Al Oerter va a lanzar: no hit, no run

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Al Oerter va a lanzar: no hit, no run
Fecha de publicación: 
1 Octubre 2023
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Para dicha de los bateadores, este hombre, nacido en Nueva York en 1936, no se hizo lanzador y prefirió otra lomita para, desde allí, poner a volar el disco muy lejos ¡Qué fuerza en el brazo tiene Al Oerter, Dios mío! Si le da por el béisbol sería el propio Diablo sobre el box y los bates suspirarían tristes como alfileres sin punta.

No me califiquen de exagerado: lo es este estadounidense que acompaña la potencia de sus extremidades superiores e inferiores con un físico tremendo en toda su anatomía, una técnica a la misma altura y la voluntad de acero que despliega en los entrenamientos y las competencias.         
 
Por eso las piernas de cualquiera de sus contrarios tiemblan cuando saben que va a lanzar. Los Panamericanos de Chicago 1959 no serán excepción. Ya es titular olímpico porque desde novato sentó cátedra, y en Melbourne 1956 no creyó en el recordista mundial, su coterráneo Fortune Gordien, ni en la mayor experiencia de éste: giró, envió y venció con 56.36 metros, para dejar al favorito de muchos entendidos y de la prensa en segundo lugar porque no pasó de 54.81. De contra, al vencer le dijo adiós a la mejor marca del clásico, conseguida por otro paisano, Sam Iness, cuatro años atrás en Helsinki: 55.03.

En la tercera edición de los Panamericanos dispara 58.13, burla el óptimo resultado anterior en poder de Fortune (53.10 en Ciudad de México 1955), y la advertencia de los radiólogos de la época: quieto, no se mueva ni respire, les cae encima a sus rivales. Deben conformarse cuando más con la plata y el bronce. Los más cercanos, ambos de su delegación, quedan lejanos: Richard Cochnan y Parry O`Brien: 54.44 y 51.84. No se asombran: han sido derrotados por el plusmarquista del orbe.
    
Contiende en la magna cita de Roma 1960. ¿Quién le frena la calidad? Lo intentan con más pujanza dos de su propia representación: Rini Babka y Cochnan. Se quedan cortos: 58.02 y 57.16. Al vuelve a aumentar el registro superior del certamen: 59.18.

En Tokio 1964 vuelve a la carga: 61 metros, su tercera dorada olímpica y el checoslovaco Ludvik Danek (60.52) y el norteamericano David Well (59.49) lo ven ascender, desde peldaños más bajos, a lo más alto del podio.
 
En la altura de la Ciudad de México danzó otra vez sabroso. XIX Juegos 1968. Cuarta corona, 64.78. Por debajo el alemán democrático Lothar Milde (63.08) y Danek (62.92). Danek sería el as de Múnich 1972 con 64.40. Oerter se había retirado de las lides internacionales después de la cita azteca.  
   
Es tanto su amor al deporte que continúa compitiendo al nivel de su país, luego de descansar varios años y llega a obtener seis cetros nacionales. Por fin llegó su despedida plena a este ámbito en 1985. Alfred Oerter, el más brillante discóbolo de todos los tiempos y una de las más grandes estrellas del firmamento deportivo.

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