Entre todos, seguir haciendo el camino de la alegría, la confianza y la esperanza

Entre todos, seguir haciendo el camino de la alegría, la confianza y la esperanza
Fecha de publicación: 
15 Octubre 2021
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Este viernes el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, estuvo en el barrio La Corbata en el municipio capitalino de Playa.En ese escenario, y en otros muchos, se están produciendo cambios cuyo éxito dependerá de la partición popular. Así lo explicó el mandatario a la prensa, mientras visitaba otro importante recinto en La Habana Vieja.

«No quedarse detenido. Que todo el mundo esté haciendo algo siempre». En esas palabras habita la filosofía de romper con todo inmovilismo, de darle a la vida un sentido de creación y utilidad. La expresión fue hecha este viernes por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez,  mientras visitaba el barrio La Corbata, del Consejo Popular Cubanacán, en el municipio capitalino de Playa.

Allí, como nos dijo Usmany Lemagne Pagés —delegado, desde hace cuatro años, de la Circunscripción Popular 80, llamada La Corbata—, el ánimo de la gente es bueno a partir de que se han emprendido numerosas acciones, de las cuales algunas se hacen notar desde hace tres años.

El delegado nació en ese barrio: «En mi juventud, prácticamente todo era de madera», afirmó; y seguidamente compartió su alegría porque los planteamientos del vecindario van teniendo soluciones; porque todo está asfaltado; porque han nacido aceras nuevas; porque un buen día se alistó el consultorio médico para poder vacunar contra la COVID-19; porque allí se están legalizando las viviendas que los pobladores han ido mejorando con esfuerzo propio y con el paso de los años.

Otras buenas noticias seguirán dando de qué hablar sobre  la barriada: se hablará de bodega propia —que el barrio nunca tuvo—; nacerán recintos para la cultura; seguirán llegando creaciones para adornar los espacios —que se sumarán a las que Kcho (el artista de la plástica, Alexis Leiva Machado) ha ido donando—; los parques adoquinados tendrán alentadora presencia; pequeños vórtices desde los cuales se produzca —los que estarán no lejos de la carpintería enclavada en el barrio— darán empleo a quienes estén desvinculados de cualquier labor; y en fin, la vida irá fluyendo según las inquietudes y el sentir de los pobladores.

¿Lo que están haciendo se consulta primero con la gente y luego es visto en la Asamblea Municipal del Poder Popular? ¿A qué escuela van los niños? ¿Cómo marcha la vacunación? preguntaba el Presidente, durante su recorrido, al primer secretario del Comité Municipal del Partido en Playa, César Hernández González. En algún momento el dignatario compartió una idea que sirve para otros empeños similares: «las cosas las tenemos que hacer bien, con belleza, con calidad; porque, si no, en vez de crear satisfacciones nuevas, estaremos creando nuevos problemas».

Mientras avanzaba por un camino de asfalto que conducía a una obra de Kcho, mientras iba junto con autoridades del Partido y el Gobierno, y con representantes de varias instituciones —como el Ministerio del Turismo, que acompaña a La Corbata en sus cambios y cuyo titular, Juan Carlos García Granda, estaba presente—, Díaz-Canel Bermúdez iba saludando al pueblo: tocaba con sus puños los puños de los hombres y las mujeres alegres, saludaba a las niñas y niños risueños y curiosos —los mismos que improvisaron una danza para él, guiados por el coreógrafo Roclán González—. Y llegó hasta el final del camino, llevando de su mano a un niño pequeño, el cual avanzaba con naturalidad y tal vez algún día cuente de este viernes de renacimiento.

Palabras sobre la resistencia creativa

Desde el barrio en el municipio de Playa, el Presidente cubano se dirigió al municipio de La Habana Vieja, exactamente hacia la Oficina de Facilitación del Contribuyente, que ha venido trabajando en los últimos años para hacer más expedito el pago de la contribución al patrimonio, que la oficina cobra por mandato estatal.

En ese recinto que forma parte del Centro Histórico «Ciudad Inteligente», que constituye un proyecto de desarrollo local y que mediante un grupo de herramientas digitales hace posible que la población ejecute trámites o traslade inconformidades, de manera presencial o virtual, el Jefe de Estado expresó a los periodistas un conjunto de ideas a partir de una interrogante alusiva a lo que se viene haciendo en los barrios más necesitados.

Cada vez que se quiera comprender algo, dijo, sobre la estrategia de trabajo en los barrios, tenemos que buscar referentes, antecedentes, insatisfacciones, «tenemos que encontrar también las motivaciones, las aspiraciones por las que se están haciendo estas cosas».

Enfatizó entonces: «Creo que no es justo decir que nunca se ha hecho nada por los barrios. Yo creo que la Revolución constantemente ha estado haciendo cosas en los barrios». Y en ese punto expresó que desde sus inicios la Revolución estuvo transformando comunidades que vivían en total precariedad: «Después con la Revolución, y con su avance, (…) se crearon nuevas comunidades, nuevos barrios».

