite antes de propinarle en el debut ese seoi-nague merecedor de wazari a la portuguesa Rochele Nunes en golden score, número 11 del ranking; para archivar su octava sonrisa frente a solo dos reveses ante la lusitana.

Luego en una suerte de pasaje a lo desconocido impuso su clase ante la china Shiyan Xu. Seoi-otoshi y Tsuri-goshi, fueron los argumentos técnicos del triunfo sobre su oponente, anclada 13 del escalafón.

Esa sonrisa le abriría el camino a semifinales, donde un duelo campal contra la francesa Romane Dicko le aguardaba. Digo campal no solo por el talento creciente de la gala, sexta del listado del orbe, sino también por la paridad en dos duelos anteriores con una sonrisa para cada una, la de Dicko incluso, en el másters de Doha iniciando el 2021.

A todo eso hizo caso omiso Idalys, y su movimiento de yoko-guruma me hizo saltar del asiento pasadas las cuatro de la madrugada.

Esa ambición de siempre querer más me puso como si de mi discusión de tesis de licenciatura en periodismo se tratase. En mi interior me repetía una y otra vez: ya está sobrada, es la mejor judoca de Cuba pase lo que pase, tres finales olímpicas consecutivas, estreno con bronce en Beijing 2008 cuando apenas contaba 17 abriles, impecable hoja de servicios a todos los niveles, avalada por ocho medallas en campeonatos mundiales…

Pero la ambición fue mi principal aliada y enemiga. Enfrente tendría a la japonesa de 21 años Akira Sone (cuarta del ranking), una mole tan inexpugnable como inmutable, rápida explosiva, y por demás victimaria de Idalys en tres de cuatro batallas previas.

Una guerra de táctica, cautela y kumis, como si de la batalla del arco de Kusrk se tratase, solo que sobre un tatami. Se consumió el tiempo reglamentario sin hacerse mella, aparecieron los shidos tras cinco minutos. Una y otra judoca lo intentaba, pero las sacudidas a las solapas, mangas y hombros no eran lo suficientemente efectivas…

Con algo más de iniciativa Sone se impuso en definitiva por hansoku-make tras nueve minutos casi eternos, de nervios al límite, y de felicidad luego.

Lo confieso, soy feliz, gané la apuesta que tenía con amigos, y hasta con una parte dee mi otro yo que se resistía por momentos a creer en la judoca más grande que ha dado esta Isla. Idalys lo certificó con esa plata, con la de Río 2016, con el título de londres 2012, con los albores bronceados de Beijing, con el sacrificio de cada sesión de entrenamiento.  

Lo acuña además con una foja histórica de 249-80 en materia de duelos ganados y perdidos sobre el tapiz, para un envidiable 75.7% de efectividad en la arena internacional desde el 2006. Tres lustros en la élite de la división súper pesada del judo no es ni por asomo fácil.

Videos cortesía de Guillermo Rodríguez hidalgo, enviado especial de Radfio Rebelde.

Recuerdo que en una ocasión escribí:

Hay notorias diferencias entre Estela Rodríguez, Daima Beltrán e Idalys Ortiz. Todas fueron tocadas por las manos prodigiosas del profesor Ronaldo Veitía. Todas han dejado su huella en el panorama olímpico.

Estela y Daima eran judocas mucho más corpulentas, robles de ébano casi imposibles de mover o tirar sobre el tatami. Idalys es una artista de la táctica, con mucha explosividad y rapidez para su división y con maestría técnica ganada a fuerza de muchos años de kilometraje en la élite de los +78 kg… hoy, esa artista de la táctica, esa vedette de sonrisa eterna, me ha regalado una de mis mejores madrugadas.

Incluso reponiéndose de mucho, en un camino rocoso hasta este punto, cuestiones algunas develadas en una de nuestras últimas conversaciones me confesó que:

 “De preparación de hecho serán los Juegos los más complicados. En otros momentos en esta época estaríamos inmersos en bases de entrenamiento o campamentos en el exterior, con mayor volumen de competencias de calidad acumuladas…

Pienso que aún no nos hemos recuperado del todo. Como bien decías, la situación familiar con la pérdida de mi padre es algo a lo que uno se adapta a vivir con el dolor y la tristeza… muchas veces nos derrumbamos porque esa figura que perdimos ha sido el incentivo de toda la vida para conseguir  y luchar por muchos objetivos perseguidos”…

Hoy, Idalys, Yordanis Arencibia, el judo que mantuvo su presencia en el podio desde Montreal 1976, al cerrar su actuación en la capital nipona con plata de la mano de Idalys, y Cuba toda, debemos estarles agradecidos a Idalys, y retribuir aquella frase de un viernes de tope en el Cerro Pelado, cuando con 15 abriles llegó a la preselección nacional y el profe Ronaldo Veitía le dijo a su hermana Inalvis: “Recoge el caballo que la niña se queda”.

De poder a poder, el pleito entre idalys y la anfitriona Sone, tercera final olímpica en línea para nuestra judoca.

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