ARCHIVOS PARLANCHINES: Atrapando imágenes

ARCHIVOS PARLANCHINES: Atrapando imágenes
Fecha de publicación: 
11 Mayo 2018
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Bernabé Bebo Muñiz, un hospitalario anticuario nacido en La Habana de 1925, se reafirma, en cada emboscada que le tiende la vida, como un individuo escrutador y tenaz en los hallazgos, que se brinca las fronteras a la hora de darle forma a sus caprichos. No por gusto fundó en 1992, en su casa de la calle 8 del santiaguero reparto Vista Alegre, el único Museo de la Imagen existente en nuestra nación y, probablemente, en América Latina.

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Museo de la Imagen

 

La trayectoria de Bebo, a quien conocí fugazmente en una de sus visitas a la capital, es realmente interesante: vinculado durante los años cuarenta y cincuenta a diversos espacios informativos en el extranjero, regresó de manera definitiva a Cuba en 1959 y, tras participar en la fundación de los noticieros del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y del canal Tele Rebelde, se radicó en Santiago de Cuba, donde montó los laboratorios del reporterismo oriental y, con el tiempo, asumió la jefatura de los camarógrafos del ICAIC en la provincia, antes de pasar, en 1975, a los Estudios Fílmicos de la Televisión como director de fotografía.

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La televisión siempre presente en las añoranzas de Bebo

 

No obstante, su olfato para encontrar buenas aventuras y burlarse de la rutina le exige más: laboró en varios largometrajes y documentales, y a partir de 1973, ante la sorpresa y escepticismo de sus amigos y familiares, comenzó a probar fortuna como coleccionista privado, a cultivar el arte del detalle, a la manera de un Homero clásico, sin sospechar que su nueva afición lo llevará a encontrar sus verdaderos amores: las siluetas, los volúmenes, los conjuntos, los destellos; la luz profusa; el claroscuro. En lo adelante, se convertirá en un anticuario obsesivo que le abrirá sus brazos a la fotografía, al cine, al video, a la pequeña pantalla y a la radio. ¡Su ambición no tiene muros!

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Vieja cámara fotográfica lista para ser reparada por este artista

 

Los colegas y personas, en general, que visitan su hogar, se sorprenden por la pluralidad de texturas que se observa en su Museo de la Imagen. Allí pueden apreciarse 1 900 piezas regeneradas, clasificadas con rigor, y funcionando a la perfección. Entre ellas, sobresalen un proyector de operaciones manuales del siglo XIX; un bastón de 1871, convertible en trípode de cámara fotográfica; un equipo para realizar fotos del tamaño de una moneda de cuarenta centavos, el cual data de los inicios de la centuria anterior; una de las primeras cámaras de televisión vistas en la Isla a fines de los años cuarenta, y una diminuta cámara Petal, de esa misma época, perteneciente a un peligroso espía cuyo nombre se lo tragó un tiburón.

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Junto a estos artefactos, atractivos desde el primer golpe de vista, se amontonan pequeñas cintas antológicas, filmadas, algunas, por el propio Bebo, en las cuales se pueden ver imágenes del sepelio del líder ortodoxo Eduardo Chibás, de la entrada de Fidel a La Habana en 1959 y de la Campaña de Alfabetización, entre otros muchos acontecimientos de la historia nacional.

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Sala del Museo de la Imagen dedicada al séptimo arte

 

Bebo Muñiz, fallecido en 2001, intentó fundamentar, en lo teórico, su Museo de la Imagen con numerosos ficheros y, en su afán por salvar una buena parte de la identidad nacional en el campo de lo visual, no tuvo nunca vacaciones. Tal entereza le valió la obtención de numerosas medallas, trofeos, placas y otras distinciones, como el Escudo de Santiago de Cuba, almacenadas por este hombre, siempre sonriente, en un cuartico de su vivienda al que muy pocos tenían acceso.
 

Dicen los que lo conocieron más a fondo que tenía la manía de la modestia, lo que importa poco: en cualquier recuento monográfico que se realice sobre el tema audiovisual su nombre estará presente. Los actuales comunicadores se lo deben. De momento, su biografía aparece en la obra Hijos de la luna, de mi autoría, diseñada para ayudar a los mozuelos ayunos de conocimientos que se arriesgan por los caminos de lo pintoresco.

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