Cuba: situación demográfica y empleo

Entre los muchos desafíos que hoy impone el panorama demográfico de Cuba, el del empleo se ubica en círculo rojo.

En la reciente Segunda Conferencia Regional de la Unión Internacional de Sindicatos de Jubilados y Pensionados de la Región América, el jefe del departamento de Atención al Adulto Mayor, del Ministerio de Salud Pública, Alberto Hernández, informaba que el cubano, cuando llega a 60 años de edad, tiene una esperanza de vida de 22 años más, y al cumplir los 88, puede vivir otros nueve.

Sin dudas, es una perspectiva halagüeña, pero entraña importantes estrategias, sobre todo considerando que desde 1978 no se alcanza el nivel de reemplazo generacional, y también que en las Américas y el Caribe somos el país con la proporción más alta de personas de sesenta años y más (20,8% en 2019).

Foto: tomada de micubitas.wordpress.com

El rápido proceso de envejecimiento en esta geografía se acompaña de un crecimiento natural muy bajo, tanto, que podría ser de signo negativo en los años venideros.

Aunque no existen datos muy actuales sobre el empleo —por eso desde el 4 de mayo último hasta el 30 de junio se aplica la Encuesta Nacional de Ocupación—, un informe de la ONEI y el MTSS, del año 2020, indicaba un bajo desempleo, el envejecimiento de la fuerza de trabajo, la disminución de la población económicamente activa, incremento de jubilados y pensionados, y una numerosa presencia de personas que no desean trabajar.

Si se consideran esas circunstancias, también los niveles educacionales junto a la experticia acumulada en tantos años de trabajo, y si a ello añadimos que, según la Encuesta Nacional de Envejecimiento Poblacional —algo envejecida ya por basarse en datos de 2010-2011—, cerca del 70% de los adultos mayores declaran no tener limitaciones en cuanto a las llamadas actividades instrumentadas de la vida diaria, entonces se habla aquí de un valioso potencial de fuerza de trabajo que podría tener mejor destino que el sillón del portal o el banco del parquecito.

Foto: Ariel Cecilio Lemus / Granma

Claro, no se conocen datos actuales sobre el validismo y estado de salud de ese gran grupo de cubanos, que fue precisamente el más afectado en los dos últimos años de pandemia, según el Minsap. Pero, aun así, mucho pueden ellos dar y recibir en función de ese envejecimiento activo que implica seguir aportando al bienestar personal, al de su grupo familiar, de su comunidad y de la sociedad toda.

Más empleos, más felicidad

Por considerar ese panorama y el más amplio que abarca a toda la población en condiciones de trabajar, es alentador conocer que «Cuba tiene el objetivo de avanzar en la promoción del acceso a empleos de calidad, que permita incrementar en un 1,8% los ocupados en la economía en relación con 2021».

Así informó al periódico Granma, este mayo, el director general de Empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Ariel Fonseca Quesada, quien hizo mención específica a los cubanos de la tercera edad al referirse al teletrabajo y el trabajo a distancia como alternativas que, abonadas con la pandemia, posibilitan la actividad laboral que no requiere de presencialidad.

Foto: Internet

«Aun cuando esas modalidades de trabajo tienen detractores, con el acelerado envejecimiento poblacional que se vaticina para los próximos años, pueden favorecer que quienes ya llegaron a su edad de jubilación, pero tengan las condiciones y estén bien de salud, en dependencia de la labor que desempeñan, puedan mantenerse como trabajadores activos», subrayó.

El tema de la abuelidad tiene mucha tela por donde cortar porque ya se están jubilando más cubanos que quienes se inician en el mundo del trabajo y habrá que continuar, creativamente, abriendo puertas también en el mundo del trabajo a los abuelos que quieran y puedan.

Foto: tomada de ciegodeavila.gob.cu

Pero, obviamente, el panorama laboral en la Isla no gira solo en torno a ese sector poblacional. Hay que considerar también que aquí la tasa de actividad laboral es de 65%: por cada cien cubanos en edad laboral, hay 65 trabajando y 35 inactivos o en quehaceres del hogar.

Sería interesante conocer cómo es el desglose de ese poco más de la tercera parte, porque no es lo mismo permanecer inactivos que dedicarse a los quehaceres del hogar, o al cuidado de alguien, ocupaciones estas últimas que no han sido todavía justipreciadas, aunque resultan imprescindibles para la dinámica de muchos hogares y pudieran también interpretarse de acuerdo al aporte económico que representan, y tener también muy en cuenta que recaen fundamentalmente sobre las mujeres.

Foto: Internet

Ante el panorama demográfico cubano y dentro de los empeños por propiciar empleos de calidad que posibiliten un aumento de los ocupados, se trata de facilitar empleos con énfasis especial a las mujeres, los jóvenes y personas en condiciones de vulnerabilidad.

Constituyen una fuente novedosa para ello los nuevos actores que se posicionan en la economía nacional: las mipymes, en correspondencia, a la vez, con los programas de desarrollo local y sus ventajas para los barrios.

Foto: Aitana Cabrera / Tribuna de La Habana

A mediados de este mayo, habían sido aprobadas 83 solicitudes para nuevas mipymes, con las que ya suman 3 mil 375, desde que fuera aprobada su creación en septiembre último.

De ellas, 3 mil 274 son privadas, 51 estatales, y 50 son cooperativas. Atendiendo a su origen, el 55% son reconversiones de negocios preexistentes, y el resto corresponde a nuevos emprendimientos. De todas las aprobadas, 117 se integran a proyectos de desarrollo local.

Foto: ACN

En total, se prevé que esos actores económicos promuevan 55 mil 205 nuevos empleos. Sí, en Cuba nos vamos poniendo viejos, pero aparecen soluciones nuevas.