El mandatario recordó que luego llegaron tiempos «muy difíciles, de los cuales todavía no nos hemos recuperado»; trajo a colación el período especial. Fueron tiempos, razonó, que «provocaron limitaciones, provocaron rupturas de avance, ralentizaron procesos, y toda esa acumulación de problemas, y la no posibilidad de tener más rapidez en su solución, ha reflejado todas estas insatisfacciones que hay en una parte importante de la población, las que reflejó el documental de Silvio (titulado “Canción de barrio”), las que hemos estado apreciando en todos estos años».

El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista hizo referencia «a la necesidad de potenciar de una manera más creativa nuestro concepto de poder popular, que como ejercicio democrático y de participación nos da la fortaleza de hacer una gestión mucho más participativa. Pero tenemos que saberla hacer, tenemos que beber en la historia de cómo surgió el poder popular, y eso tenemos que tratar de universalizarlo en todo el contexto social».

No obvió en sus palabras que en los recientes intercambios que la dirección del país ha sostenido con diversos sectores de la sociedad, han aflorado no solo insatisfacciones relacionadas con lo que sucede en los barrios, sino también con los modos de hacer, esos que hacen faltan para cambiar, para potenciar lo mejor. «La sensibilidad —subrayó— nos fue moviendo a todos a que teníamos que ir a un momento diferente, a un momento en que (…) había que romper con una rutina (…)», y ese, aseveró, ha sido un catalizador que debe conducir a la sostenibilidad del trabajo en los barrios.

De organismos que por sus potencialidades ayuden en los barrios —lo cual no significa intervenir esos escenarios—; de «llegar al barrio, compartir con el barrio, de dejar que los vecinos de ese barrio nos digan cuáles son sus insatisfacciones, cuáles son sus aspiraciones, y además que ellos vayan proponiendo» habló el Jefe de Estado cuando compartió con los reporteros el enfoque que la dirección del país está dando al trabajo en las comunidades.

Es una historia, razonó, donde las propuestas de la gente son cardinales, porque así se trazan prioridades en un momento en que los recursos no alcanzan para resolverlo todo de golpe: Cada idea —explicó Díaz-Canel—se lleva con participación de los vecinos, a través del delegado, a la Asamblea Municipal del Poder Popula

r, espacio donde después se hace un balance de todas las comunidades de la demarcación. Así, dijo, se aprueban las acciones, y «a través del Consejo de la Administración Municipal, y de las instituciones, se va trabajando entre todos».

«¿Cuántas cosas, meditó el mandatario, hemos visto estas semanas en los barrios?: lugares con aceras, que nunca tuvieron aceras; calles asfaltadas; problemas con el abasto de agua, solucionados; y de zanjas y otros elementos que tenían que ver con residuales líquidos; (…) belleza;  aparecen nuevos servicios en barrios que nunca tuvieron servicios».

Eso significa, razonó, «una alegría tremenda en la gente, una confianza, y una esperanza». Y todo, en un contexto de haber vivido «dos años intensos», entre agresiones, bloqueo recrudecido, y pandemia. En su entender, vale mucho que «llegue esa luz», y que siga en pie «el compromiso de que no podemos parar porque hay que lograr que esto se convierta en una manera de trabajo sistemática, natural, genuina, donde todos participen, donde todos puedan aportar».

Sobre la fortaleza de participar, Díaz-Canel Bermúdez expresó: «Hay que ver cómo la gente entonces empieza a defender su barrio, empiezan a cambiar su vida. Yo creo que lo que hemos hecho es insuficiente y está muy lejos de todo lo que tenemos que resolver, pero ya empezó un camino, (…) y es un camino en el que nos están apoyando las personas».

Ahí hay un camino, reflexionó, para «consolidar nuestra democracia, consolidarla desde la participación; la participación en todo»: en el debate, apuntó, en la posibilidad de hacer propuestas, y en la implementación de esas propuestas; la participación que garantice el control popular. «Creo que trabajando así, en pocos años estaremos haciendo también cambios apreciables en la vida de nuestras comunidades que tanto lo necesitan, y con las que tenemos una deuda, no porque no se haya querido trabajar sino porque se han unido muchas situaciones adversas».

Ante la adversidad, el Presidente compartió su certeza de cómo «se ha levantado el pensamiento creativo —siempre digo que la resistencia no es resistir, resistir aguantando: es resistir creativamente, y hemos encontrado soluciones, hemos encontrado una manera de hacer (…) que nos va abriendo también una perspectiva».

El Jefe de Estado expresó su confianza a partir de «todo lo que podamos generar con ese movimiento en los barrios, y aspiro que sea algo que no caiga nunca en la rutina, que sea algo natural, que sea una necesidad de las comunidades nuestras trabajar de esa forma».

Sobre el camino iniciado, dijo: «Eso también va a exigir que entonces los que representan al pueblo en esas comunidades —que son sus delegados, son las instituciones públicas— también, en interrelación con todos los actores económicos y sociales que tenemos en los barrios, estén participando y estén dándole una perspectiva de desarrollo, de avance a sus comunidades; y así todos vamos a ser más felices, así estaremos trabajando por todos, con todos, y para el bien de todos. Así estaremos siendo muy consecuentes con lo que plantea nuestra Constitución, estaremos siendo muy coherentes también con lo que plantea nuestra estrategia económico-social, con lo que plantea nuestra Conceptualización. Creo que es una integración de ideas y de acción para bien de todos».

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