Inocencia, un filme capaz de dar luz a la historia de Cuba

Inocencia, un filme capaz de dar luz a la historia de Cuba
Fecha de publicación: 
4 Febrero 2019
0
Imagen principal: 

El largometraje de Alejandro Gil se inspira en hechos reales del siglo XIX pero cambiará la percepción general sobre sucesos supuestamente conocidos en la isla.

Cualquier espectador nativo puede asumir que sabía suficiente sobre los tristes acontecimientos de noviembre de 1871 que culminaron con el fusilamiento de ocho estudiantes de medicina, a manos de las autoridades coloniales españolas; sin embargo, el filme demuestra cuán exiguo era el relato popularmente conocido.

De acuerdo con el director, la aceptación del público en el Festival y el Premio Especial del Jurado en el propio certamen -compartido con sus coterráneas Insumisas y Nido de Mantis-, desbordó las expectativas del equipo de realización.

Gil, el guionista del filme Amilcar Salatti, el productor general Carlos de la Huerta y la actriz y responsable de casting Yaremis Pérez pasaron años investigando los hechos con el propósito de poner rostro por primera vez a este episodio de la historia, donde amén de las contradicciones entre colonia y metrópoli se confrontaron dos polos.

La justicia y su contrario no tienen que ver con afiliaciones ideológicas, se pueden dar en cualquier orden político, económico y social. De hecho, la condena definitiva violó la ley vigente en la España de la época y, por tanto, en sus colonias. Además, varios oficiales españoles se rebelaron contra la ilegalidad y la infamia.

El equipo de realización de la película sorteó las numerosas carencias materiales típicas de una empresa cubana con mucho corazón al decidir concentrarse en los relatos de vida de los protagonistas y en interiores de locaciones, iluminadas con sapiencia por el director de fotografía Ángel Alderete, como si pintara un óleo del Barroco.

Imposible esperar un reflejo cabal de la realidad, no queda evidencia física como para tanto, sin embargo, sobrevivieron varios detalles inéditos hasta ahora inexplicablemente; porque lejos de empeñar a nadie arrojan luces para la comprensión y la multiplicación del dolor ante la injusticia.

Aplausos para Salatti que supo tejer esos detalles desconocidos en un guion conmovedor y aprovechar datos para crear seres de carne y hueso, típicos jóvenes de 17 a 21 años de edad, repletos de aspiraciones, inmadureces y energía.

Por supuesto, el guion se sustenta por la meritoria interpretación de los actores Luis Manuel Álvarez, Carlos Busto, Reinier Díaz, Justo Cesar Valdés, Ángel Ramón Ruz, Omar González, Amaury Millán y Ricardo Saavedra.

Otro acierto de Salatti fue el de elegir como hilo conductor de la película a Fermín Valdés Domínguez, un personaje minimizado hasta el momento en la historia, que jamás se menciona cada 27 de noviembre, cuando en La Habana los estudiantes universitarios desfilan hasta un monumento para mostrar respeto a los fusilados.

Tal vez nadie les haya rendido mayor honor que Valdés Domínguez, preso al igual que sus compañeros de carrera, un hombre que llegó a endeudarse por la obsesión de hallar los restos mortales del grupo asesinado y por investigar los sucesos con el fin de publicar un libro-denuncia.

El joven actor Yasmani Guerrero encarna convincentemente a ese hombre empeñado, 16 años después del fusilamiento, en ser un amigo; mientras Yaremis Pérez -en el papel de la esposa- equilibra con cariño tanta furia acumulada.

Por su parte, Fernando Echevarría logra conmover en el breve rol de padre de uno de los estudiantes y Héctor Noas personifica magistralmente a un miembro del Cuerpo de Voluntarios afín a la Metrópoli, ansioso de protagonismo y sangre.

Inocencia deviene un documento ineludible dentro de la historia de Cuba, lo cual representa -talvez- el más alto elogio. Gracias por proveer mayor justicia.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.