Ecuador: Semilla de maldad
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Justificaciones, hipocresía. actitud indolente ante la pandemia que sufre el pueblo, agravada por su falta de previsión y odio en las entrañas a lo que huela a verdaderamente revolucionario, conforman el modus operandi de Lenín Moreno, cuyo ascenso y permanencia en el poder estuvieron basados en la traición a sus compañeros de Partido, el compromiso con la Revolución Ciudadana y las promesas al pueblo, con el fin de poner en práctica una agenda neoliberal comprometida secretamente con la derecha y el imperialismo.
Tras coadyuvar a meter en prisión al ex vicepresidente Jorge Glas, encontró tiempo suficiente para preconizar y amparar al tribunal que acaba de condenar a ocho años de prisión al ex mandatario Rafael Correa para eliminarlo de la vida política, todo ello en medio de un panorama donde su feudo electoral de la provincia de Guayas es la más azotada por la epidemia de coronavirus que ya causó centenares de muertos y la imposibilidad de enterrarlos como como es debido.
Recordemos que Lenín, obedeciendo órdenes del Imperio, expulsó a la brigada médica cubana que tanto bienestar había dado al ecuatoriano de pocos recursos, y reaccionó tardíamente al grave problema epidemiológico a escala internacional.
Precisamente, el lugar más golpeado, subrayamos, es Guayas, donde no hace mucho había trasladado su gobierno, ante la imposibilidad de establecer por el momento su gestión en Quito, la capital, al ser ésta el centro del masivo movimiento popular de protesta contra su política neoliberal.
Lenín piensa que con el apoyo del ejército, la oligarquía local, el Fondo Monetario Internacional y el imperialismo en su conjunto podría doblegar a los millones de ecuatorianos afectados por la entrega del patrimonio nacional al extranjero.
Asimismo, traicionó las promesas hechas a miles de indígenas los que marcharon centenares de kilómetros desde otras partes del país para dar el espaldarazo indispensable a la huelga nacional que hiciera desistir a Moreno de sus pretensiones contra el pueblo, la privatización de todo lo que sea estatal y la eliminación de los subsidios a los combustibles, lo que afecta a muchos trabajadores de una nación donde todo es cada vez más caro y el salario real sigue disminuyendo.
EN EL CAMINO DE LA TRAICIÓN
Luego de traicionar la revolución ciudadana que durante diez años logró hacer importantes mejoras en Ecuador y lo respaldó y ayudó a convertirse en Presidente, Moreno emprendió una política de cierto matiz progresista, con impuestos a las grandes empresas y ayuda a las pequeñas, pero esto no duró mucho, ante las críticas de sus nuevos aliados: los representantes de los grandes grupos económicos, las cámaras de comercio, los más importantes medios de comunicación del país y hasta de sectores sindicales (por la flexibilización laboral).
En un segundo momento, el gobierno de Moreno empezó a borrar lo poco de progresista que le quedaba y tomar posición por un bando específico que le ayudaba a sostenerse en el poder: la derecha y los representantes de un neoliberalismo que le ayudó a obtener préstamos millonarios del Fondo Monetario Internacional, con lo que endeudo a la nación.
Así, en abril del 2018, Moreno hizo pública su segunda propuesta de plan económico. Esta vez se plantearon cuatro ejes, altamente concentrados en la estabilización fiscal y las inversiones: estabilidad y equilibrio fiscal, reestructuración y optimización del Estado, equilibrio externo y sostenibilidad de la dolarización, reactivación productiva. A la par con estos ejes, se presentaron varias políticas específicas.
Este plan fue recibido con mayor agrado por los grupos dominantes, ya que fue clara la intención de Moreno de conciliar con éstos. Ya no se habló de aumento de impuestos a las grandes empresas, ni del énfasis al apoyo a las pequeñas. Ahora la mayor concentración se dio en el ajuste fiscal, así como en las facilidades para la llegada de inversión privada, así sea con la entrega de recursos naturales y la exacerbación extractiva (neoliberalismo puro y duro). Este giro de Moreno se aderezó con la mención, casi simbólica, de la “economía popular y solidaria” sin ninguna política concreta.
Aunque esta versión del plan ya parecía definitiva, el abrupto cambio de dirección en el Ministerio de Economía y Finanzas -ubicándose como timonel a un ex presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano- hizo que las cosas cambiaran otra vez. Así, el manejo económico de Moreno llegó a un tercer momento, que se inició el 24 de mayo del 2018, cuando entregó el manejo de la economía y las finanzas a un ex representante del empresariado ecuatoriano.
Hoy Ecuador, como el resto del mundo, está en medio de una catástrofe epidémica, pero no le importa al mandatario que el pueblo sufra aún más, sino que se lleven a cabo sus deseos de radicalizar el enfoque neoliberal.
Y es que, en medio de la pandemia, Lenín Moreno trata de lograr la supervivencia política que lo ha hecho entregarse y pactar con los enemigos del pueblo.
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Carlos de New York City
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lily
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