El malecón no siempre es el mismo, este domingo, por ejemplo, fue más que muro, abrazo, pueblo, gratitud y denuncia. Bullangueros, como siempre hemos sido a mucha honra, cientos de cubanos se sumaron junto al mar a la ola de solidaridad que recorre el mundo en contra del bloqueo.

Conversemos ahora que hay menos bulla, le dijo esta reportera a un par de griegos que, más que amigos, son ya casi cubanos, de tanto que nos acompañan en todas las peleas: “pero la bulla hace falta”. Me dice uno de ellos: “hay que gritar para que se escuche allá, en el norte” y mira a través del agua hacia las escasas 90 millas que nos separan cuando podrían unirnos en puentes de amor.

Pero la soberbia imperial tiene respuesta, alto y claro se ha dicho alrededor del mundo: No más bloqueo. También se escuchó en La Habana y CubaSí se sumó a la caravana de Cuba contra la política genocida del gobierno de los Estados Unidos.

Se sumó a los jóvenes y escuchó sus razones, supo por qué los padres y las madres de esta tierra pedalean con sus hijos y también por ellos. La solidaridad y la justicia volvieron a tener una plaza hoy en La Habana, Cuba, como desde Paris, Toronto, Bruselas o Tampa, con nasobuco y precaución, también se alzó nuestra voz contra el bloqueo.