2020: Más hambre en el mundo signada por la Covid-19

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2020: Más hambre en el mundo signada por la Covid-19
Fecha de publicación: 
12 Diciembre 2020
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En 2020 el coronavirus SARS-CoV-2 encendió las alarmas sobre su posible impacto de manera inmediata y futura en los sistemas alimentarios y los pronósticos indican que inevitablemente elevará la tendencia de más hambre en el mundo.

El nefasto incremento de hambrientos en un mundo donde 'abundan los alimentos' desde mucho antes de la aparición del virus, muestra la necesidad, ahora más con la epidemia, de una concertación más fuerte y universal para lograr hambre cero, meta trazada por la ONU en su Agenda 2030.

Propósito incluido en el segundo de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados en 2015 por los Estados miembros de la ONU, comprometidos con un mundo sin pobreza, desigualdad; con derechos humanos y sociales y crecimiento económico sostenible, entre otros.

Además de erradicar el hambre y lograr una agricultura sostenible, el ODS 2 pretende lograr una adecuada gestión de la agricultura, la silvicultura y la acuicultura, capaz de suministrar comida nutritiva, generar ingresos decentes y favorecer el desarrollo desde y para las personas del medio rural, sin daños al medioambiente.

Términos como reconstruir, transformar, reformar y hacer más resilentes los sistemas alimentarios están contenidos en las principales evaluaciones de tales propósitos.

La Covid-19 como nuevo fenómeno devastador

La culpa del alza del hambre desde 2014 recaía hasta ahora en el cambio climático y sus expresiones extremas de sequías e inundaciones, asociadas en buena medida al irrespeto a la naturaleza por inadecuados métodos de labranza de la tierra y uso de sustancias dañinas al medioambiente.

También son responsable de ellos conflictos, dígase guerras y choques tribales; la inmigración forzosa y el abandono del terruño como único medio de vida, así como las medidas coercitivas unilaterales, ilegítimas e ilegales de un Estado para castigar o aislar a otro Estado.

'Perturbaciones económicas más prolongadas' 'desaceleraciones y debilitamientos de la economía', junto a 'desigualdades en la distribución de los ingresos' son parte también, entre otros, de los porqué de mayor hambruna.

Una especie de danza de causas y efectos en la que están más presentes en escena los elevados precios, inestabilidad del mercado, mayor desempleo, trabajo informal y precariedad laboral, unido a estallidos sociales.

En 2020 con la aparición der la Covid-19, además de su secuelas de muerte y dolor, se suman -atribuidas a las medidas de aislamiento y protección social generadas por la pandemia- mayores perturbaciones en las cadenas mundiales de suministro alimentario motivado incluso por contracciones en el transporte, el comercio, escasez de mano de obra y pérdidas de cosechas.

Como en informes sucesivos desde 2017, en El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) 2020, expertos de cinco agencias de ONU ratificaron dudas sobre la posibilidad de erradicar el hambre para 2030, por la creciente crisis económica y social por causa de la enfermedad.

El documento comparó que en 2019 casi 690 millones de personas pasaban hambre, (el 8,9 por ciento de la población mundial), cifra que representa, respecto al año precedente, 10 millones más, casi 60 millones en cinco año, la cual situaban la hambruna en los niveles de 2010-2011.

El análisis previó que la pandemia hasta finales de 2020 podría arrastrar al hambre a tras 130 millones de personas; incluso, adelantó la posibilidad que su recrudecimiento en el contexto de la Covid-19 esa cifra aumente aún más en ocasiones.

Adelantó en su análisis que en 2030, por el rumbo marcado por la pandemia, 840 millones de personas en este planeta tendrán serias limitaciones para alimentarse.

Reformar los sistemas alimentarios

Desde el inicio de la pandemia la FAO utilizó su experiencia técnica y prestigio internacional para 'sensibilizar, difundir conocimientos y movilizar acciones concretas'.

Tan pronto irrumpió la enfermedad QU Dongyu, TedrosAdhanom y Roberto Azevedo, directores generales de la FAO, y de las organizaciones mundiales de la Salud (OMS) y del Comercio (OMC), respectivamente, firmaron una declaración conjunta para frenar sus impactos en los sistemas alimentarios.

El acuerdo recordó que millones de personas en el mundo dependen del comercio internacional para su seguridad alimentaria y medios de vida y solicitó que ninguna medida relacionada con el comercio cortara la cadena de suministros de alimentos.

