Joven y artista: el universo musical de Jorge Amado

Joven y artista: el universo musical de Jorge Amado
Fecha de publicación: 
20 Diciembre 2020
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Para el joven compositor y violinista cubano Jorge Enrique Amado Molina, la cuarentena no fue tiempo muerto. Los días de confinamiento le trajeron mucha creación y alegrías. A través de internet, participó en varios eventos organizados por el programa Iberorquestas Juveniles y obtuvo excelentes resultados.

“Fui ganador del concurso de jóvenes intérpretes, en el cual participaba por primera vez este año. Con motivo de la pandemia del nuevo coronavirus se generó un proyecto que pudiera integrar músicos de diversos países para formar una orquesta y yo representé a Cuba, junto a  otros 122 de la región, en la Orquesta Virtual Iberoamericana, dirigida por el maestro mexicano Arturo Márquez, con una obra compuesta por él mismo”, comentó Jorge a CubaSí.

Recién graduado del Instituto Superior de Arte en las especialidades de violín y composición, a Jorge lo sorprendió el aislamiento social lleno de proyectos y deseos de hacer música, así que, como tantos creadores, los puso en función de compartir alegría y fe:

“Como parte de la Orquesta y junto al cantautor Jorge Drexler, estuve entre los músicos cubanos que fuimos parte de su canción titulada Al otro lado del río, otra iniciativa tenía como objetivo, al igual que el anterior proyecto, dar un mensaje de esperanza al mundo a través de la música, que es el lenguaje más universal”.

Recientemente Jorge Amado recibió un nuevo reconocimiento, esta vez no solo como instrumentista, sino en el ámbito de la composición. Animado y representado por el Instituto Cubano de la Música, respondió a otra convocatoria:

“Debía enviar una obra de mi autoría, de entre tres y cinco minutos de duración. Me decidí por un fragmento de una sonata para violín solo. Entre las bases no especificaban el tratamiento técnico que requiere un intérprete, sino que buscaban el conjunto, incluido el propio mensaje o las capacidades creativas del concursante y dentro de los cubanos que participaron fui el ganador de este certamen”.

Resulta que Jorge Amado ha dedicado casi toda su vida al violín, sin embargo el bichito de la composición lo picó hace mucho y cada vez le quita más el sueño:

“Realmente al comienzo empezó como hobby en mis estudios de nivel elemental en la Manuel Saumel, después se fue acercando un poquito a algo más serio cuando estaba estudiando en la ENA, a través del taller de composición Carlos Fariñas, dirigido por Juan Piñera y, por supuesto, cuando seguí los estudios de composición en la Universidad de las Artes, al mismo tiempo que la especialidad de violín, con Juan Piñera y Carmen Amador respectivamente, mis maestros. Realmente debo decir que la composición me ha ayudado a la interpretación y viceversa, pero sinceramente creo que me he sentido un poco más cercano a componer, porque de alguna forma u otra uno siempre que se perfila quizás más a una especialidad, pero no significa que vaya a dejar de tocar el violín que es el instrumento que me va a seguir acompañando”.

Aunque escribir música es ahora mismo  su principal ocupación, Amado también forma parte de un cuarteto de cuerdas y ejerce como profesor en la misma academia a la que debe su formación:

Recientemente comencé a impartir clases de Historia de la Música en la Escuela Nacional de Música, que considero que es una parte importante de mi formación, esta vez como docente. No había tenido ese tipo de oportunidad antes, simplemente como prácticas pre profesionales durante mis estudios y estoy encantado de poder hacerlo ahora.

Además,  el 2020 también le deja el regalo que comenzar a grabar, por primera vez, su obra: “Como parte de la beca Conmutaciones que otorga la Asociación Hermanos Saíz, he comenzado a trabajar en mi primer fonograma, donde incluyo solamente obras de mi autoría, no significa que no haya grabado antes música, pero este es el primero que está totalmente dedicado a mis composiciones”.

“En el disco van a estar entre los intérpretes la Orquesta del Lyceum de La Habana, dirigida por José Antonio Méndez, también participarán jóvenes intérpretes que, gran parte de ellos, son amigos míos, por ejemplo, el Quinteto Arcos, dirigido por William Hernández, además estarán en formato de dúos la pianista Lisa María Blanco junto a Denise Hernández y con Anolan González, en este caso violistas, que también integran la Orquesta del Lyceum de La Habana. Por supuesto, también seré un intérprete en mi propio fonograma, con una obra para violín solo de mi autoría y no puedo dejar de hablar del cuarteto Cuerdas Habana, quienes también estarán integrando este fonograma como solistas junto a la Orquesta del Liceo de La Habana”.

La beca incluye la producción de este álbum con colaboración de la casa discográfica Colibrí y la grabación será en los estudios Abdala. Mientras esto sucede, Jorge Amado continúa haciendo y amando la música y experimentando nuevos caminos:

“En estos momentos me he acercado bastante a lo que es el lenguaje de la música académica, quizás más cercano a la propia tradición que hemos generado los músicos cubanos, desde el propio Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán, que han pasado de generación en generación, pero pienso yo que de una forma u otra tengo varios lenguajes, dentro del propio jazz algún que otro elemento, precisamente por la armonía musical que empleo o la parte folclórica de nuestro patrimonio, específicamente de las culturas afrocubanas, de las religiones afrocubanas que, realmente, no están del todo representadas a través de la incorporación de instrumentos como los tambores batá o tumbadoras, es simplemente utilizar las células rítmicas que emplean estos conjuntos instrumentales y llevarlos a un plano más académico, a una orquesta sinfónica, una orquesta de cámara…

Y todo pasa por una búsqueda raigal: “Realmente trato de mezclar ese tipo de lenguajes, para que se sienta la identidad, porque para mí es muy importante. Aunque ya de por sí la música que compongo es cubana por mi propia nacionalidad. Como he dicho en otras ocasiones, no tiene que vestirse de una guayabera para que suene cubano, pero siempre ha sido muy importante para mí la identidad y al menos en este momento quiero evidenciarlo de esa manera”.

 

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