La autorresponsabilidad como el más efectivo de los tratamientos
especiales
Desde hace días no me es raro escuchar, aunque sí alarmante, sobre contagios con la Covid-19. La noticia sobre un primo que la contrajo tras una salida a un bar en Matanzas, más la preocupación de otros familiares convivientes de haberse enfermado por este y por la novia quien sí tuvo síntomas y tuvo que permanecer varios días a la espera en casa para ser hospitalizada.
También está el caso de un tío que ya va casi para dos semanas en aislamiento domiciliario porque dos compañeros de su trabajo indistintamente han sido positivos al virus. Una amiga de la secundaria también infectada, más otra en puro nervio ante la incertidumbre de haberse enfermado con la anterior por una visita que le realizó hace poco obviando el riesgo.
Son casos y más casos a la redonda que llegan, más las cifras de nuevos positivos informados por el doctor Francisco Durán, Director de Epidemiología del Ministerio de Salud, como nunca había tantos graves y críticos, y de estos los inestables me generan gran tristeza. Tampoco cesan los fallecimientos, días tras otros y en valores considerables. La situación es seria.
¿Realmente se ha llegado a comprender lo compleja que está ahora mismo? Porque mira que hay gente por la calle con el nasobuco mal puesto, dígase con la nariz afuera, o por la quijada, o niños en las calles jugando, por los pasillos. ¿Creerán algunos padres que el cese de las actividades docentes presenciales es para crearles unas sencillas vacaciones?
Te das cuenta de un refilón que en las calles hay personas innecesariamente, hay adultos mayores expuestos al virus en infinitas colas como la del pan. Hay jóvenes en grupo sentados en escaleras a la entrada de los edificios. Hay otros en los contenes de las aceras sin hacer nada, conversando sobre los pajaritos y el cielo. ¿Es tan difícil permanecer en casa o cuidarse?
¿Creen que las personas de las que hablé en el primer párrafo se enfermaron de casualidad, por mal de ojo? Cada uno de ellos de alguna forma no cumplió con todo el protocolo, o se relacionaron con un viajero sin la confirmación de ser negativo, o no se pusieron el tapabocas siempre que hizo falta, o no mantuvieron el distanciamiento físico con otros.
Quienes están siendo diagnosticados con la enfermedad son responsables de sus propias acciones, sus propios traspiés, y si bien algunos no manifiestan síntomas ni en el momento del diagnóstico ni durante todo el periodo de positividad, sí representan un riesgo para las sanos a su alrededor, más alto para los grupos con antecedentes patológicos personales.
Especialistas del Ministerio de Salud Pública de Cuba en el espacio de la Mesa Redonda explicaron jornadas atrás que si bien una persona puede ingresar como un caso de Covid-19, en dependencia de cómo desarrolle la enfermedad, su salud, su sistema inmunológico, esta puede salir como paciente de otra especialista dada la gravedad con que pueden verse afectados otros órganos.
Para los más jóvenes alertaron que si “se protegen, no solo está protegiendo a los ancianos y niños en su entorno; también se están protegiendo a sí mismo, están garantizando sus futuros en términos de salud”. Lo que impera para todos es la autorresponsabilidad y maximizar cuanto cuidado se pueda tomar, pues los jóvenes no están exentos de desarrollar algunas complicaciones.
Daniel González Rubio, doctor en Ciencias, especialista de medicina interna del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, refirió que estudios en el Instituto de Nefrología revelaron “alteraciones durante la convalecencia de la COVID-19 compatibles con daño renal crónico de diferentes grados, así como alteraciones que denotan una respuesta inflamatoria persistente”.
La doctora en Ciencias Consuelo Macías Abraham, directora del Instituto de Hematología e Inmunología, en ese espacio televisivo argumentó que en esa institución se llevan a cabo diferentes investigaciones, entre ellas, el tratamiento con células madre autólogas en pacientes con lesiones pulmonares, lo cual permite conocer sobre la convalecencia en la Covid-19.
Incluso ya está confirmado que los asintomáticos pueden desarrollar lesiones pulmonares y que a veces su eliminación es muy difícil a largo plazo. “En las investigaciones nuestras, hemos visto que un 47% de los pacientes de cuidado, que ni siquiera necesitaron máscaras de oxígeno o fueron ventilados, presentaron lesiones pulmonares”, añadieron los científicos.
También recalcaron que “aquellos que presentan comorbilidades como cardiopatías isquémicas, insuficiencia renal y otras, que se acompañan normalmente como enfermedades crónicas, de un proceso inflamatorio subyacente”, tienen mayores riegos de desarrollar mayor complicaciones y secuelas a largo plazo posterior a la Covid-19.
Hasta que la campaña de vacunación contra esta pandemia no inicie y se alcancen altos niveles de inmunización, la mejor vacuna será su nasobuco, úselo correctamente y lávelo cada vez que termine de usarlo, no lo reutilice sin antes ser desinfectado, evite aglomeraciones, salir de su casa si no es tan necesario, limpie sus manos constantemente y las superficies de contacto. Recuerde que la pandemia es muy joven y aun no se conoce todo el mal que extiende a su paso.
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Dany
Nieves Maidel
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