Serie de Béisbol 61: Dentelladas, galope y humo dictaron ritmo de escoba

Serie de Béisbol 61: Dentelladas, galope y humo dictaron ritmo de escoba
Fecha de publicación: 
28 Enero 2022
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Los yumurinos no conocen la derrota en cuatro salidas, en una combinación de ofensiva letal y pitcheo certero. Foto: ACN

La serie comienza a carburar, y con ella los equipos a engranar su maquinaria. Este jueves culminaron las primeras subseries del calendario regular y sobresalieron las barridas de Matanzas, Granma y Pinar del Río a costa de Cienfuegos, Guantánamo e Isla de la Juventud, respectivamente.

La ofensiva va imponiendo su ley en este comienzo de temporada. Baste señalar que, en seis duelos, pues Mayabeque-Villa Clara e Industriales-Artemisa suspendieron sus choques por lluvia, se anotaron 66 carreras, a razón de 11 por desafío, exactamente. Solo la lechada de 2-0 de los Cocodrilos sobre los Elefantes, gracias a la combinación zurda de Dariel Góngora y Naykel Cruz, calificó como desafío de poco carreraje, pues en los restantes se pisó el plato en ocho o más ocasiones.

Granma, tras el revés del partido inaugural, encarriló su accionar de campeón defensor por la ruta del triunfo, y despachó por segundo fuera de combate consecutivo a los indios del Guaso, esta vez halados por las muñecas de Carlos Benítez, quien con cinco remolques llegó a nueve y se abrazó momentáneamente en el liderazgo de ese departamento con Erisbel Arruebarruena, quien, a su vez, comanda a los jonroneros con tres vuelacercas.

Ambos, bateadores de experiencia, buena capacidad de selección en el cajón de bateo, y calidad superior a la de la mayoría de los lanzadores que enfrentan.

La otra escoba, a la cuenta de los Vegueros, verdugos 6-2 de los Piratas apelando a los brazos de los diestros Vladimir Baños y Frank Luis Medina, y la precisión remolcadora de Pedro Luis Dueñas y el curtido William Saavedra.

De los restantes enfrentamientos, tanto Las Tunas como Camagüey salvaron la honrilla ante Ciego de Ávila y Sancti Spíritus, respectivamente. En el caso de los Leñadores, luego de recibir par de lechadas, se soltaron en un duelo de batazos para emerger airosos 15-8. El veterano Danel Castro y Rafael Viñales se apuntaron cinco remolques per cápita: Danel apostando por par de cuadrangulares, y Viñales, primer Grand Slam de la Serie incluido.

En tanto, los Toros rasparon por la mínima 5-4 a los Gallos, gracias a la contención de la batería espirituana del relevista José Ramón Rodríguez.

Apuntes:

Decir que tal equipo ya se vislumbra como contendiente es un tanto apresurado. Sí hay elencos a los que, por la profundidad de sus plantillas, se les puede conceder un mayor número de opciones, al igual que otros salen con papeletas de sotaneros precompetencia, como Guantánamo y la Isla, en este caso. Justamente ellos, junto a Cienfuegos, se ubican en la gélida parte inferior de la tabla, con tres reveses.

Desde arriba, Matanzas (4-0), Pinar (3-0) y Mayabeque (2-0) no conocen la derrota, y Granma (3-1) se comporta como el campeón que es.

Lo cierto es que hay un grupo de aproximadamente 12 elencos con opciones de colarse entre los ocho mejores. Uno, por la paridad existente entre ellos como parte de un torneo que ha disminuido su calidad. Dos, por el hecho de que, con ese bajón cualitativo, los carteles de «machos» o favoritos se han difuminado considerablemente.

En esa salsa se irá cocinando nuestro certamen, y puede que hasta bien adentrado el calendario no haya algún nivel de definición en materia de posibles ocho agraciados, a lo que se suman otras lagunas de carácter técnico y táctico, de poco dominio de fundamentos, en ocasiones, y algunas arraigadas durante años en nuestro clásico doméstico.

Siguiendo el rastro de los números:

Para sustentar los criterios antes expuestos, y reafirmar el punto de que la ofensiva supera una vez más al pitcheo, sin que eso signifique sobrada calidad en ninguno de los dos renglones, hallamos que en 23 choques efectuados se batea colectivamente para 292 de average colectivo; con 128 extrabases; de ellos, 33 batazos de cuatro esquinas y 87 dobles; además de 261 carreras anotadas, un slugging de 427 y un OPS de 810.

A lo que se añaden 365 corredores en base, cifra que devela que todavía tenemos como asignatura pendiente producir oportunamente con hombres en posición anotadora.

Sin embargo, el pitcheo ha contribuido a estos números, sobre todo con una falencia que, como sedimento, está incrustada en su accionar. El control y la distribución de los comandos; cuándo seleccionar un lanzamiento para dominar a X bateador, y sencillamente, no regalarse en los conteos, incluso siendo estos favorables.

Así, se lanza para elevadas 5.26 limpias por cada nueve innings; se permiten 10.34 indiscutibles por encuentro; el Whip tampoco es halagüeño (1.66), y algo todavía más preocupante en este inicio: se conceden más bases por bolas que ponches, a razón de 194/168, para 4.60 transferencias por partido, ante 3.98 estrucados.

Esto confirma una teoría de que el arte de ponchar en el béisbol cubano se ha ido perdiendo con el paso de los años.

La pelota rueda y da de qué hablar. Desde el mismo play ball inicial hay muchas variables sobre las que detenernos y reflexionar. Para seguir en sintonía, les dejamos las próximas subseries, las cuales serán a razón de Santiago de Cuba-Pinar del Río; Guantánamo-Artemisa; Holguín-Isla de la Juventud; Granma-Industriales; Sancti Spíritus-Mayabeque; Ciego de Ávila-Matanzas; Las Tunas-Cienfuegos y Camagüey-Villa Clara, siempre en predios de los segundos.

Por ahora, son algunas observaciones. Al término de cada subserie, CubaSí estará sometiendo criterios a su consideración.

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