Covid-19: Para que no haya «daños colaterales» por la convivencia

Covid-19: Para que no haya «daños colaterales» por la convivencia
Fecha de publicación: 
3 Abril 2020
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Estos días de necesario aislamiento social obligan a las familias a compartir juntos las 24 horas. Y para algunos no será fácil.

La cantidad de integrantes del núcleo familiar, las diferencias generacionales y el tamaño del hogar pueden ser puntos a favor o en contra de esa convivencia.

Sin duda, lo aseguran los expertos en las más diversas disciplinas, esta pandemia marcará un antes y un después en la historia de la humanidad. Por tanto, también en la existencia de las relaciones de pareja y en las familias.

Nunca como ahora ese importantísimo grupo humano que es la familia había jugado un papel tan importante, desde el tema de la satisfacción de las necesidades vitales hasta ese otro ámbito de los afectos, que en este momento cobra una relevancia sin par.

Muchos, muchos pensamientos también inéditos empiezan a crecer, como planticas que retoñan, puertas adentro: aquel o aquella que decidió no formalizar nunca una relación quizás en este momento, en medio de la soledad, anda cuestionándose tal decisión; aquellos otros que nunca se detuvieron a meditar reposadamente en lo valioso de poder contar con sus padres, a lo mejor ahora lo están haciendo, cuidándolos como nunca antes; el de más allá está replanteándose su decisión de divorciarse…

Pero junto a esos y otros muchos replanteos también pueden surgir roces, esos choques inevitables que comporta la vida doméstica, y, más aún, en medio de carencias e incertidumbres.

Expertos en el tema familia, especialmente psicólogos, recomiendan como palabra mágica la tolerancia. Aceptar algún que otro pequeño desastre doméstico, alguna frase impropia, cierta conducta egoísta o poco amorosa, sin echar más leña al fuego, sin exigir o criticar en demasía.

En vez del “no puedes” o del imperativo “tienes que hacer”, mejor emplear los “me gustaría”, “sería bueno que…”

Mientras exista amor, consideración y respeto, todo lo demás podrá solucionarse. Pero ante esos riesgos de la convivencia, debemos prevenirnos con la misma responsabilidad y empeño con que nos protegemos del nuevo coronavirus. Para cuando llegue el final de esta pesadilla, y podamos de nuevo volver a abrazarnos todos, que nadie se vea entonces huérfano de abrazos.

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