Última decena de enero: ¿Y la poda responsable?
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El 17 de septiembre, en esta web, publiqué «Irma: Enseñanzas para la actual temporada ciclónica» (http://cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/67976-huracan-irma-ensenanzas-para-la-actual-temporada-ciclonica-), texto en el que decía: «Tres años atrás, cuando me mudé a la calle E entre 17 y 19, a cada rato me molestaba: quitaban la luz de las ocho de la mañana a las cinco de la tarde para podar los árboles. Este año no fue así, ni siquiera con Irma en Holguín, incluso Camagüey, hubo una poda responsable».
Cuatro meses después de aquella poda para poner la electricidad, el cuartico sigue igual:
Esta es la esquina de 19 y E:
Foto tomada en septiembre
Foto tomada ahora
Entonces afirmé: «La mayor afectación de los municipios Plaza, Playa y Habana del Este es la cantidad de árboles en el piso, que dificultan establecer la electricidad y, por tanto, limpiar cisternas, echar a andar motores y habilitar el servicio de gas.
«No soy una experta, pero el sentido elemental de lógica dice que con una poda responsable, los trabajos se centrarían especialmente en el litoral inundado, con el ahorro de recursos materiales y humanos».
¿Qué explicación existe para que, a poquito más de cuatro meses de inicio de la temporada ciclónica, esos grandes árboles continúen sin que les hayan cortado una hojita? Pongo este ejemplo porque tengo constancia de lo que escribí y publiqué a raíz del paso de Irma.
¿Cómo será la temporada ciclónica entrante? No lo sé, pero incluso, aunque fuera la más pobre de la historia contabilizada, ¿quién asegura que algún animal de esos de agua y viento, aunque sea de categoría uno, no pasará por La Habana? Todos sabemos lo que significan los vientos de un día en nuestra capital, así que la pre(ocupación) debe ser permanente.
Y, por supuesto, pienso que situaciones similares se pueden dar en el resto de La Habana y del país, también que en algunos lugares sí se ha barrido con los desechos en la calle.
Dios, Marx y Shangó me libren de que yo esté anunciando un ciclón para Cuba, pero precaver (ya lo dice el refrán) es mejor que lamentar.
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