Canotaje rumbo a Tokio: ¿Encomendados a la canoa?
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Quien ha llegado a la presa La Coronela sobre las 6:30 de la mañana y ha visto salir del agua a Serguey Torres y Fernando Jorge Dayán con más de cinco kilómetros de ir y venir recorridos, podrá dimensionar de inmediato las palabras entrega y sacrificio.
A las que se suman otras virtudes como la cohesión al remar, vislumbrar un objetivo anhelado y perfectamente alcanzable a la vuelta de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Hablamos de una presea en Juegos Olímpicos que contribuya a mantener el legado del canotaje cubano y, especialmente, el de su bote insigne: el C-2.
Nuevamente, cuando tensen todos sus músculos en aguas del sol naciente y dirijan sus miradas hacia el horizonte, el binomio antillano verá, en un horizonte fijado a mil metros, la concreción de sus esfuerzos de cuatro años, la gloria del Olimpo al alcance del poder de sus paletadas, el eco ensordecedor que emanará desde sus entrañas pidiéndoles frecuencia, ritmo, esa dosis extra de energía…
Hablamos de un tándem compuesto por la experiencia y el aval del espirituano Serguey (20 de enero de 1987, con 1.71 metros de estatura y 74 kg de peso) y el empuje y talento natural del cienfueguero Fernando Jorge (3 de diciembre de 1998, con 1.74 de talla y 71 kg de peso corporal), quienes se ubican, de conjunto, en el quinto escaño (164 puntos en dos competiciones) del ranking de su modalidad. Les anteceden China (282-tres incursiones y reyes del orbe); Alemania (264-presencia en los tres certámenes punteables); Polonia (194, sin faltar a los escenarios importantes) y Francia (170-otro tanto).
Por si queda algún atisbo de duda respecto a los nuestros, cabe acotar que han sido subcampeones universales en las tres ediciones mundialistas del ciclo, a razón de 3:31.995 minutos en Racice, República Checa, 2017; crono de 3:39.462 en Montemor-o-Velho, Portugal, 2018; y 3:41.46 este año en Szeged, Hungría.
Lo cierto es que, por estos días, la dupla cumplimenta una estancia de una semana con el objetivo de que la marca Plastex, a tenor con sus exigencias, les confeccione, de manera personalizada, el bote que emplearán en las regatas de Tokio.
«Es una ventaja pues nos harán estudios biomecánicos. Será una semana bien importante porque solo pensar en tener un bote con el que podemos ir más rápido, hecho a nuestras medidas en cuanto a peso y estatura, constituye un gran paso de avance. Colocados en igualdad de condiciones junto al resto de la élite de nuestra prueba», expresó Fernando Jorge en conversación con CubaSí, vía electrónica.
—¿Cómo van en la actual etapa de preparación, tras los Panamericanos de Lima?
—A pesar de empezar con rigor, hace poco se ha creado un esquema de trabajo a cumplir como preparación para la cita olímpica. Hasta ahora, marchamos bien, trabajando preparación general y con un elevado volumen de kilómetros, en correspondencia con la etapa.
—¿Qué elemento necesitan pulir más como tripulación?
—Creo que debemos empezar a ver todo desde cero, pulir todos los detalles para que no se quede nada suelto respecto a nuestra técnica, ritmo y sincronización, ver las regatas de años anteriores y autocriticarse tanto uno como las personas que nos ven desde afuera y colectivo técnico, igualmente. Es como una radiografía desde varios ángulos para sacar el más pequeño detallito que pueda quedar.
—¿Pretenden mantenerse remando los 5 000 metros en eventos oficiales como parte de su preparación para bajar al C-2 en Tokio?
—En cuanto a los cinco kilómetros, no sabemos qué decisión tome nuestro entrenador, Yosniel Domínguez. Por una parte, es bueno porque nos sirve de preparación, búsqueda de mayores capacidades en materia de resistencia y frecuencia de paletadas… pero también considero que sería bueno concentrarse en el objetivo fundamental: la distancia olímpica a mil metros.
—¿Cómo evalúan el año 2019, desde el punto de vista competitivo, y qué aspiraciones reales tienen de cara a Tokio?
—Desde mi punto de vista, fue bueno. Llevamos tres años seguidos manteniendo un resultado, y yo, en lo personal, soy muy ambicioso: mis aspiraciones son ganar el C-2, sin rodeos.
—¿Cómo ves al canotaje, perspectivas reales de cara a Tokio, aunque sea pronto?
—Las perspectivas del canotaje son mantenernos en la élite del mundo. Eso significa obtener la tan anhelada medalla —desde que el C-2 a 500 metros de Ibrahim Rojas y Ledis Frank Balceiro se vistiese de plata en Atenas 2004 no se consigue presea bajo los cinco aros en ese deporte— y que los demás clasificados igualmente realicen su mejor rendimiento, que para mí sería estar en la final A de sus respectivas pruebas y acercarse al podio.
«De hecho, el C-2 femenino a 500 metros de Mayvihanet Borges-Katherin Nuevo viene muy bien, con potencialidades. Esa modalidad viene en desarrollo y casi todos los países tienen el mismo nivel, así que ellas tienen buenas posibilidades, si bogan bien en Tokio».
Hablamos de que entre el bronce y el sexto puesto de Borges-Nuevo en la cita universal hubo menos de un segundo de diferencia. Incluso las ucranianas, que pasaron séptimas, lo hicieron a 1.02 segundos de las bronceadas bielorrusas.
Por cierto, esa tripulación cubana aparece séptima del escalafón (126 unidades) con dos comparecencias de máximo rigor. China (264) regentea; en tanto el portentoso singlista José Ramón Pelier, as en la fase de Copa del Mundo de Poznan, recala sexto (144) en una cruenta batalla que lidera el polaco Tomasz Kaczor (254).
Canotaje e impresiones de primera mano de uno de nuestros principales exponentes. Tanto Serguey, como Fernando Jorge, Pelier y, en dependencia de su progresión, Borges-Nuevo, deben estar en el foco de atención de los gurúes del Inder, dentro de esos 41 posibles medallistas identificados hasta este minuto.
Tokio tendrá la última palabra.
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