Nadie puede detener a Lesbia

Nadie puede detener a Lesbia
Fecha de publicación: 
8 Noviembre 2022
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Foto: Ismael Francisco 

A Lesbia Vent Dumois sus cumpleaños siempre la sorprenden en plena actividad creativa.

Así fue el año pasado, mientras exponía una muestra retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes.

Y así fue este domingo, cuando cumplió sus 90.

Es que Lesbia nunca se ha regodeado en la placidez del gabinete: incansable en su bregar cotidiano, eficaz y sensible en su labor de dirección.

Pero ella, por supuesto, es mucho más que una promotora, que una organizadora… Es una artista plena. Su modestia no puede ocultar la contundencia de su creación, arraigada en la belleza y la fina poesía de la evocación.

Fiesta de la memoria, de la nostalgia, de la filigrana… y al mismo tiempo, de decidido dramatismo.  

El Premio Nacional de Artes Plásticas que recibió en 2019 realzó los valores de una obra que discursa sobre el pasado y su proyección en el presente, con cuidadosa ejecución y delicado lirismo.

Lesbia, por ejemplo, es uno de los principales referentes del grabado cubano contemporáneo. Pero se ha prodigado en otras expresiones: dibujo, pintura, escultura.

Y su largo itinerario le ha permitido dialogar con grandes maestros en todas las especialidades. Ella, desde hace mucho, es una gran maestra.

En la Uneac, en Bellas Artes, en los espacios académicos, en las aperturas de las exposiciones, en su taller... ahí está Lesbia.

Entusiasta, incansable, propositiva. Presencia permanente y queridísima. Conciencia crítica, autoridad indiscutible.

Vive intensamente, no tiene tiempo para perder. Ella es ejemplo de ahínco y profesionalidad para generaciones completas de artistas.

Y es un ser humano excepcional, amiga de sus amigos, solidaria y sensible.

Uno ve a Lesbia y enseguida comprende que vale la pena, que hay que seguir fundando.

El año pasado le confesaba a este portal algunas de las constantes de su obra, que se mostraban en su exposición:

"La primera creo que es la mujer. No creo que me lo haya propuesto, pero al final resulta que es evidente. Yo misma lo he descubierto cuando he visto estas obras juntas. La figura femenina me ha sido muy atractiva, no solo formalmente, sino también como impulso creativo, como intención, como discurso.

“La otra constante es José Martí. Martí para mí es vital, es un referente insustituible. Martí es pensamiento, idea, ejemplo. Mi padre siempre nos inculcó a mi hermana y a mí el amor por Martí. Recuerdo perfectamente lo que nos decía, lo que nos contaba sobre este hombre extraordinario. Eso quedó en mí. Y lo he puesto en mi obra, en toda mi obra, aunque a veces no sea evidente.

“Y lo otro, aunque quizás algunos no lo noten de inmediato, es la ironía. Yo nunca he sido una mujer ortodoxa, siempre lo visto todo con mucho humor. Humor fino, incisivo, que es el que me gusta”.

Y añadía Lesbia, hablando de sus motivaciones:

“En mi memora está el recuerdo de mi abuela, que era muy patriota y muy educada. Creo que parte de la educación que tenemos en la familia se la debemos a ella. De mis padres siempre tengo presentes sus enseñanzas sobre el valor del oficio. Me hicieron ver también que tan importante como el oficio era la amistad. Eso lo he cultivado siempre. En esta exposición están también mis amigos, que son muchos. Está mi hermana Odenia, que murió tan joven. Ella siempre habita mi memoria, fuimos muy unidas, incluso en nuestra profesión común: las dos estudiamos magisterio, las dos estudiamos artes plásticas… y comenzamos juntas a hacer grabados, por eso se exhibe una de sus obras. Está mi compañero de vida, de trabajo, que fue también mi maestro: Carmelo González. Están, en definitiva, mis amigos de toda la vida. Yo creo mucho en la amistad”.

Y la vida la ha premiado con una legión de amigos.

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