Cáncer de mama: la esperanza como el mejor amuleto

Cáncer de mama: la esperanza como el mejor amuleto
Fecha de publicación: 
25 Octubre 2019
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«Sé que algunos familiares y amigos no están de acuerdo con la publicación de esta foto, porque lo consideran una invasión a mi privacidad. Pero estas imágenes no hablan de derrota, sino de victoria. Entonces, habrá valido la pena este “atentado” a mi intimidad, si ahora mismo, miles de mujeres y sus familias, sus padres, sus hijos, sus esposos, sus amigos, se llenan de esperanza y optimismo.

«Si yo pude hace casi siete años, ustedes podrán. Claro que no lo hice sola. Médicos extraordinarios como #ErasmoGómez, #LuisMartín, #LeniaSánchez, entre muchos otros, son los protagonistas de esta historia. Ellos son símbolos de la Medicina Cubana, y sus conquistas, del incuestionable talento que enfrenta cada día carencias materiales».

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«Entonces, estas imágenes son símbolo de amor, esperanza y lucha por la vida. Estoy aquí para contarlo y para seguir abrazando a mi mayor inspiración, a quien hizo que librara y ganara la más dura de mis batallas, a quien, en medio del dolor, me arrancaba sonrisas: mi hijo #ErnestoAlejandro. Anímense, es apenas un obstáculo en el camino, una adversidad que nos hace más fuertes; porque cuando pasa la tormenta, somos mejores personas, amamos más la vida y a nuestra gente».

El 19 de octubre* estas palabras publicadas en Facebook estremecieron a miles de internautas, sobre todo por la valentía con que la periodista Angélica Paredes, desde la sencillez y nobleza de su alma, narró la historia con un optimismo revelador.

El tiempo le había jugado una mala pasada y ahora, al cabo de los años —quizás desprendida un poco de las vivencias más tristes—, no tuvo a menos expresar abiertamente los sentimientos más íntimos para así ayudar a la comprensión de una enfermedad mortal. Desde entonces, forma parte de ese enorme «batallón» de mujeres que han ganado esta batalla por la vida.  

Ser mujer es el principal factor de riesgo

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Para la doctora María Caridad Rubio Hernández —oncóloga que le ha devuelto la vida a miles de pacientes— resulta esencial mantener el optimismo, pues, según las estadísticas, el 75% de las pacientes se diagnostican tempranamente y, por lo tanto, no corren riesgos mayores.

No obstante, le preocupa enormemente ese 25% que no acude a tiempo. «Tenemos mujeres universitarias, preparadas, trabajadoras, casadas, con hijos, que aparecen en las consultas con tumores extremadamente avanzados, ya sangrando, mojando su bata de casa de sangre. ¡Eso es un fenómeno que No podemos permitir!».

En tal sentido, insistió en la responsabilidad de la atención primaria de salud, del médico del área, de la familia y de la propia paciente. «¡No tiene por qué fallecer una mujer con posibilidades de curación, si esto depende de su acceso temprano a las consultas!».

La jefa del Programa Nacional para el Control de Cáncer, del Ministerio de Salud Pública (Minsap), prefiere siempre brindar un mensaje de aliento y confianza, lo cual contribuye a la estabilidad psíquica y emocional.

En el caso del cáncer de mama, el principal riesgo lo constituye, precisamente, el hecho de ser mujer, aunque el 1% de los hombres también lo padecen.
 

Aunque se deben tener presentes otros factores, como la genética familiar, la nuliparidad (el no haber tenido hijos), el uso y abuso de los anticonceptivos, la obesidad, el tabaquismo y el alcoholismo, la menarquía temprana (primera menstruación) y la menopausia tardía. De igual manera, el envejecimiento poblacional, un fenómeno presente en Cuba, con un 20,4% de la población con más de 60 años. De ahí su llamado para que las mujeres consideren que esta constituye una posibilidad real.  

Explicó la importancia del autoexamen de mama y aseguró que el país cuenta con los recursos necesarios para tratar los casos, basado en el diagnóstico temprano y la terapéutica oportuna.

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El autoexamen de mama resulta determinante para evitar consecuencias mayores.

«El cáncer de mama es una de las localizaciones donde más se invierten recursos, utilizando monoclonales, medicamentos y terapias cada vez más personalizados, lo cual ha impactado en que hoy haya un aumento de sobrevida con calidad».

Otras dos vencedoras

Lázara Milién Sorio y Ana Margarita González Martínez mucho agradecen a la Salud Pública Cubana y, de manera particular, a la doctora Rubio, pues fue ella quien les practicó la cirugía a ambas.

Prefieren no abordar el tema, y solo lo hacen pensando en otros seres humanos que quizás pudieran estar atravesando situaciones similares.

«La noticia de que tenía cáncer de mama provocó un cambio total en mi vida, en mis proyectos —aseveró Lázara—. A partir de ese entonces, comencé a preocuparme más por mi persona y dejar atrás la limpieza, la casa; a fijarme más en la gente, en las cosas que me rodeaban.

«Pensé que era muy corto lo que me quedaba de vida, miré hacia atrás y comprendí el tiempo que había perdido. En ese período, también una conoce a mucha gente que te ofrece vivencias, y a medida que te van contando, una va recapacitando en cómo mejorar la calidad de vida».

«La lucha contra el cáncer de mama es vieja por mi familia materna —contó aún conmovida Ana Margarita—. Aún sin conocer los detalles de la enfermedad, sufrí sus embates, pues mató a mi abuela Margot, y luego viví los estertores finales de mi tío Ricardo. Crecí sin pensar en eso, incluso olvidándolo casi por completo, pero sabiendo que nos rondaba.

«A finales del 2008, cuando la felicidad y el optimismo marcaban mi existencia, recibí el golpe demoledor que significó la confirmación de que mi adorada hermana menor tenía cáncer de mama.

«El altruismo y el valor se apoderaron de su ser como no había visto algo antes; lo asumió con total responsabilidad y una determinación envidiable. La operaron, hizo sus tratamientos, que son muy agresivos e invasivos; se trazó metas y estrategias. Y las cumplió antes de fallecer, debido a su grave enfermedad primaria, pues padecía del corazón. Ella fue mi desvelo e inspiración.

«Pedí entonces a la propia oncóloga María Caridad Rubio que me estudiara, teniendo como base el historial familiar, y después de dos años de mamografías, ultrasonidos y reconocimientos, apareció una estrella en mi vida, que no me dio luz, pero descubrió que tenía cáncer de mama, y no era nuevo, ya había hecho metástasis.

«Sentada en una butaca en el hospital oncológico y sin acompañantes, recibí la noticia. Las pruebas patológicas eran positivas. Asumí la enfermedad aferrada al rostro y a la entereza de mi hermanita más querida.

«Y vinieron los tratamientos, perdí totalmente el cabello y cada uno de mis vellos, las cejas, las pestañas, todo. Nunca sentí miedo ni estuve pesimista. Luego llegó la cirugía y, finalmente, la radioterapia.

«Sueño con que no regrese; pero si tropezara de nuevo, ¡lucharé y lo venceré con la misma estirpe y decisión de hace siete años! Esta historia confirma que el cáncer de seno se hereda por la vía materna y que todas las valientes salimos adelante. Al miedo hay que matarlo. La prevención es el mejor antídoto para este tipo de cáncer y para cualquier otra enfermedad».

*Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, el 19 de octubre se celebra mundialmente el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, con el objetivo de crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos.

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