Sudán: Militares se imponen

Sudán: Militares se imponen
Fecha de publicación: 
10 Julio 2019
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Como era de esperar, los militares que derrocaron al jefe de Estado sudanés, Omar al Bashir, concedieron migajas a los líderes de la oposición que encabezaban un movimiento de protesta, mediante un acuerdo para ser parte de un gobierno de transición, pero que, en la práctica, dará el poder a la parte castrense durante tres años, a pesar de haber sido recogida la petición de que civiles se hallen integrados a esa gobernanza.

En sí, todo responde a la preocupación de Estados Unidos de dar una presencia “civilizada” al ente que dirimirá los destinos de Sudán durante 36 meses, para evitar nuevas y violentas manifestaciones cuya represión causó más de cien muertos.

Así, EE.UU. asegura que se considere su presencia en la explotación de recursos minerales, principalmente hidrocarburos, en la región de Darfur y otras partes de la hambreada nación árabe.

Al mismo tiempo, asegura que los militares sudaneses sigan apoyando la agresión de Arabia Saudita en Yemen, donde también son ayudados por los Emiratos Árabes Unidos, países que enviaron más de 3 000 millones de dólares a los militares golpistas.

En medio de todo esto se consolida el golpe de Estado, toda una farsa, encabezada por la Fuerza de Acción Rápida que ha enviado a miles de jóvenes y adolescentes hambreados a participar en el genocidio al pueblo yemenita.

En lo que respecta al acuerdo entre el Consejo Militar de Transición (CMT) y la coalición opositora Fuerzas para la Libertad y el Cambio (FLC) para compartir el poder, el compromiso prevé la formación de un gobierno conjunto que permita poner fin al estancamiento político que atraviesa el país desde hace varios meses.

Sin embargo, una facción del Movimiento de Liberación de Sudán (SLM, por sus siglas en inglés), liderada por Mini Mina, dijo que debía alcanzarse un convenio de paz con los grupos rebeldes antes de proceder a la transición planificada en el acuerdo. Otro sector del SLM, dirigido por Abdel Wahid al-Nur, consideró el acuerdo como una “traición a la revolución”.

No obstante, deseosas de hallar un momento de paz, cientos de personas salieron a las calles de Jartum para celebrar el convenio, tras meses de tensiones.

El acuerdo

Ambas fuerzas acordaron instaurar una presidencia alterna que se encargará de dirigir la transición política del país durante tres años, el principal escollo que había frenado las conversaciones en mayo último.

El acuerdo final, que será redactado por un comité de expertos, aún no había sido firmado, según un comunicado de la Asociación de Profesionales Sudaneses (SPA), uno de los principales actores del movimiento de protesta.

El CMT y las FLC prevén solventar la situación política con la definición de los integrantes del Consejo Soberano, el cual conducirá la transición en forma rotativa y quedará integrado por cinco militares, igual número de civiles y un independiente escogido por las partes.

Otro de los puntos del acuerdo está referido a la posposición del establecimiento de un Consejo Legislativo, pactado previamente, el cual no entrará en funciones hasta tanto no entren en ejecución el Consejo Soberano y otras estructuras gubernamentales.

Las partes acordaron también que se realice “una investigación minuciosa, transparente, nacional e independiente sobre los desafortunados incidentes violentos en el país durante las últimas semanas”, declaró el mediador de la Unión Africana, Mohamed El Hacen Lévate.

Según Prensa Latina, la Unión Europea (UE) celebró como 'un avance' el acuerdo y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, instó “a todas las partes interesadas a garantizar la implementación oportuna, inclusiva y transparente del acuerdo y resolver cualquier problema pendiente a través del diálogo".

En lo externo se mantiene intacta la colaboración con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos y el acercamiento a Estados Unidos, al que se le permitió montar una oficina de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Jartum y se le complació con la ruptura de relaciones con la República Popular Democrática de Corea.

Además, tras bambalinas, se mantiene intocable el general Abdelfattah Mohamed Hamdan Dagalo, evidentemente respaldado por Arabia Saudita, y quien nunca ha prestado ‎servicio en el ejército sudanés.

Durante la guerra civil en la región de Darfur, dirigió un grupo ‎armado que combatía por el entonces presidente Omar el-Bashir y numerosas ONG lo acusaron ‎de haber cometido atrocidades. Posteriormente se convirtió en comandante de la fuerza ‎sudanesa de acción rápida, en realidad una unidad paramilitar que lucha en Yemen, donde ‎también ha sido acusado de perpetrar atrocidades. ‎

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