China-EE.UU.: Se intensifica la agresividad norteamericana

China-EE.UU.: Se intensifica la agresividad norteamericana
Fecha de publicación: 
16 Mayo 2020
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Cuando todo parecía que Donald Trump aceptaría la propuesta de Xi Jinping para normalizar las relaciones entre sus países, arremetió contra Beijing, al acusarlo de espionaje acerca de las investigaciones estadounidenses sobre una vacuna para protegerse del nuevo coronavirus COVD-19, volvió a repetir que el gigante asiático introdujo la enfermedad en EE.UU., amenazó con nuevas sanciones  a los productos de la nación asiática y defendió la presencia de barcos de guerra norteamericanos en las proximidades de la República Popular.

Para explicar una actitud que raya aparentemente en el histerismo, pero no lo es, hay que recordar que este año pretende reelegirse presidente en las elecciones de noviembre venidero, y gran parte de su campaña está basada en la política antichina, con la acusación de que un “virus chino” es el causante de que Estados Unidos sea la nación que ocupe el primer lugar en el mundo en casos de infección y muertes. Así, trata de ocultar negligencias como la tardía acción al respecto, apertura de lugares aún con numerosos brotes y despidos a científicos que le habían alertado sobre la peligrosa enfermedad.

No olvidar que Trump no desestimó declaraciones “patrióticas” como las del gobernador de Texas, quien se atrevió a decir que “nuestros viejos” darían la vida (víctimas de la COVID-19) para evitar que la economía se derrumbase.

El mandatario estadounidense no sólo se negó a reanudar conversaciones con Beijing para solucionar el diferendo, sino que amenazó con aranceles adicionales sobre los productos chinos.

La respuesta de China no se hizo esperar, al considerar “equivocados los intentos de la Casa Blanca para culpar a China por sus problemas, y matizó que ninguna superpotencia ha sido sustituida totalmente por otra superpotencia. La decadencia, afirmó, se inicia con el declive de la propia superpotencia, y la otra se acerca para sustituirla”.

Recordemos que EE.UU., por ejemplo, arrebató al Reino Unido la posición de ser la mayor economía del mundo en el siglo XIX, y Rusia aún está ahí en el periodo después del colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Las tensiones entre China y EE.UU., derivadas de discordias política, militar y económica entre ellos, han ido intensificándose desde la llegada al poder de Trump, quien empezó culpando a Beijing de pérdidas económicas, una de ellas los altos niveles de desempleo.

Ahora Trump amenaza con cortar los vínculos con China, alegando que ello ahorraría cientos de millones de dólares a su país, exhibiendo un comportamiento inestable y no confiable, que en tiempos normales mostraría a todos sus países a darse cuenta que no tiene palabra; cuando decide una cosa a los minutos cambia de parecer, amenaza a todo el que no se rinde a sus pies y no busca nada más que sus intereses en detrimento de los intereses de los demás.

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