Político alemán pide actuar contra protesta climática en aeropuerto de Berlín

El primer ministro del estado federado de Brandeburgo, Dietmar Woidke, reclamó hoy que el Gobierno actúe tras la protesta de activistas climáticos del jueves, que interrumpió los vuelos en el principal aeropuerto de Berlín, según declaró al diario Märkische Allgemeine Zeitung.

Tras conseguir acceder a las pistas, los miembros del grupo denominado Letzte Generation (Última Generación) bloquearon el tráfico aéreo durante casi dos horas pegándose a la pista y dando vueltas en bicicleta.

"No debemos trivializar estos incidentes2, advirtió Woidke. "El Estado constitucional debe actuar y actuará2, agregó, sin dar más detalles. El primer ministro brandeburgués subrayó que la acción más reciente del grupo en el aeropuerto cruzó una línea, ya que los activistas están poniendo en peligro deliberadamente a personas y estructuras para llamar la atención.

El citado periódico refiere que las respectivas cúpulas del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU) y de Los Verdes -que forman parte de la coalición del gobierno regional con los socialdemócratas de Woidke- también se están distanciando del grupo.

La Oficina de Investigación Criminal del estado de Brandenburgo investiga a seis activistas por interferencia peligrosa con el tráfico aéreo, perturbación de las actividades públicas, allanamiento de morada y daños a la propiedad en relación con la protesta en el aeropuerto.

La acción se produjo tras varias semanas de protestas climáticas organizadas por el movimiento Última Generación, que incluyeron bloqueos de calles en Berlín y el ataque a obras de arte en toda Europa.

Por su parte, el sociólogo Matthias Quent dijo a dpa que, en su opinión, las acciones de Última Generacións on una expresión de desobediencia civil. "La desobediencia civil siempre ha sido un medio en la lucha por la democracia. La desobediencia civil también existió en el contexto del movimiento obrero, en la generación del '68 y en las protestas antinucleares", comentó Quent en Magdeburgo, en el este de Alemania.

"Las acciones de Última Generación son suaves en comparación con otras protestas", sostuvo el sociólogo de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Magdeburgo-Stendal, en alusión a disturbios como los registrados en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los 20 (G20) de 2017 en Hamburgo.

"Las contrarreacciones autoritarias y las fantasías de castigo son más peligrosas para la cultura democrática que las propias acciones disruptivas breves2, subrayó Quent, rechazando llamados a sopesar que se examine a los activistas climáticos como si se tratara de terroristas, una postura que el sociólogo considera desproporcionada.

Quent agregó que, durante décadas, desde el plano político y la industria se frenó e impidió que se aplicasen medidas para proteger el clima, agregando que, en especial en el sector del transporte, apenas se está avanzando.

"En vista de ello, esto también es una excusa para acusar a los activistas de perjudicar la protección del clima porque están metiendo el dedo en la llaga. Las acciones pueden gustar o no, pero los responsables de la crisis climática son otros", subrayó Quent.