DIARIO DEL FESTIVAL DE BALLET: Un lago para Julio Bocca en La Habana

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DIARIO DEL FESTIVAL DE BALLET: Un lago para Julio Bocca en La Habana
Fecha de publicación: 
4 Noviembre 2024
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Julio Bocca y Anette Delgado. Foto: EFE

La historia de Julio Bocca en El lago de los cisnes, comienza y termina en La Habana, al menos en lo que concierne a su itinerario interpretativo. Aquí lo bailó ese clásico por primera vez, en 1986, cuando era una brillante promesa de la danza. Y aquí se despidió del clásico, 20 años después, en una función memorable.

En el mismo escenario de ese adiós, la sala Avellaneda del Teatro Nacional, el Ballet Nacional de Cuba (BNC) le tributó un homenaje al gran bailarín argentino con la puesta en escena de la emblemática pieza, como inicio de una temporada que forma parte del programa de la edición 28 del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso.

Y fue un tributo que resonó, hasta cierto punto, con la elegancia y la intensidad que ha caracterizado a la escuela cubana de ballet. Varios medios de prensa lo reseñan. En cada movimiento, en cada gesto de los bailarines, se sentía el peso de la historia y la dedicación. No era simplemente la interpretación de una obra; era un reencuentro con una leyenda que, desde muy joven, deslumbró en estos mismos escenarios.

La puesta que ofreció el BNC fue la reconocida versión coreográfica de Alicia Alonso, quien junto a otros grandes de la danza fundó y forjó el prestigio de la escuela cubana de ballet. Esta es una obra pletórica de simbolismo y marcada por la lucha de opuestos. Y esa fue justamente la coreografía que Bocca interpretó cuando visitó Cuba por primera vez en 1986, en pleno auge de su carrera.

En aquel momento, Bocca subió al escenario del Festival Internacional de Ballet de La Habana acompañado por la primera bailarina cubana Ofelia González. Y ahora, para sorpresa del bailarín, la propia Ofelia fue a su encuentro en escena. Fue un momento de grandes emociones. De evocaciones.

Aquella mítica presentación de hace casi 40 años se convirtió en un referente para generaciones de bailarines cubanos y latinoamericanos que soñaban emular la carrera de Bocca.

El bailarín llegó a La Habana en aquella oportunidad con apenas 19 años y con la medalla de oro del Concurso Internacional de Ballet de Moscú, un logro que, además de encumbrarlo, le permitió capturar la atención de una leyenda viva: Mijaíl Baryshnikov. Fue él quien, maravillado por el talento del joven argentino, lo invitó a formar parte del American Ballet Theatre (ABT), una de las compañías más prestigiosas del mundo.

Desde entonces, Bocca brilló en varias temporadas en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Pero su vínculo con Cuba se mantuvo firme.

La elección de El lago de los Cisnes como pieza central del homenaje no fue casual. Bocca había decidido que su última presentación de esta obra sería en el mismo festival en La Habana, en 2006, junto a la cubana Anette Delgado. Y fue ella justamente quien le entregó las flores este viernes.

Aquella despedida del clásico selló un ciclo de tres décadas y que consolidó su relación con la cultura cubana.

En la primera función de la actual temporada de El lago, los protagonistas fueron Sadaise Arencibia y Ányelo Montero en los actos segundo y epílogo, y Grettel Morejón junto a Yankiel Vázquez en los actos primero y tercero. Arencibia y Morejón asumieron el reto de representar al Cisne Blanco, Odette, y al Cisne Negro, Odile, personajes que, con sus exigencias técnicas y emotivas, simbolizan el bien y el mal en una pieza particularmente desafiante.

Nikolai Shugaev, director de orquesta invitado de Rusia, dirigió a la Orquesta del Gran Teatro de La Habana con una precisión y un sentido dramático que consiguió que la música se fundiera con la interpretación de los bailarines.

El público apenas pudo contener su entusiasmo. Para muchos, la gala fue uno de los granded momentos de esta edición del Festival, que se extiende hasta el 10 de noviembre y reúne a artistas de más de quince países.

La cita, que se realiza en La Habana con frecuencia bienal, ha sido un espacio de encuentro y de homenaje a las más diversas tradiciones y estilos de la danza. No tiene carácter competitivo. Se enfoca en la celebración del ballet como un arte que trasciende fronteras, y cada edición reafirma su importancia en el panorama de la danza internacional.

Julio Bocca, ahora director del Ballet del Teatro Colón en Buenos Aires, después de todo, no ha cerrado su historia con El lago. El homenaje fue una muestra de respeto hacia un bailarín que ha inspirado a generaciones y que encontró en La Habana un hogar. Bocca ha pisado los escenarios más importantes del mundo, pero siempre ha mantenido una relación especial con Cuba, un país que celebra su arte con la misma pasión con la que él ha dedicado su vida al ballet.

Al finalizar la función, el público ovacionó a los artistas. En esos minutos, el espíritu de Bocca, su legado y la pasión que siempre puso en su arte eran presencia palpable. Las carreras puedan terminar, pero el impacto de un gran artista perdura, se multiplica y sigue inspirando a sucesivas generaciones.

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