EDITORIAL: Más que una foto

La foto «de familia» es lo de menos. Y los discursos muchas veces son fórmulas diplomáticas o declaraciones de principios muy generales. Lo más importante de las cumbres internacionales son los resultados concretos para la ciudadanía, la puesta en funcionamiento de mecanismos que contribuyan a mejorar la vida de los pueblos. La recién finalizada Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos (CELAC), pese a la ausencia de grandes países de la región, consiguió articular estrategias efectivas para el enfrentamiento a la pandemia de COVID-19, que es ahora mismo uno de los más grandes desafíos de la región.

Vacunas para todos: esa es la pretensión. Cuba ofreció a la comunidad su experiencia y sus resultados concretos. No fueron meras palabras. En momentos particularmente demandantes para la nación, los científicos cubanos han desarrollado más de un inmunógeno contra la COVID-19, que han cumplido con las exigencias de las autoridades sanitarias internacionales. 

La vocación de integración latinoamericanista de Cuba no es pura fórmula de cortesía. Y varios países agradecieron su contribución a sus sistemas sanitarios. Mucho se ha hecho y se puede hacer más con el apoyo de una institucionalidad latinoamericana. La CELAC puede y debe ir más allá de las meras declaraciones. Acciones, más que palabras.

Unidad desde la diversidad: ese concepto es esencial. Algunos de los presidentes insistieron en remarcar las diferencias desde posiciones francamente injerencistas. Recibieron digna respuesta. Pero la CELAC no puede ser asumida como lidia de clubes ideológicos (la derecha latinoamericana se regodeó en sus habituales lugares comunes), sino como espacio de confluencia y de trabajo efectivo. Los procesos de integración latinoamericana tienen que partir, precisamente, de la concreción de acciones.