Los veranos cada vez más largos

Los veranos cada vez más largos
Fecha de publicación: 
29 Marzo 2021
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El clima característico del verano se ha extendido un promedio de 17 días en todo el mundo durante los últimos seis decenios, y podría incluso durar medio año a finales de este siglo si no se pone freno al calentamiento global que padece el planeta.

Así lo afirma un estudio dirigido por científicos del Laboratorio Estatal Clave de Oceanografía Tropical, en China, y publicado en la revista Geophysical Research Letters, de la Unión Americana de Geofísica, de Estados Unidos.

 

Para realizar la investigación, sus autores utilizaron datos climáticos históricos diarios a fin de medir los cambios en el inicio y la duración de las cuatro estaciones en el hemisferio norte, acumulados durante el período comprendido desde el año 1952 al 2011.

 

El equipo definió el comienzo del verano como el inicio de temperaturas en el 25 % más cálido durante ese período de tiempo, mientras que el invierno comenzó con temperaturas en el 25 % más frío, y utilizó modelos establecidos de cambio climático para predecir como cambiarán las estaciones en el futuro.

 

El nuevo estudio encontró que, como promedio, durante los sesenta años analizados el verano creció de 78 a 95 días, mientras que el invierno se redujo de 76 a 73 días; también se contrajeron la primavera y el otoño, de 124 a 115 días y de 87 a 82 días, respectivamente. De tal modo, la primavera y el verano comenzaron antes, mientras que el otoño y el invierno se iniciaron más tarde.

 

La zonas geográficas que registraron los mayores cambios en sus ciclos estacionales fueron la región mediterránea y la meseta tibetana.

 

Los investigadores vaticinan que si no se adoptan las medidas requeridas para mitigar el cambio climático, continuará la alteración de los ciclos estacionales. En consecuencia, predicen que para el 2100, el invierno durará menos de dos meses y las temporadas de transición de primavera y otoño también se reducirán aún más, mientras que el verano se extendería por alrededor de seis meses.

 

Ante tal panorama, los autores del estudio advierten sobre el peligro que significan para nuestro planeta los cambios estacionales que se están produciendo, pues su tendencia actual probablemente ocasionará  impactos negativos de gran alcance en el medio ambiente, la biodiversidad, la agricultura y la salud humana.

 

En este sentido, los expertos señalan que el cambio en las estaciones puede resultar en eventos climáticos extremos más severos y frecuentes; y al respecto señalan que, por ejemplo, con la extensión del verano llegan olas de calor más intensas y se incrementan las sequías e incendios forestales.

 

Alteraciones en la biodiversidad también pueden apreciarse  hoy. Por ejemplo, las aves migratorias están cambiando sus patrones de migración y las plantas están emergiendo y floreciendo en diferentes momentos. Estos cambios fenológicos pueden crear importantes desajustes entre los animales y sus fuentes de alimento, alterando las comunidades ecológicas.

 

Los cambios estacionales también pueden causar estragos en la agricultura, como ocurre cuando son más frecuentes o intensas las lluvias e inundaciones, sequías e incendios, o cuando se producen  manantiales falsos o tormentas de nieve tardías, que dañan las plantaciones en ciernes.

 

Y con temporadas de crecimiento de las plantas más largas, los humanos inhalarán más polen que les causa alergias, y los mosquitos portadores de enfermedades pueden expandir su área de distribución. «Es probable que los mosquitos tropicales portadores de virus se expandan hacia el norte y provoquen brotes explosivos durante los veranos más largos y calurosos», dice el estudio.

 

La ONU ha advertido reiteradamente que los compromisos asumidos hasta ahora por los países del mundo están muy lejos de cumplir los objetivos del Acuerdo de París contra el Cambio Climático. Alcanzar tales propósitos evitaría en el futuro escenarios calamitosos como los anticipados por los autores del presente trabajo científico que, valga apuntar aquí, no es el primero en alertar sobre la ocurrencia de trastornos estacionales y sus funestas consecuencias.

 

“Numerosos estudios ya han demostrado que los cambios de estación causan importantes riesgos ambientales y para la salud”, reafirma en un comunicado Yuping Guan, oceanógrafo físico del Laboratorio Estatal Clave de Oceanografía Tropical, y autor principal de la nueva investigación.

 

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