Lakers campeones de la NBA: Firmamento de púrpura y amarillo

Lakers campeones de la NBA: Firmamento de púrpura y amarillo
Fecha de publicación: 
12 Octubre 2020
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No pudo ser con la dotación negra que homenajeaba a Kobe Bryant en el quinto partido. Se rompieron todas las cábalas entonces, tanto la del invicto bajo ese atuendo, como la del posible 4-1 con que los ángeles Lakers habían batido a todos sus rivales de postemporada hasta llegar a la final.

En buena medida un Jimmy Butler con un corazón descomunal durante toda la serie se encargó de diluir los planes angelinos con triple doble de 35 puntos, 12 rebotes y 11 asistencias. Su segundo pleito de triple doble en la serie, pues en la primera victoria de Miami 115-104 también se gastó sus cuatro pulmones: 40-11-13 en 45 minutos sobre la duela, demostrando ser el Jimmy Butler de siempre, alma de Chicago en su momento, y capaz de forzar un séptimo partido con sus Sixers ante Toronto en las semifinales de la conferencia Este la campaña precedente.

Claro, que Butler es humano. En el sexto acto de seguro afloró cansancio. Nuevamente sus zapatillas chirriaron durante 45 minutos en la duela, pero sus totales y efectividad no fueron la misma: (12-7-8), y el aliento de Lebron constantemente en la marca.

Una sanguijuela pegajosa como ninguna otra que haya visto. Una sombra felina de físico envidiable, capaz de redondear otro triple doble en la serie (28-14-10) y guiar a los suyos hacia el título número 17 de la historia angelina.

Número de gracia, para abrazarse en el cénit del mejor basket del mundo con sus archirrivales de Boston.

Y la imagen inicial de Butler es la de toda una franquicia del Heat. Un equipo siempre batallador, forjado en la cultura del juego colectivo, que tuvo en esta final que lidiar con el maleficio de las lesiones, y que en definitiva vendió cara su derrota, hincando su rodilla contra el mejor tándem de la liga en estos momentos.

Sí, porque muchos ahora no recordarán o echarán al tragante los cuestionamientos cuando la plana mayor de Lakers hizo todo lo posible, entiéndase todo, para que Anthony Davis llegara proveniente de los New Orleans Pelicans.

Fíjense si fue mucho, que entregaron a cambio a Brandon Ingram (para mí una de las estrellas nacientes de la liga y un jugador de enorme proyección de la temporada anterior a esta); el sobrevalorado Lonzo Ball, que no por eso deja de ser un base con virtudes por encima de la media y destellos de estrella; y Josh Hart, escolta que complementa muy bien en cualquier formación, incluso como sexto hombre si se quiere. Ese combo, además de, nada más y nada menos que tres picks del Draft…

Pero vaya si valió la pena. Los angelinos alzaron el trofeo y Anthony Davis fue el escudero perfecto para Lebron, quien digan lo que digan merece el galardón al MVP de las finales.  

Davis promedió un doble-doble de tantos y rebotes durante la serie, y no solo eso, el peso de su accionar bajo los tableros, donde también reinaron los laguneros en el sexto acto (52-44 cartones en la pintura, y 46-41 favorable en la captura de rebotes), como lo hicieron durante toda la serie.

Justo ahí aflora uno de los factores claves de la victoria desde mi perspectiva. El otro ya lo habíamos mencionado: la posibilidad de contar con un binomio capaz de rondar 50-60 puntos y 20-30 rebotes por partido, algo bien difícil de emular.

Si a eso le suma la experiencia de hombres como Danny Green, Kentavious Caldwell Pope, Dwight Howard y compañía, la maña y acierto en conducción llegando desde la banca de Rajon Rondo (19-4-4 en el choque decisivo), la garra de Morris y los destellos de estrella de Kyle Kuzma, definitivamente los Lakers eran un elenco bien difícil de doblegar, aun cuando no pocos no lo daban como favoritos al cetro.

Se hablará mucho de estas finales, se especulará sobre qué hubiese pasado si Goran Dragic no se hubiese lesionado en el primer desafío de la final, algo que ciertamente está en el juego. Si ese fantasma no se hubiese posado igualmente sobre Adebayo, o si el novato maravilla Tyler Herro hubiese estado igual de fino en el sexto duelo que en los precedentes… En fin.

Lo cierto es, que especulaciones aparte, se impuso el quinteto que mejor accionar tuvo sobre la cancha, con un cierre arrollador, pues a pesar de que al marcador final fue de 106-93, los púrpura-amarillo llegaron a tener ventaja de 36 unidades. Condición que desde el silbatazo inicial no perdieron, siempre delante en el marcador, y con esa actitud de querer sentenciar a sangre y fuego la definición.

Otro elemento de notoria importancia en esta final fue la capacidad de desdoble de Lebron. No solo cargó con el peso ofensivo del plantel, en los momentos de mayor tensión o en aquellos donde simplemente ampliar la ventaja era palabra de orden. A eso sumó su poder asistidor, encarnar el papel de líder indiscutible, y clonarse en defensa, como el más celoso de los pitbulls.

Algo que a sus casi 36 años habla de su motivación, amor al deporte, y necesidad constante de superación, de ambicionar nuevas metas, anillos, títulos “respect”.

De seguro ya se han destapado nuevamente las comparaciones sobre si el Rey James ciertamente es el mejor jugador de todos los tiempos por encima del Goat Michael Jordan o el propio Kobe Bryant. Las comparaciones siempre estarán, máxime cuando James está llamado a destrozar casi todos los récords, tanto en temporada regular como en play off.

Yo preferiría pensar que fueron épocas diferentes: Jordan tiró de los Bulls de una manera divina, seis cetros en dos momentos, dos cadenas de tres títulos con un impasse de por medio, Santo y seña de los Bulls y capaz de catapultar la popularidad del baloncesto a otro nivel en una época en la que se jugaba muy duro…

Kobe, es la mentalidad de superación perenne, la Black Mamba Mentality, el hombre o “semidios” capaz de hacer ver lo más inverosímil como fácil en una cancha. La sonrisa de la victoria y el alma del ganador.

Lebron es un poco de todo. O me gustaría decir que es un mulo de 1 000 caballos de fuerza, el Rey, la expresión terrenal del baloncesto, disfrazado del toque de Jordan y el Glamour de Kobe.

Cuando el champan ya corrió por los uniformes vemos el ocaso de estas líneas, que arropan una temporada única, no solo por la detención, sino por las condiciones en las que se reanudó, sin factor localía ni público, pero con unas ganas enormes de imponerse, cruentas rivalidades y calidad suprema.

Los Ángeles Lakers se abrazan a Boston en el cénit de la NBA. Kobe ha sido dignamente homenajeado. Una década después de que alzara junto a Paul Gasol y compañía el último título conquistado por la franquicia asoma su sonrisa, dibujada por lebron, James y compañía. Junto a él, se deleitan, ya sea en el firmamento o en la tierra Jerry Buss, Wilt Chamberlain, Jerry West, Elgin Baylor, Kareem Abdul Jabbar, Magic Jhonson, James Worthy, Shaquille O´Neal… y muchos otros que han honrado con su magia para jugar al basketball a esta exitosa franquicia.

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