EE.UU.: Una epidemia de armas se suma a la pandemia

Estados Unidos es el país en el mundo con más armas de fuego, con una tasa de homicidios, suicidios y tiroteos masivos que no tienen parangón con ninguna otra parte del mundo.
   
Una verdadera y propia epidemia, como la definió el presidente Joe Biden, agravada con la pandemia y cuya confirmación llega de un estudio de la cadena CNN.
   
El dosier se basa en datos de la administración federal y de diversas organizaciones, entre ellas, la suiza Small Arms Surveys o la Gun Violence Archive, y según el cual existen 120 armas de fuego por cada 100 estadounidenses: en total 393 millones entre pistolas y fusiles, cerca del 46% de las armas de fuego que poseen los civiles en el planeta entero.
   
En la práctica el 44% de las personas adultas en Estados Unidos vive en una familia con un arma de fuego en la casa. Y, según datos del FBI, si en 2018 los fabricantes de armas pusieron en el mercado 9 millones, más del doble que diez años atrás, a causa de la pandemia se está verificando un nuevo boom.
   
En 2021 se registra un aumento del 20% con respecto al año precedente de las solicitudes de los controles efectuados sobre quien adquiere armas para revisar si el adquiriente tiene antecedentes penales o sufre problemas mentales. Tales peticiones no eran tantas hace una década.
   
Más armas en circulación quiere decir más violencia. Así, siempre basándonos en el estudio de la CNN, en 2019 en Estados Unidos existieron 4 homicidios causados por armas de fuego por cada 100.000 personas, 18 veces más que el promedio de los países desarrollados. Las ciudades más violentas con Chicago, Nueva York, Atlanta, Louisville y Filadelfia.
   
Estados Unidos detenta otro triste primado: el 44% de los suicidios globales efectuados con un arma de fuego, otros 23.000 en 2019. Y luego los tiroteos masivos, que comprometen más de cuatro personas: en el país en el curso de 20 años causaron 2.000 entre muertos y heridos. En 2019 fueron 417, en 2021 se contaron 641.
   
En tanto, la presión ejercida por la Casa Blanca y gran parte de los demócratas se frena en el Senado, y parece destinada a fracasar como sustancialmente sucedió durante el gobierno de Barack Obama.