1 de mayo: El mensaje de Cuba al mundo
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Más que conjunción de tres palabras, Unidad, Compromiso y Victoria -lema de la convocatoria y la propia movilización- resume todo lo que el Imperio y sus lacayos ansiaban y esperaban no ver este martes en la Plaza de la Revolución José Martí, y que el pueblo se encargó de mostrarles, en La Habana y Cuba entera. Al que no quiere caldo…
Como siempre, pero también más que nunca, por lo mucho que está en juego, la de este primero de mayo era una cita con la Patria y a esas se va con el corazón alegre, puro, henchido de amor, tal y como vimos desfilar a millones de compatriotas.
Valieron la pena el “madrugón” (los que durmieron, porque hubo muchos que no “pegaron” ojo), la espera, el cansancio; valió la pena ir y hacer parte de esa muchedumbre compacta y entusiasta, que acaba siempre por tornar pequeños espacios sobrecogedoramente enormes. La señal debía ser enviada y el pueblo habló, vaya que sí, alto y claro.
Nuestros enemigos deberían prestarle atención a ese mensaje, exactamente el mismo trasmitido en Lima, Perú, semanas atrás, y que, mal que les pese y sin importar cuánto urdan y hagan, es hoy y será mañana, ni más ni menos que el de este Primero de Mayo.
Deberían haberse fijado en los representantes de la generación “pionera”, presentes hoy en la conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores: la felicidad, la confianza, el orgullo retratados en los rostros de Raúl, Ramiro, Guillermo. Entonces, quizá dejarían de hacerse ilusiones y renunciarían a la vana espera de que la fruta madura caiga en sus manos.
Ojos tenemos para mirarnos en el espejo de otros y para contemplar indignados la pésima copia del circo romano en que se ha convertido nuestro mundo. Bien sabemos qué habría sido de Cuba sin la victoria de enero de 1959 y qué destino le espera si dejamos que esta Revolución se pierda, de manera que tendrán que acostumbrarse a la palabra: C-O-N-T-I-N-U-I-D-A-D.
En la Plaza habanera, la marea humana trajo a los pies del Apóstol de la independencia de Cuba el pasado y el presente de la nación y el compromiso irrevocable de jamás traicionar tanta gloria, de no ceder un ápice de lo alcanzado ni desviarnos un milímetro de la senda elegida, de perpetuar la obra de generaciones enteras y continuar avanzando en la construcción del Socialismo.
No tiene caso, señores, se quedarán con las ganas. Créanle a este pueblo que proclama “Todos somos Fidel”. Y créanles a los jóvenes cuando aseguran “No fallaremos”, porque tampoco es una consigna ni un “seguirle la corriente” a sus mayores, sino una solemne promesa, la de estar, como leí en uno de los tantos carteles que inundaron hoy la Plaza, “Con Cuba X 100Pre”
Fotos: Aday del Sol y M.H. Lagarde
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