Orates en el Pentágono: La «disuasión nuclear» de Trump
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Luego de incrementar los sistemas antimisiles en países cercanos a Rusia y de haber renunciado al Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF, por sus siglas en inglés), el presidente Donald Trump repitió la grave amenaza ya expuesta por uno de sus halcones, cuando expresó que Estados Unidos no descarta realizar un ataque nuclear preventivo para reforzar la disuasión, algo que no tiene pies ni cabeza, solo comparable a los criminales bombardeos atómicos norteamericanos a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial, bajo el pretexto de “salvar vidas estadounidenses”.
Tal como amenaza contra Venezuela, al decir que “todas las opciones están sobre la mesa”, para santificar una intervención militar contra el país suramericano, el Pentágono se pone en pleno a denostar la política de no ser el primero en un ataque nuclear, porque “pondría en tela de juicio la capacidad de defender a sus socios y motivaría que estos empezaran a desarrollar sus propias armas nucleares para su protección”.
Tal bravuconada consta en un informe del pasado día 26, firmado por el subsecretario adjunto de Defensa estadounidense, David Trachtenberg, y reza que Washington durante largo tiempo mantenía una política de "ambigüedad constructiva", que "ha disuadido a los adversarios potenciales de coacción o agresión nuclear desde el comienzo de la era nuclear".
"La política de 'no ser el primero' [en utilizar armas nucleares] socavaría la disuasión ampliada de EE.UU. y dañaría la salud de nuestras alianzas, porque pondría en duda la garantía de que Estados Unidos defenderá sus aliados en circunstancias extremas", afirmó Trachtenberg. A continuación, el informe aclara cuáles son las "circunstancias extremas" que impulsarían a las autoridades estadounidenses a usar sus armas. Entre otras causas, se mencionan "ataques estratégicos significativos no nucleares" contra la población civil, infraestructura, fuerzas nucleares y sus mandos no solo de EE.UU., sino también contra sus aliados.
Al mismo tiempo, Trachtenberg indica que la incertidumbre sobre la garantía de seguridad podría provocar también que sus socios empezaran a desarrollar sus propias armas nucleares para su protección.
El Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto, alcanzado en 1987 entre EE.UU. y la entonces URSS, ha sido uno de los cimientos del moderno régimen de supervisión y control sobre la no proliferación de armas nucleares.
Estados Unidos suspendió sus obligaciones al respecto el 2 de febrero último y completará el proceso de retirada en seis meses, "a menos que Rusia vuelva a cumplir con sus normas y destruya todos los misiles, lanzadores y equipos asociados que lo están violando", según indicó Donald Trump en un comunicado.
Respuesta rusa
Como respuesta, Moscú también suspendió su participación en ese pacto y exigió que EE.UU. presentara pruebas sobre la presunta violación rusa de las condiciones de ese acuerdo.
Si Estados Unidos mantiene su posición respecto al Tratado INF, expondrá la seguridad y estabilidad global a "las más graves consecuencias": abrirá la posibilidad de que comience "una carrera armamentista en varias regiones del mundo" y amenazará seriamente los esfuerzos mundiales para lograr un desarme nuclear, advirtieron desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
Al valorar la salida de EE.UU. del tratado INF, la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, ha aseverado que el sueño más preciado de Washington es que Moscú se desarme y "destruya todo" su armamento, a lo que se pudiera añadir que, en este contexto, EE.UU. trata de justificar todos sus incumplimientos con otros tratados internacionales a los que ha renunciado.
Este paso de Washington pondrá en riesgo toda la arquitectura del control de armas, que incluye el Tratado sobre armas estratégicas ofensivas, las perspectivas de un mayor desarme nuclear y la sostenibilidad del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares.
Moscú asegura que el tratado INF sirve a los intereses de la seguridad mundial no solo de Rusia, sino también del mundo. Así, en opinión de China la salida unilateral de EE.UU. de este acuerdo tendrá un efecto negativo multilateral.
En Europa también entienden la importancia del tratado INF. Así, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, aseveró que ese acuerdo "ha sido un pilar importante de nuestra arquitectura de seguridad europea durante 30 años". "Para nosotros en Europa es de suma importancia", subrayó Maas al pedir a Washington que "considere las posibles consecuencias" de su salida del acuerdo.
Así, Rusia subrayó que tiene todos los medios disponibles para proteger a su población, e indicó que EE.UU. está inquieto, porque sabe que las armas rusas pueden golpearlo sin obstáculo posible. La prensa norteamericana ha admitido que la flota de sismarnos nucleares rusos no tiene que envidiarle a la norteamericana, e incluso Moscú se apoya en los convencionales, como el Novorossik, llamado Agujero Negro, virtualmente indetectable, para asegurar su defensa.
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