Un Festival para una ciudad

Un Festival para una ciudad
Fecha de publicación: 
23 Octubre 2017
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El Festival de Teatro de La Habana, que ocupará los principales circuitos teatrales de la ciudad hasta el próximo domingo, apuesta en su XVII edición por la variedad en sus propuestas: es difícil encontrar un patrón inamovible, coordenadas estéticas predominantes, ejes temáticos… Pero sí hay una columna conceptual: el teatro como ente transformador. Y en buena medida, como espacio de crítica.

Muchos de los espectáculos que ya se han visto asumieron situaciones polémicas, “revisaron” momentos controvertidos de la historia contemporánea, establecieron un diálogo cuestionador con sus públicos.

Los caballeros de la mesa redonda (Freddys Núñez Estenoz, a partir de un texto de Christoph Hein) significa un interesante cambio de rumbo para la compañía camagüeyana Teatro del Viento. Con el estilo del más rocambolesco, estrafalario y epatante cabaret, se abordan temas particularmente incisivos.  

Nadie entendió lo que dijeron sobre el escenario los actores de Jo Strømgren Kompani, de Noruega. No había manera, porque es un lenguaje sin sentido, que evoca sonoridades “soviéticas”. There, sin embargo, dice mucho: poderosas metáforas (tragicómicas, si se quiere) sobre la incertidumbre del futuro.

Eugenio Deoseffe demuestra un extraordinario dominio de la técnica de las marionetas. En Lupa: mundos para mirar de cerca (Lupa, Compañía de Muñecos, Argentina; dirección: Javier Lester Abalsamo) cuenta historias sencillas y deliciosas, que pueden seducir a espectadores de todas las edades.

Historias bien guardadas (La salamandra), dirigida por Ederlys Rodríguez, perfectamente pudiera ser asumida como una propuesta plástica. Pero aquí hay varias historias (verídicas o inventadas), que confluyen en un entramado de estilizada esencialidad. Teatro de atmósferas, de singular vuelo poético, está concebido para un público de no más de 15 personas.

Jacuzzi (Trébol Teatro) reflexiona sobre el rol del artista y su posicionamiento en el complejo entramado de estos años. La cercanía del público propicia un interesante "diálogo".

En Éxtasis (Teatro Buendía), Flora Lauten recrea las peripecias de una de las más apasionantes figuras de la Iglesia y la literatura: la madre Teresa de Jesús. Los textos de Raquel Carrió, Eduardo Manet y la propia Lauten jerarquizan hitos en la vida de la célebre mística, sin pretender hacer un recuento biográfico. Hay mucha poesía, que dialoga sin fórceps con nuestra cotidianidad.

Los dos príncipes (Teatro de las Estaciones) es una pequeña joya, en la que confluyó la maestría y la sensibilidad de un equipo inspirado. Se trata de contar los antecedentes de la triste historia homónima que publicara José Martí en La edad de oro, en una sucesión que reserva algunas peripecias inesperadas.

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