CRÓNICAS BIEN CORTAS: Lo útil y «lo elegante»

Soñé que había salido a la calle sin nasobuco. La gente no parecía darse cuenta, pero yo estaba angustiado. Estaba en medio de una avenida larga, sin árboles, sin columnas, sin portales, sin puertas. No había dónde ocultarse. Mi casa estaba lejos. No tenía un pañuelo en el bolsillo. Me sentía como si estuviera desnudo. Pesadilla.

Lo bueno de los malos sueños es que uno suele despertar en la seguridad de su habitación, de su cama. Es como escapar del peligro. Lo peor de los malos sueños es que suelen ser recurrentes. Volví a soñar que estaba en la calle sin nasobuco. Pero ahora todo el mundo me señalaba. La vergüenza. El pudor. Desperté sobresaltado.

Esta pandemia ha cambiado en poco tiempo hasta la narrativa de los sueños. No lo digo yo, lo escuché en la radio. Una psicóloga lo explicaba doctamente. Y una especialista en moda decía en otro programa que se vislumbraban interesantes tendencias en el diseño de mascarillas. "El nasobuco llegó para quedarse", decía. "En el futuro habrá que asociar ciertas nociones de la elegancia a saber llevar bien un nasobuco".

Está visto: la cosa está en unir lo útil con lo agradable.