En el camino de la alimentación en Cuba

En el camino de la alimentación en Cuba
Fecha de publicación: 
20 Julio 2020
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Si se incluye en la alimentación de la vaca hojas de yuca, aumenta la cantidad de caseína y demora más en cortarse la leche. Fotos: Arelys María Echevarría Rodríguez

Entre los papeles con que viaja Sergio Rodríguez Morales, director general del Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit) –único de su tipo en Cuba y enclavado en el municipio villaclareño de Santo Domingo- se encuentra una ley de 1931 cuyo contenido nos llega como reciclado por la rueda de la historia.

   El documento obligaba a los dueños de panaderías y galleterías a sustituir, entre un 10 y un 40 por ciento, de la harina de trigo, por harina de yuca para la fabricación del pan y la galleta. Hoy, cuando las circunstancias obligan a transitar un camino guiado por la sustitución de importaciones, el ahorro de materias primas, la potenciación de la producción nacional, se erige la yuca como un cultivo estratégico, todavía insuficiente para suplir las necesidades que de él se demandan.

   Rodríguez Morales tiene clara una cuestión: la independencia política transita por la independencia económica y hoy día la independencia económica transita por la independencia alimentaria.

   Cuba, asegura, importa unas 500 mil toneladas (t) de trigo anuales; un cálculo preliminar habla de que, si se sustituye un 10 o un 15 por ciento, significaría un ahorro de unas 50 mil t. Esto, y muy superficialmente en el tema de la alimentación humana. Empleada como sustento animal el panorama sería similar: unas 900 mil t de maíz son compradas anualmente para la elaboración de piensos, y la yuca, sostiene Sergio, puede sustituir muy eficientemente el maíz en el tema de la alimentación de cerdos, aves, ganado...Lo inminente sería desterrar la mentalidad importadora para comenzar a pensar como productores, un imperativo de estos tiempos.

UNA PLANTA BONDADOSA

   El Inivit, una de las instituciones de ciencia más importantes, adscritas al Ministerio de la Agricultura, posee un banco de germoplasma con más de 500 accesiones de yuca, según Yunier Rodríguez García, director del área de Fitomejoramiento.

   Destaca la oferta de semillas de aquellos clones más extendidos en el país como la Señorita, la INIVIT Y80+1; la CMC-40, y los nuevos cultivares INIVIT Y-2013 e INIVIT Y93/4,  que por sus altos contenidos de materia seca son ideales para la elaboración de harinas.

   Al decir de Nilo Masa Estrada, director de desarrollo, más de medio millón de puntos de yuca, por ejemplo, semillas básicas para su posterior expansión, fueron distribuidos entre los meses de noviembre de 2019 y febrero de 2020 (período en que usualmente se hace) a los sistemas agrícolas de la Mayor de las Antillas, desde Guantánamo hasta Pinar del Río.

   En esta línea, Rodríguez Morales adelanta sobre los trabajos conjuntos con algunas empresas para probar el uso de la yuca y sus bondades, díganse la agropecuaria El Tablón, de Cienfuegos; Ceballos, en Ciego de Ávila; o la proyección de una agroindustria villaclareña pensada en el municipio de Placetas.

   Con El Tablón, por ejemplo, tratamos de demostrar lo que se ha corroborado en la investigación: que una hectárea (ha) de yuca es capaz de producir 100 t de forraje con 21, 6 por ciento de proteína, si se le dan tres cortes cada cuatro meses, agrega.

   En este mismo experimento, apunta el también ingeniero agrónomo como dato curioso, hemos comprobado que si se incluyen en la alimentación de la vaca las hojas de yuca, aumenta la cantidad de caseína y por tanto demora más en cortarse la leche, además de incrementar los rendimientos.

   La empresa Horquita, de Cienfuegos, cuenta con una máquina para hacer harina de yuca, en fase de puesta en marcha, añade, y venimos trabajando también para incluirla en la sustitución de una parte de la harina de trigo que se emplea en la elaboración de panes y galletas.

   En Villa Clara, detalla, proyectamos la agroindustria con los porcinicultores de Placetas (territorio líder en este ámbito), así como también colaboraciones con el Centro Integral Porcino, Texico, de Caibarién, donde se experimenta con la harina de yuca en la fabricación de piensos.

PRIMERO AL CAMPO

   La máxima dirección del país ha instado al cumplimiento de un programa agrícola que, entre otras cuestiones, incluye la tenencia de una hectárea de yuca por cada 75 habitantes. Y eso, recalca Rodríguez Morales, hay que verlo como algo territorial. El reto de los esquemas de autoabastecimiento sería entonces llegar hasta cada Consejo Popular.

   Pongamos en la palestra al municipio villaclareño de Placetas, el mayor productor porcino en Cuba y en el que, en temas de yuca, compiten ambas alimentaciones. Este 2020, por ejemplo, se encuentran sembradas, de acuerdo con Eduardo Pérez Reyes, intendente de esa localidad, unas 500 ha del tubérculo pensadas, solamente, para la alimentación animal. Una cifra que deberá crecer paulatinamente en pos de los objetivos esperados.

   A inicios de año, las autoridades de la Delegación de la Agricultura villaclareña informaban durante su habitual balance, que hasta ese momento el programa de una ha de yuca por cada 75 habitantes se comportaba al 39 por ciento con unas cuatro mil 107 ha en existencia, de las 10 mil 605 necesarias, y pronosticaban cerrar el venidero diciembre con la totalidad del área planificada, empeño al que hoy se suman nuevos polos productivos como Paso Real en Encrucijada (con unas 40 ha plantadas y semillas para otras 25); o el impulso de sembrados en las montañas de Manicaragua, aunque sus principales actividades se concentren en la ganadería, el tabaco y el café.

    Los productores, en la experiencia de Rodríguez Morales, sí tienen interés en asumir este cultivo, por la nobleza de su cuidado, porque se adapta muy bien a los distintos tipos de suelo, porque es resistente a la sequía, la tierra es su almacén natural y en materia de plagas, las que lo atacan, pueden ser fácilmente controladas con medios biológicos y da rendimientos óptimos solo con biofertilizantes y materia orgánica, prácticas agroecológicas que son del dominio campesino.

DIVERSIDAD, OTRA PALABRA QUE CABE

  En los últimos 10 años, cuenta Rodríguez Morales, de los cinco cultivos que han aumentado exponencialmente su producción, en las regiones donde se explota –tropical y subtropical- la yuca se sitúa segundo, por detrás del maíz. No es que se haya incrementado el área de siembra sino el rendimiento por área que es lo que tenemos que trabajar también nosotros en Cuba.

   Unos 600 millones de africanos, ilustra, obtienen más del 60 por ciento de las calorías a partir de la yuca porque posee, además, condiciones para diversificar producciones a partir de ella.

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