Nuevas responsabilidades de madres y padres en el siglo XXI
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A partir del siglo XXI existe una nueva relación entre padres e hijos en la medida en que los cónyuges han asumido nuevos roles en la educación y manutención de sus descendientes y en la disposición en la que comparten sus responsabilidades.
En el marco de la celebración del día del Padre en la mayoría de los países de América Latina, que corresponde al tercer domingo de junio, la figura paterna sigue siendo determinante, aunque tiene sus matices ante el influjo creciente de las nuevas tecnologías.
El antiguo rol que tenían la madre y el padre, en la cual la mujer asumía las tarea de criar a los hijos mientra el hombre procura el sustento familiar mediante el trabajo se ha transformado en una relación de igualdad en al menos las sociedades urbanas.
Si bien es cierto que estas transformaciones venían sucediendo décadas atrás, fue a partir del Siglo XXI cuando este esquema se radicalizó y al mismo tiempo se hicieron más fuertes y necesarias la intervención de los padres en la educación de sus hijos.
En tiempos en que se operó una transformación en la formación de los menores por el uso de las nuevas tecnologías como Internet y el surgimiento de las redes sociales, los vínculos entre los padres y los hijos sufrió una distinción en el desarrollos de los vínculos afectivos.
Ahora que la mayoría de las personas, incluyendo a los niños y jóvenes, tienen acceso a un cúmulo inagotable de información y otro tipo de actividades a través de la red, se abre la posibilidad de uso inadecuado y las consecuencias que pueden afectar el desarrollo psíquico de los menores.
Los padres tienen un doble objetivo que cumplir: enseñar a los niños a entender y a asumir sus responsabilidades cuando utilizan el Internet, por una parte, y la asunción de sus nuevas tareas no sólo como individuos sociales e independientes sino como líderes en la formación de la estructura familiar, por la otra.
Nuevo paradigma de la paternidad
El estudio de la Fundación BBVA sobre "Los hombres jóvenes y la paternidad", dirigido por Inés Alberdi, catedrática de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, y Pilar Escario, psicóloga y presidenta del Instituto de Investigación Social ADVIRA muestra una nueva forma de paternidad.
Este paradigma cuestiona el estereotipo de masculinidad, asociado tradicionalmente a la fuerza y el poder, para empezar a ejercer una "paternidad sostenible", más duradera y comprometida.
La transformación de la figura paterna camina de la mano junto a otros cambios en la unidad familiar: más hogares unipersonales, monoparentales, de parejas sin hijos y de parejas del mismo sexo, según explica el estudio referido.
El estudio concluye que los hombres deben hacer frente a procesos complejos a la hora de ser padres, ya que los modelos de paternidad que usaron sus padres ya no les valen.
Surgen de esta forma hombres que viven la paternidad de una forma más intensa, satisfecha y entregada, que sin embargo, y en esto no se ha cambiado, tienen mayor libertad que las madres para huir de las tareas paternas y disfrutar de su tiempo libre.
Paternidad responsable
La nueva paternidad contempla el abandono del papel tradicional del "padre ausente o padre por delegación" (que trabaja para lograr el sustento de la familia), que no se relacionaba directamente con sus hijos.
Paternidad responsable resulta de asumir responsabilidad en el cuidado de hijos e hijas, no sólo en responder a necesidades económicas, como se ha entendido la paternidad (padre-proveedor).
Además debe brindar calidad de vida en términos afectivos, involucrarse desde el momento de la procreación y contribuir activamente en la educación de los hijos e hijas, así como en el cuidado de la salud, escribió la legisladora mexicana María Paz Richard Muñoz en su ponencia “Paternidad responsable para este, nuestro Siglo XXI.
Las nuevas tendencias de familia y paternidad incluyen la noción de responsabilidad masculina que alude a la necesidad de que los hombres asuman las consecuencias de sus comportamientos reproductivos y sexuales y en la voluntad consciente y activa de desear a los hijos(as) como un acto de compromiso y responsabilidad de los hombres con ellos, concluye.
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