Por qué no me canso de decir: ¡Abajo el bloqueo!

Por qué no me canso de decir: ¡Abajo el bloqueo!
Fecha de publicación: 
26 Octubre 2018
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De esta forma queríamos hacer nuestro aporte a la lucha contra el marabú que tanto azota a los campos cubanos. La campaña fue todo un éxito lo que nos permitió recaudar en menos de tres meses los 160 mil euros necesarios para la compra de un buldocer. Sólo nos quedaba entonces la engorrosa tarea de “encontrar” una empresa dispuesta a vendernos el equipo, cosa aparentemente muy normal en una país capitalista, pero no cuando se trata de Cuba.

Finalmente encontramos una en un país suramericano. El buldocer debía llegar a Cuba cuatro semanas después de haber realizado la compra. Debido a las “regulaciones” (violaciones) del bloqueo el Departamento del Tesoro de EEUU confiscó los 60 mil euros correspondientes a la primera partida enviada por transacción bancaria.

Después de una larga “lucha” a la firma chilena le fue devuelto el dinero confiscado. Las consecuencias por haber “violado” el bloqueo fueron funestas a tal punto que la empresa tuvo que cambiar el nombre y la dirección.

Encontrar una agencia de transporte marítimo dispuesta a transportar el buldócer a Cuba fue también una odisea que duró casi cinco meses. Después supimos que “nuestro” buldócer había recorrido casi todos los puertos del Caribe. Llegó a Cuba mientras nos encontrábamos participando en la Feria Internacional de Libro de La Habana. Cuando nos enteramos de la noticia no la podíamos creer. Nos dispusimos a realizar los trámites para su recogida en el puerto, al llegar al mismo nos enteramos que el capitán del barco estaba exigiendo una cantidad astronómica de dinero para entregar la carga porque según él, no sabía que debido al bloqueo no podría entrar a un puerto estadounidense en los próximos seis meses por haber cometido el “crimen” de comerciar con el enemigo transportando un buldócer, cuyo objetivo sería combatir al marabú.

Esta no es la única mala experiencia que como “Cuba Sí” hemos tenido con el bloqueo que no solo viola los derechos humanos del pueblo cubano sino también los de ciudadanos, empresas y bancos de terceros países.

En Alemania le han confiscado cuentas bancarias a tiendas o negocios por vender productos cubanos como miel, café o ron. Ciudadanos cubanos residentes en este país se han visto imposibilitados de hacer un contrato con una empresa estadounidense o alemana que tengan acciones en EEUU, como alquilar un hotel o viajar en un crucero.

El “crimen” cometido es siempre el mismo, ser portadores de la ciudadanía cubana. Cuando los Rolling Stone quisieron presentar en Berlín su documental sobre el concierto en La Habana, a todos los fanáticos que quisieron comprar su entrada a través de sus cuentas bancarias y pusieron como “referencia” “Concierto en La Habana” les decomisaron el dinero.

La empresa de transporte marítimo a través de la cual nuestra organización ha realizado el envío de contenedores a Cuba durante más de 20 años años nos comunicó con mucha “pena” que no podrían seguir haciendo los trámites para el envío de nuestros contenedores porque sus socios comerciales estadounidenses no se lo permitían. En cierta ocasión nos decomisaron dinero por haber cometido el “error” de poner “Guantánamo” en la “referencia” al hacer una transacción bancaria para la compra de piezas de repuesto para nuestro proyecto lechero situado en la provincia del mismo nombre.

A nuestra organización “Cuba Sí” se le hace cada día más difícil realizar compras de insumos productivos y equipamientos para nuestros proyectos de ayuda al desarrollo en los campos cubanos porque los mismos bloqueadores de siempre nos están persiguiendo con todos los medios a su alcance. En la mayoría de los casos tenemos que callarnos la boca para no comprometer o perjudicar a ciudadanos y empresas de buena voluntad que no están dispuestos a someterse a los dictados de los EEUU.

Carlos Landrove, es un niño cubano de cinco años que desde hace más de 12 meses permanece en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR) de La Habana debido a un tratamiento que está recibiendo contra el cáncer. Sólo en esa institución cubana son tratados de forma gratuita entre 300 y 400 niños que padecen de esta penosa enfermedad. Para tratar el cáncer se requiere de tecnologías y medicamentos avanzados, además de cuantiosos recursos materiales que en el caso de Cuba se encarecen cada día más como consecuencia del inhumano e injusto bloqueo. En muchas ocasiones, aun teniendo el dinero, a Cuba se le dificulta adquirirlos debido a esta descabellada política estadounidense.

¿Entienden ahora por qué los jóvenes diplomáticos cubanos le cantaron las cuarentas a la delegación de EEUU y a sus marionetas cuando en la ONU intentaron montar un espectáculo anticubano en el salón de sesiones de su Consejo Económico y Social para condenar a Cuba por supuestas violaciones de los Derechos Humanos?

¿Por qué les cuento esto?

He leído ultimamente varios artículos donde sus autores hacen lista de los males que azotan a la sociedad cubana, y al final a la lista de males les suman el bloqueo. Antes del bloqueo están cosas como que en Cuba nadie puede tener más de una casa, ni más de dos carros, etc. “Más de dos casas y más de dos autos”, y yo que pensaba que los cubanos en Cuba tenían otras preocupaciones.

A unos días de que la ONU vote el informe sobre la “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”en la ONU, publicar cosas así, que minimizan o relativizan el impacto real y criminal del bloqueo le hacen el juego a la maniobra yanqui para desmovilizar el voto que acaba de denunciar el Canciller cubano.

