Deportes en vivo

Deportes en vivo
Fecha de publicación: 
3 Junio 2012
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El deporte, por sí mismo, puede ser un gran espectáculo. Transmitido por la televisión debe serlo por partida doble. El espectáculo televisivo necesita estímulos que el desenvolvimiento de los atletas en cualquier deporte no tiene necesariamente que ofrecer. La dinámica deportiva es una, la de la televisión es otra. Claro que en el mundo moderno la tendencia es a unificarlas. De hecho, muchos deportes (sobre todo colectivos) han experimentado en los últimos tiempos transformaciones, cambios de reglamento para hacerlos más televisables. No vamos a valorar el impacto de esos reajustes en la práctica de cada deporte. Algunos dirán que fueron para bien, otros que hicieron daño. Pero lo que nadie podrá negar es que los juegos son ahora menos aburridos.

(Ya sabemos qué intereses están detrás de estos cambios, por supuesto que tienen que ver más con la publicidad y la mercadotecnia que con los deportes propiamente dichos. Asumamos que esa es la realidad, y será difícil transformarla. Además, más allá de las razones en contra, los televidentes se han beneficiado. No es lo mismo ver un juego de cinco horas, que uno de tres, con muchas más peripecias).

Desde hace algún tiempo, la redacción deportiva de la Televisión Cubana ha tomado nota de las más modernas tendencias internacionales en la transmisión de deportes. El antes y el después, quizás, los marcó la programación a propósito de los Juegos Panamericanos La Habana 1991. Tele Rebelde se convirtió entonces en el Canal Panamericano, con trasmisiones casi continua durante esos días. Las maneras y soluciones que se adoptaron por esos días (estudio central con conductor único, pases y entrevistas en exteriores, boletines y resúmenes…) influyeron en la dinámica de la televisión nacional. Pero la crisis de los noventa afectó sensiblemente las transmisiones deportivas; aunque, hay que reconocerlo, siempre se hicieron esfuerzos para cubrir con suficiencia los juegos multinacionales y los principales eventos del calendario nacional.

Con la paulatina recuperación de la televisión nacional, se fue consolidando esa vocación de cambio que ha tenido siempre a la programación deportiva en la vanguardia de la permanente renovación del medio. Los integrantes de esa redacción han comprendido que la televisión puede tener muchas responsabilidades en la orientación y educación del público, pero que si no entretiene al mismo tiempo, fallará todo lo demás.

Fuimos testigos, primero, de una nueva concepción de la visualidad, mucho más atractiva y funcional, distinta y mejor a la que por esos años tenía el resto de la programación. Las posibilidades de la computación abrieron nuevas puertas al diseño de infografías, spots y presentaciones de espacios. Aquí también tuvo que ver la participación de profesionales del diseño informacional. Más tarde se avanzó también en la creación de escenarios virtuales para la programación en estudio, muy importantes teniendo en cuenta las carencias de producción en el medio y las deficiencias en la fabricación e iluminación de los decorados. Hoy por hoy, casi toda la programación deportiva se apoya en esa solución, con buenos resultados.

Poco a poco se ha avanzado en el nivel estético de las soluciones de diseño. La renovación visual, como era de esperar, tenía que estar acompañada de una renovación de los estilos de trabajo de presentadores, periodistas y comentaristas, así como de los realizadores de los espacios. Se ha ganado mucho en la agilidad de las transmisiones, que han dejado de ser una relatoría monótona de las peripecias deportivas. Los retos de ahora están en la consolidación de la multifuncionalidad e interactividad de los programas.

Varios proyectos han marcado el paso de estas renovaciones. Gol y Antesala por ejemplo, no solo destacan por su atractiva visualidad, sino por el dinamismo de sus estructuras.

El plato fuerte, claro, siguen siendo las transmisiones de juegos multinacionales (Centroamericanos, Panamericanos, Olimpíadas, campeonatos mundiales de varias disciplinas) y la Serie Nacional de Béisbol. Acaba de finalizar una edición de esa cita y los encargados de transmitir los juegos han redondeado el espectáculo con la inserción permanente de entrevistas y discusiones en peñas, intervenciones de voces autorizadas, emisión de estadísticas, spots atractivos y análisis de los comentaristas. Y algo muy importante, se ha ganado en la interacción con los televidentes.

La pelota, por supuesto, sigue siendo el gran espectáculo (y esta última serie ha sido un buen ejemplo), pero los profesionales de la televisión le han hecho honor con una cobertura ágil y vistosa.

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