Leve esperanza en Brasil: No se pueden bajar los brazos

Leve esperanza en Brasil: No se pueden bajar los brazos
Fecha de publicación: 
22 Octubre 2018
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A pocos días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas, las encuestas vuelven a mostrar una desproporcionada ventaja de 18 puntos del candidato ultraderechista Jair Bolsonaro sobre el izquierdista Fernando Haddad (59% a 41%), que debe ser mirada con mucha suspicacia por la manipulación de la reacción, la campaña desinformadora y la sospecha de fraude electrónico, independientemente que Bolsonaro se haya quejado por ese motivo por no haber ganado en la primera vuelta.

De todas maneras, la izquierda podría revertir a su favor el casi 28% de abstención, además de que cuenta con los 13 millones de votos que captó Ciro Gomes, tercer lugar en la primera ronda, quien le ha ofrecido irrestricto apoyo, al igual que otras fuerzas menores, como agrupaciones marxistas que no participaron en el balotaje inicial.

En un amplio análisis de la situación en Brasil, el politólogo argentino Atilio Borón hizo notar en el colega Granma cómo las fuerzas progresistas dejaron a un lado la posibilidad del fraude electrónico, cuando este sistema no ofrece un comprobante de veracidad como el que tiene Venezuela.

De todas maneras, cuestiones turbias realzadas por Bolsonaro y la enorme parafernalia que le acompaña no llamaron la atención del Tribunal Superior Electoral.

En este sentido, el Partido de los Trabajadores (PT) solicitó a la justica electoral la nulidad de la candidatura de Bolsonaro, sumándose a las declaraciones del PDT, del ya mencionado candidato presidencialista Ciro Gomes, que anunció este jueves que pedirá la anulación de las elecciones, tras la revelación de los fraudes de la campaña de Jair Bolsonaro, del Partido Social Laboral (PSL), que incluía difusión masiva de mensajes dalos y difamatorios contra el PT en el Whatsapp, un importante representante de las redes sociales, con gran influencia en todos los ámbitos, aprovechando la endeblez de la formación ideológica popular.

“El problema de las fake news (noticias falsas) es muy grave, pero ahora la compra del envío masivo de fake news contra el PT fue a otro nivel, es un delito, es abuso del poder económico, vamos a pedir la nulidad de las elecciones”, dijo el presidente del partido, Carlos Lupi.

La denuncia publicada en el diario Folha de Sao Paulo este jueves indica, que las empresas estaban comprando paquetes de difusión masiva de mensajes contra el PT en el Whatsapp.

A su vez, el PT pidió que la “justicia” declare que Bolsonaro no puede optar a cargos electos durante ocho años, por haber cometido delitos de “abuso de poder económico o político” y uso indebido de medio de comunicación social.

A ello se agrega la revelación del medio británico British Broadcasting Corporation (BBC) acerca de que entre los fraudulentos videos utilizados por los promotores de Bolsonaro descuella uno en que se presenta una supuesta mujer negra pobre que habla de las bondades del reaccionario personaje, cuando en realidad es una ciudadana canadiense que es ejecutiva de una empresas en ese país, quien se prestó a la farsa a favor de un personaje connotado por su racismo, misantropía, homofobia e ideas fascistas.

Mucho queda por decir y más por hacer para evitar la llegada al poder de este ahijado del Imperio, quien ha sido comparado con Trump, pero, realmente, no tiene ni conocimientos ni está agregado a fuerzas que alientan el proteccionismo.

Bolsonaro es en realidad la expresión deformada y degenerada del odio de sectores sociales contra las instituciones y sus políticos, teniendo como política ofrecer represión violenta, destruir los servicios públicos, privatizaciones sin límite y, por lo tanto, de conjunto, más desempleo y sufrimiento.

No tiene un partido militante fascista, sin embargo, tiene la posibilidad de intentar sustituir esa ausencia usando los instrumentos represivos y las palancas de poder del Estado para imponer sus soluciones reaccionarias. Esto no puede ser descartado, pero exigiría antes derrotar y destruir las organizaciones de los trabajadores y hacerlos abandonar incluso sus propias reivindicaciones.

Aunque hay poco tiempo, todavía hay aliento para revertir su ventaja, y estar alerta para que ello sea reflejado, por lo que no se pueden bajar los brazos, porque, subrayo, los extremistas de derecha pueden utilizar el fraude electrónico para lograr de todas maneras la derrota de Haddad y el Partido de los Trabajadores y encumbrar a su candidato Bolsonaro.

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