Yo jamás me cansaré de condenar ese bloqueo que tanto daño le hace al pueblo cubano sobre todo en estos momentos en que al parecer crece la difusión de las tendencias que pretenden negar que este bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba constituye el principal obstáculo para el desarrollo de la economía cubana.

La sociedad cubana no es perfecta, ya eso lo sabemos todos, sabemos de la problemática de la vivienda, de las pensiones y los salarios. Es cierto, y los salarios y las pensiones no alcanzan, pero cuando hablamos de salarios y pensiones bajos se suele obviar por los mismos que omiten o relativizan el impacto del bloqueo que la inmensa mayoría del pueblo cubano no tiene que pagar alquileres por sus viviendas, recibe subsidios en servicios básicos como agua, electricidad y una parte de los alimentos, así como que la salud y la educación son gratuitas. Yo sé que lo de la salud y la educación gratuita suena reiterativo pero es una realidad que nadie puede negar. Hay que vivir en un país capitalista para comprender el valor que tienen esas cosas.

Yo que no vivo en Cuba sé que en mi país mucha gente ha acumulado bienes y riqueza ejerciendo oficios que requieren poca calificación, lo que no constituye un delito siempre y cuando lo hayan hecho de manera lícita. Sí soy de la opinión de que el gobierno cubano debe perfeccionar su sistema tributario y como en todos los países del mundo perseguir a todo aquel que no pague sus impuestos como está establecido. En todos los países del mundo cada cual paga sus impuesto en dependencia de lo que cobre o gane a través del trabajo o el negocio que realice. No puede ser que todos los que administren un restaurante paguen el mismo impuesto sin tener en cuenta las ganancia de cada cual. El ministerio de finanzas alemán ha llegado al punto de pagar dinero a empleados de bancos en países conocidos como paraísos fiscales por informaciones sobre los clientes alemanes que depositan grandes sumas de dinero en esos bancos para evadir los pagos de impuesto.

No es lógico que algunos cubanos no paguen los impuestos según las ganancias que tienen y que al final ricos y pobres disfruten de las gratuidades del sistema se salud o de aducción cubano por igual y sin distinciones. Eso no es justo. No se trata de encontrar fórmulas para evitar que la gente se enriquezca, ni de un supuesto miedo de las autoridades hacia la “concentración o acumulación de riquezas” pero no se puede ignorar que una de las “deidades” del liberalismo está en la desenfrenada acumulación de riquezas de unos pocos por un lado, y la acumulación de pobreza por parte de otros tantos cientos de millones de seres humanos por el otro.

Hay que tener cuidado en no confundir “riqueza” con el valor producido. ¿Es normal que una sola persona agote las existencias de un producto para después revenderlo a precios más altos? Según el último informe demográfico de las Naciones Unidas la población mundial alcanzó en el 2017 los 7.500 millones de personas y según la ONG británica Oxfam el 82 % del dinero que se generó en ese año fue a parar a manos del 1 % más rico de la población global. La evasión de impuestos, la influencia de las empresas en la política, la erosión de los derechos de los trabajadores y el recorte de gastos son las razones fundamentales que traen consigo tanta desigualdad. ¿Es esto lo que queremos para Cuba?

Hace una semana nuestra organización recibió como donativo por parte de un hospital de la Cruz Roja de Alemania (DRK) 10 bombas de infusión y 10 jeringuillas perfusoras que por su estado técnico podrían ser utilizados en Cuba al menos 20 años más. Este donativo está valorado en alrededor de 40 mil euros. Durante la actividad de entrega un médico jefe del hospital quería saber cuánto debería pagar en Cuba un paciente por un tratamiento con ese tipo de bombas o jeringuillas perfusoras. Se quedó atónito cuando le dije que en Cuba los servicios médicos son gratis.

“¿Cómo qué gratis? ¿Quién los paga, los Castros?” Me preguntó lleno de asombro. Yo para no entrar en detalles le dije simplemente que no, que en Cuba los gastos de la educación y la salud son totalmente gratis para todo el mundo, sin credos, ni distinciones. “¿Pero cómo es que un país como Cuba con pocos recursos económicos puede darse el lujo de asumir esos gastos tan caro?”, me dijo. Le dije que eso era una política irrevocable del estado cubano. Entonces le pregunté cuánto costaría en un hospital alemán el tratamiento con una bomba de infusión. “Entre 1000 y 1500 euros por paciente diario”, me contestó. En ese momento el que se quedó atónito fui yo.

Cuando un país capitalista cae en crisis la primera medida que se toma es la de recortar los presupuestos dedicados a los gastos sociales. Durante el periodo más difícil sufrido por la economía cubana no se cerró ni tan siquiera una escuela, un hospital o consultorio médico, nadie perdió su domicilio por no poder pagar un alquiler, no hubo recortes en el sistema de salud.

¿Cómo es posible que los decisores y políticos cubanos pueden lograr lo que los capitalistas no pueden?

Esta pregunta también deben hacersela quienes relativizan el valor del bloqueo. Yo por mi parte cada vez que me pregunten cuáles son las causas que impiden el desarrollo de la sociedad cubana diré, el primer lugar lo ocupa el bloqueo, el segundo lugar lo ocupa el bloqueo y el tercer lugar por supuesto también lo ocupa el bloqueo, por más que tengamos muchas cosas que podemos hacer diferente para disminuir su efecto como nos pasó con el buldócer. Pero cada día me convenzo más que sin el bloqueo los cubanos seríamos más felices y la sociedad cubana más próspera y equitativa, si tienes dudas, quítalo y verás.

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