Se resuelve el misterio magnético de la Luna
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Científicos de EE.UU. han propuesto una explicación para el misterio de las rocas lunares, que contienen pruebas de un potente campo magnético que en la antigüedad rivalizaba con el de la Tierra.
Los resultados de su estudio, publicados en la revista Nature Astronomy, muestran que la antigua Luna podría haber generado el campo gracias a su propia dinamo magnética.
Una dinamo magnética es el efecto de un campo magnético autogenerado debido a la presencia de un núcleo metálico (para los grandes planetas) que gira en un manto líquido fundido. Los investigadores de la Universidad de Brown han demostrado que, en el caso de la Luna, un fuerte campo magnético podría ser generado por la convección interna causada por formaciones rocosas gigantes que atraviesan el manto del satélite. Este campo puede no persistir durante mucho tiempo, pero se produce periódicamente y tiene una gran intensidad.
La Luna no tiene actualmente ningún campo magnético. Los modelos del núcleo muestran que el satélite de la Tierra es demasiado pequeño y carece de la potencia convectiva para producir un campo fuerte constante como el de la Tierra. Esto requiere una intensa mezcla convectiva debido a la diferencia de temperatura entre el núcleo y el manto. En la Luna primitiva, el manto no era mucho más frío que el núcleo, por lo que la convección no era fuerte.
Cuando el océano magmático de la Luna primitiva comenzó a enfriarse y solidificarse, las rocas que contenían los minerales olivino y piroxeno se hundieron hacia el núcleo y los minerales menos densos salieron a la superficie para formar la corteza. Las rocas que contienen titanio se solidificaron más tarde, pero resultaron ser más densas que los minerales que había debajo. Con el tiempo, las formaciones de titanio se hundieron en la roca del manto, menos densa. Cuando cada uno de los coágulos, de hasta 60 kilómetros de tamaño, llegó al núcleo, dio una sacudida a la dinamo de la Luna, intensificando la convección.
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