También en abril, a propósito de la reunión extraordinaria de Ministros de Agricultura del G20 (países industrializados y emergentes) la FAO, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, el Banco Mundial y el Programa Mundial de Alimentos, emitieron una declaración conjunta sobre las consecuencias de la Covid-19 en la seguridad alimentaria y la nutrición.

Coincidieron en que la pandemia 'supone un desafío sin precedentes con profundas consecuencias sociales y económicas', y era urgente una respuestas bien coordinadas en todo el mundo, incluyendo al G20.

Desde entonces advirtieron que las restricciones a los desplazamientos -dentro y entre países- podían obstaculizar los servicios de logística relacionados con los alimentos, perturbar la cadena de suministro de alimentos y afectar su disponibilidad.

Durante el 2020 la FAO realizó diversos encuentros con ministros del sector para asegurar que la alimentación y la agricultura prevalecieran como servicios esenciales durante el aislamiento.

Además, junto a la Unión Africana propició reuniones de alto nivel que derivaron en declaraciones conjuntas y compromisos de trabajo a favor de la seguridad alimentaria.

De igual modo contribuyó a que ministros de Agricultura de 25 países de América Latina y el Caribe firmaran un acuerdo para unir fuerzas y proteger el suministro de alimentos a más de 620 millones de personas en la región.

En julio, tal como recordó su director general ante el 165 Consejo de la FAO realizado entre noviembre y diciembre, ese organismo presentó el Programa integral de respuesta y recuperación de Covid-19, con acciones inmediatas, a corto y a largo plazo, 'para evitar que la crisis sanitaria derivara en una crisis alimentaria'.

Asimismo, también en julio, expuso una Plataforma técnica sobre medición y reducción de la pérdida de alimentos y residuos, la cual reúnen información sobre medición, reducción, políticas, alianzas, acciones y ejemplos de modelos exitosos para lograr ese propósito.

La iniciativa Mano de la mano, creada a finales de 2019 por la FAO, adquirió este año mayor connotación en su objetivo de 'emparejar' a países con diferentes niveles de riqueza, donantes y receptores, y el despliegue de sofisticados instrumentos y análisis para acelerar la transformación agrícola y el desarrollo rural sostenible.

Pasado cuatro meses desde la publicación del SOFI 2020, a inicios de noviembre, el director general de la FAO mostró nuevos datos y destacó que la crisis por la Covid-19, puede arrastras a 132 millones de personas más a las filas de malnutridos en 2020.

QuDongyu intervino en el anuncio virtual de una 'Coalición Alimentaria, propuesta por Italia, liderada por FAO y apoyada por más de 40 naciones.

Esa alianza persigue ayudar a los países mediante la movilización de asistencia política, financiera y técnica, así como ofrecer una plataforma de diálogo entre las partes interesadas, como sector privado, círculos académicos, organizaciones de agricultores, sociedad civil, gobiernos, entre otros.

Pobreza extrema desde la perspectiva del Banco Mundial

El informe Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial de octubre de este año,consideró que el impacto generalizado del nuevo coronavirus y las medidas de suspensión de actividades adoptadas para contenerla provocaron una drástica contracción de la economía.

En ese documento el ente previó una reducción del 4,4 por ciento del Producto Interno Bruto mundial en 2020, menos agudo que el 5,2 anunciado en junio, cuando definió ese descenso como la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.

Sería igual la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían una disminución del producto per cápita, sostuvo.

El propio texto señaló que la misión de poner fin a la pobreza extrema, el primero de los ODS mundiales, con una disminución gradual en los últimos 25 años, sufre en 2020 su peor revés, por culpa de la Covid-19, sumados los conflictos y el cambio climático.

A juzgar por ese volumen la pandemia empujará a entre 88 millones y 115 millones de personas a la pobreza extrema este año, mientras la cifra total llegará a los 150 millones para 2021, según la gravedad de la contracción económica.

También vaticinó que muchos de los nuevos pobres habitaran en países con tasas de pobreza elevadas y destacó que en algunas naciones de ingreso medio un importante número de personas caerá por debajo del umbral de la pobreza extrema.

Por ese camino, auguró, en 2030 la tasa de pobreza mundial podría ser del siete por ciento.

Por añadidura, a inicio de diciembre, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU alertó que para el año próximo crecerá en un 40 por ciento el número de personas que necesitaran ayuda humanitaria.

En su estudio Panorama Global Humanitario 2021 resaltó que al inicio de 2020 necesitaban ayuda de emergencia en el mundo 170 millones de personas y la previsión indica que para el venidero año la cifra crecerá hasta 235 millones, la mayoría por la pandemia.

Cifras, hechos y realidades que vislumbran un 2021 también complicado.

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