Banksy abre una tienda temporal con fines benéficos, pero también judiciales

En esta ocasión ha sido la aparición de una tienda física al sur de Londres con algunas de sus obras la que está acaparando titulares. Dos razones ha dado para hacerlo. La primera, financiar la compra de un barco para rescatar migrantes. La segunda, atajar un litigio legal en el que está envuelto por los derechos de explotación de su marca.

La tienda en cuestión, según recoge The Guardian, ha sido abierta este martes en el barrio de Croydon y bautizada como Gross Domestic Product (producto interior bruto). En su interior, dice el comunicado emitido por el artista británico, se han puesto a la venta objetos “imprácticos” y “ofensivos”. Solo estará abierta 15 días.

Aunque hay que aclarar que lo de abierta es relativo. Porque, estando detrás el autor de Niña con globo lo normal es que nada sea común en sus proyectos. Así, en realidad la tienda permanecerá durante estas dos semanas cerrada y con las luces encendidas y la compra de los artículos allí expuestos solo podrá realizarse a través de internet, aunque en el momento de escribir este texto aún no era posible.

El escenario elegido para esta suerte de performance con fines legales y solidarios ha sido una antigua tienda vacía que Banksy ha reutilizado. En cuanto a los precios, hay piezas desde 10 libras. Al cambio, algo más de 11 euros. Entre ellas se puede adquirir el chaleco blindado que lució el rapero Stormzy en el festival de Glastonbury, una cuna con varias cámaras de vigilancia y un felpudo fabricado con chalecos salvavidas.

El dinero, ha explicado Banksy en un comunicado recogido por el diario británico, se va a destinar “a comprar un nuevo barco de rescate de inmigrantes para reemplazar el confiscado por las autoridades italianas”, por lo que se advierte a los posibles compradores de sus obras de que “a lo mejor usted estará cometiendo un delito si las compra”.

Pero, además de esta razón desinteresada y benéfica, el abrir esta tienda se debe también a un recurso del artista para reivindicar su marca y que respondería al consejo dado por su abogado, Mark Stephens. El artista británico se encuentra inmerso en una batalla legal contra una empresa que produce tarjetas de crédito con imágenes de sus obras impresas.

Stephens ha explicado que según la ley, si alguien no usa una marca, aunque en teoría sea suya, esta “puede ser transferida a alguien que sí la use”. De ahí que sugiriese a su representado comenzar a comercializarla y de ahí la apertura de la tienda.