Pence culpa al personal médico de EE.UU. por crisis del COVID-19

El vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, acusa a funcionarios de la salud por su lenta respuesta al coronavirus en medio de crecientes críticas a la Casa Blanca.

Pence culpó a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE.UU., por las críticas sobre la respuesta de la Casa Blanca al coronavirus y la incapacidad inicial del presidente estadounidense, Donald Trump, de comprender la magnitud de la pandemia.

“Voy a ser muy sincero con ustedes y les diré que, a mediados de enero, los CDC aún estaban evaluando que el riesgo del coronavirus para el pueblo estadounidense era bajo”, afirmó el miércoles el vicepresidente de Estados Unidos a la cadena local CNN.

Esto mientras que, según confirma CNN, los funcionarios de salud estadounidense de los CDC tomaron medidas activas desde enero para prepararse ante el brote del virus.

Pence negó que Trump haya minimizado la crisis desde el principio, a pesar de que el inquilino de la Casa Blanca, en reiteradas ocasiones, rechazó la rápida propagación de la enfermedad, al declarar que el COVID-19 es “como una gripe” y que tienen la crisis bajo control. “No creo que el presidente haya menospreciado la amenaza del coronavirus”, alegó.

En otra parte de sus declaraciones, Pence descartó que por ahora un confinamiento forzoso decretado sea necesario en todo Estados Unidos.

La falta de equipo suficiente en Estados Unidos para luchar contra el COVID-19 ha creado una situación peligrosa en el país norteamericano, así que varios hospitales amenazaron con despedir a su personal médico si hacen declaraciones al respecto.

EE.UU. encabeza la lista de los países con más contagiados en el mundo. Hasta el momento, el número de afectados se ha elevado a 215 357 y el número de muertos a 5113. No obstante, los médicos predicen que podrían registrarse hasta 200 000 muertes y millones de casos del coronavirus en el país.

La semana pasada, Trump había insistido en reabrir “pronto” la economía estadounidense y eliminar las restricciones de distanciamiento físico introducidas para frenar la transmisión del coronavirus, aduciendo que la paralización laboral por la pandemia puede destruir el país.