Fidel y sus vínculos afectivos e históricos con Santiago de Cuba

Fidel y sus vínculos afectivos e históricos con Santiago de Cuba
Fecha de publicación: 
13 Agosto 2020
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Desde que Fidel está definitivamente en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba, en una piedra de granito muy cerca de su Maestro José Martí, el pueblo indómito siente mayor compromiso aún con su Comandante en Jefe, con la Patria, la Revolución y el Socialismo.

El honor de los santiagueros y también el afán de servir mejor al país se multiplican, tras haber asumido la alta responsabilidad de custodiar por siempre los restos del eterno líder, junto a otros padres fundadores de la nación: el Héroe Nacional José Martí y el Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes, además de la madre de todos los cubanos Mariana Grajales.

Sus vínculos afectivos e históricos con esta tierra rebelde y brava están por todas partes; en este pedacito de Cuba tuvo su épico Moncada, la madrugada gloriosa del 26 de julio de 1953, cuando un grupo de corajudos jóvenes tomaron el cielo por asalto, y su 30 de Noviembre, el día en que la urbe se alzó vestida, por primera vez, del verde olivo de la sierra y la esperanza para apoyar el desembarco del Granma.

Estremeció Fidel al pueblo con su Primero de Enero en el corazón de Santiago, en el antiguo Ayuntamiento, para proclamar el triunfo en 1959 de una Revolución más grande que nosotros mismos, a la que enseñó a cuidar como la niña de los ojos para que ningún enemigo prepotente y soberbio pudiera dañarla.

Nadie olvida el primero de enero de 1984, cuando le entregó el Título Honorífico de Ciudad Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo, por simbolizar el heroísmo y la hidalguía de un pueblo y de una nación; ni su conmovedor Gracias Santiago que caló hondo en el alma de la gente.

A su regazo venía una y otra vez a celebrar victorias, recordar acontecimientos históricos y a sus mártires, reflexionar sobre temas medulares de la política exterior y de situaciones internas como la hace un padre con sus hijos, o a denunciar, en complicidad, maniobras del imperio que no se ha conformado nunca ante la osadía de Fidel y de los cubanos.

En esta tierra hospitalaria y heroica tuvo un vínculo extraordinario, desde niño vino a estudiar, en los días de la guerra sintió el apoyo incondicional de Frank País y los luchadores clandestinos, y como constructor de la Patria nueva invariablemente le motivaron, le inspiraron y le tendieron los brazos para mantener bien alta la espada.

Para siempre en la memoria del pueblo santiaguero estará el forjador de la nación, el artífice de una Revolución solidaria y generosa que no requerirá más monumento que estar en el corazón de los cubanos y en la certeza de hacer realidad su concepto de Revolución, y en quienes se enorgullecen de ser contemporáneo de un hombre de su estirpe y haberlo disfrutado por tantos años batallador, lúcido, preclaro, visionario, íntegro, fiel.

Indisolublemente juntos estarán Fidel y su Santiago querido, la tierra, también agradecida, a la que le unieron vínculos afectivos e históricos muy especiales, la que tantas veces él reverenció, la misma que comenzó el camino largo y difícil, la ciudad baluarte, y de Cuba, su mejor fortaleza.

Ya lo dijo el cantor de la hermana Venezuela Alí Primera: “Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”, y Fidel sigue vivo en el alma de la Patria, en el corazón de Santiago este 13 de agosto, al cumplirse el aniversario 94 de su natalicio.

 

 

 

 

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