Irán sigue en la mira de invasión

Irán sigue en la mira de invasión
Fecha de publicación: 
23 Mayo 2012
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El Congreso estadounidense ha rechazado una enmienda de la congresista demócrata Barbara Lee, que proponía limitar los gastos relativos a la retirada de las tropas y contratistas militares de Afganistán. La votación, de 303 en contra y 113 a favor, es inversamente proporcional al deseo del pueblo norteamericano, que en más del 50% ha exigido el cese inmediato de la ocupación de ese país.

El voto republicano en contra de la enmienda no descansa solo en la cuestión de la pretendida defensa de los intereses de los EEUU frente al peligro terrorista, sobre todo el de Al Qaeda, sino también en el hecho de que la permanencia de las tropas en el Medio Oriente desmienten las promesas hechas por el presidente Barack Obama en su campaña de 2008 y acentúan el descontento de la sociedad.

Un punto importante para los votantes en general radica justo en las promesas no cumplidas. Por ello, también esta puede ser una estrategia preelectoral por parte del Partido Demócrata, por cuanto la presentación de la enmienda, con su subsiguiente rechazo, garantiza la idea de que se hacen esfuerzos por cumplir con el deseo del pueblo de cesar la ocupación militar en Afganistán. Los republicanos, por su parte, evitan precedentes negativos para su política en caso de que las elecciones presidenciales resulten favorables para su partido.

El Medio Oriente es, sin embargo, un objetivo clave en la política injerencista estadounidense, y se mantiene vigente su proyecto de invasión militar al codiciado objetivo económico de Irán. Así lo prevé el Proyecto de Ley sobre gastos de Defensa, que contempla 88 000 millones de dólares para operaciones en Afganistán e Irak, y de cuyos fondos, de un total de 642 000 millones para el Año Fiscal 2013, se asignarían importantes partidas destinadas a un plan de envío de aviones, municiones y combustible para las operaciones contra Irán por mar y aire. Se añadiría además una significativa inclusión de la fuerza naval que garantice el sostén de una larga campaña militar contra instalaciones nucleares y militares de la nación persa. Así lo ha denunciado a la prensa el congresista demócrata Dennis Kucinich, abanderado opositor de las operaciones militares en el Medio Oriente.

Antes, se ha acusado a Irán de constituir una amenaza para la Democracia en América Latina. John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, esgrimió este argumento en la cuadragésimo segunda Conferencia de las Américas en el Departamento de Estado, y justificó con ello la “implicación” de la potencia imperialista en Colombia, México y toda la región. En un momento histórico en que llegan a su fin legal los tratados para bases militares en Centro y Suramérica, EEUU consiguió la complicidad del gobierno de Álvaro Uribe para aprobar el levantamiento de siete bases militares en su territorio y el impulso de un nuevo Tratado de Libre Comercio, recientemente firmado por el siguiente presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en la Cumbre de las Américas.

Bases militares y Tratados de Libre Comercio constituyen los más eficientes mecanismos de dominio imperialista. Desde la economía, se asegura la legitimación del empoderamiento sobre los recursos naturales, la impunidad respecto al paquete de inversiones y el destino de su producción, así como el abaratamiento del mercado del trabajo.
Son esferas esenciales de control global. Las bases militares garantizan, por su parte, la intervención en procesos de democratización, como lo hicieron con éxito en Honduras. Esta idea, se justifica en la percepción legitimadora legal del sistema como “operaciones de Defensa Nacional”.

En el contexto de campaña electoral, los “nuevos” mecanismos de sondeo mediático han comenzado a difundir una animación digital que supone la existencia de estructuras nucleares en Irán. El dato proviene, según se reitera, de un no revelado oficial que filtró en exclusiva la información a la Agencia AP (Associated Press). Y es prodigiosamente similar a la táctica desplegada por Colin Powell en 2003, cuando se presentó a las cámaras de TV con grabaciones e imágenes satelitales que, según insistía, demostraban “con hechos” la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Y similar además a la presunta revelación del New York Times, procedente de la inteligencia estadounidense que había robado una laptop iraní, sobre su arsenal nuclear, y ello menos de tres años después del show de Powell. El argumento, fiel al cinismo político del proceder imperialista, se reedita respecto a la base iraní cuyas paredes “revelan” la peligrosa existencia de estructuras nucleares.

Los 88 000 millones correspondientes al año fiscal 2013, específicamente designados para continuar la intervención en el escenario de guerra del Medio Oriente no son, en cambio, producto de una “filtración”, ni de una animación digital misteriosamente obtenida, sino una inyección financiera que da curso a la intervención militar largamente planeada contra Irán. Se trata de esa especie de deja vu que busca asentarse en la psicología social como una piedra de toque inevitable. El argumento es “más de lo mismo” por cuanto el cinismo político que lo engloba responde a una estrategia de injerencia. De ahí que se reúnan, acopladamente, el apremio preelectoral, que concentra su objetivo en cifras de votantes antes que en problemas concretos, y el proyectado plan de intervención militar, cínica y directa, en Irán.

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