CRÓNICAS BIEN CORTAS: La gran sabiduría de la infancia

CRÓNICAS BIEN CORTAS: La gran sabiduría de la infancia
Fecha de publicación: 
6 Agosto 2018
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Este domingo, los niños de mi vecindario se levantaron bien temprano, salieron a la calle a jugar... y me despertaron con sus risas y gritos una hora antes de la hora en que se supondría que me levantara.

Resignado, me puse a escucharlos, nada difícil si tomamos en cuenta que jugaban debajo de mi ventana.

—Vamos a jugar a la escuela y a la maestra —dijo una niña que no debía pasar de los diez años—; yo seré la maestra y ustedes los alumnos.

—¡Yo seré el director! —protestó uno que seguramente no pasaba de los ocho.

—Y yo seré la jefa del director, que es la que trabaja en el municipio —intervino otra.

—Entonces tú serás el alumno, que para eso eres el más chiquito —decidió la maestra.

El alumno ni siquiera chistó. A lo mejor, por pequeño, no sabía hablar bien.

La maestra decidió comenzar su clase, pero se dio cuenta de que había dejado los libros en su casa.
 
—¡Es que había olvidado que hoy comienzan las vacaciones! ¡Así que puedes irte a jugar, alumno!

El director y la jefa del director consideraron que la maestra no debería tomar vacaciones, pues debería aprovechar para limpiar y organizar la escuela.

La maestra los encaró decidida:

—¡Sí, no me digan! ¿No ven que yo trabajo todo el año como una loca? ¿Ustedes saben lo que es enseñar a tantos niños malcriados? ¡Ustedes deberían mandarme de vacaciones a un hotel en la playa! ¡Y de gratis!

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