Atrapado, de Daniel Chile, diez minutos de buen cine para reflexionar

Atrapado, de Daniel Chile, diez minutos de buen cine para reflexionar
Fecha de publicación: 
8 Abril 2017
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¿De qué va Atrapado?

«Hace tiempo me cuestionaba un poco sobre esta obsesión por el dinero que tenemos los seres humanos, un poco también porque el costo de la vida se ha vuelto muy difícil; sobrevivir, para muchas personas, es un poco complicado. Y entonces me hice una pregunta, me dije: ¿hasta qué punto transgredimos nuestra ética y nuestra moral cuando estamos sometidos a presión? Y en este caso, se me ocurrió la idea de Roldán, un repartidor de pizzas que tiene una presión económica fuerte familiar, doméstica, y su esposa está a punto de dar a luz; entonces se ve en la encrucijada entre la supervivencia de él y su familia o la vida de una persona, un conflicto ético y moral que a mí siempre me ha interesado».

Una vez más, te acercas a los avatares íntimos de los seres humanos, a sus miserias y virtudes, pero ¿sin moralejas?

«Yo trato siempre de ni dar lecciones morales, ni juzgar a mi personaje. En algunas opiniones que he visto en los foros de internet, hay gente que dice que el corto exhorta un poco a la violencia o ese tipo de cosas. Yo muestro un hecho, la decisión que toma el personaje no es la mejor, por supuesto, es una decisión bastante fuerte, bastante dura, lo sé, pero trato de que sea el espectador quien juzgue, quien reflexione, quien se lleve la historia para su casa y sencillamente se cuestione su realidad, sus alrededores, la vida en el mundo que está viviendo…»

Para quienes hemos seguido tu carrera desde Tres puntos, tu primer cortometraje, hasta Atrapado, es evidente la maduración, el crecimiento, ¿te sientes satisfecho?

«Estoy muy contento porque pienso que sí, que es un corto mucho más maduro, incluso yo siento que tiene otra frescura desde el punto de vista estético, la puesta en cámara, quizás la edición; desde el punto de vista actoral quizás es más completo, no porque los demás cortos hayan tenido un desbalance actoral, pero este siento que desde el punto de vista general es uno de los más completos. Estoy muy contento, por ejemplo, con la música que me hizo Emilio Martiní, con la banda sonora. Además, estoy feliz porque a la gente le ha gustado, algunos festivales que están llegando, pero en general, siempre cada obra que yo he realizado ha tenido su motivo, su concepto. Ahora lo miro a distancia y algunas cosas me parecen mal, otras bien, pero cada una tiene su sentido, claro que a este, al ser el último, uno siempre le tiene un cariño especial, pero cuando pasen cuatro años, ya lo miraré diferente».

¿Cómo lograste poner a dialogar a todos los departamentos del cine, equilibrarlos tan bien?

«Lo principal es buscar un buen equipo, yo pienso que una de las cualidades que debe tener un director es aglomerar a las mejores personas de cada departamento del cine, sea dirección de arte, edición, fotografía, guion, porque el cine es un trabajo en equipo. En este caso, tuvimos un equipo muy bueno, y ya con eso tienes un terreno bastante ganado, porque son personas muy profesionales que lo dan todo, que trabajan para el cine, y eso es lo principal. Después, bueno, tratar de enamorarlos con la historia, decirles lo que tú quieres, que sientan que tú tienes seguridad y que sabes a dónde quieres llegar, exigirles, por supuesto, y al primero que me exijo es a mí en cada trabajo que hago».

Una vez más has dirigido a actores muy experimentados. ¿Es complicado llegar a ellos?

«Llegar a estos actores es bastante fácil, yo siempre lo digo y las personas piensan que porque de pronto mi padre es una gente conocida; para nada. Estos actores están ahí, esperando proyectos, con deseos de trabajar y, sobre todo, con deseos de ayudar a los jóvenes. En este caso, Patricio Wood y Aramís Delgado se involucraron con mucha energía en el proyecto».

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Y la responsabilidad de dirigir a esos grandes actores, ¿cómo la llevas?

«¿Cómo los dirijo? Por un momento, si te pones a pensar que son actores que tienen una carrera muy larga, empiezas como con un cierto miedo de que han sido dirigidos por grandes directores y uno está empezando; entonces no vas a poderlos dirigir satisfactoriamente. Los dirijo como a cualquier actor, diciéndoles lo que quiero con mucha seguridad, y exigiéndoles del mismo modo a todos».

¿Cuál ha sido para ti el aprendizaje más importante que te dejó Atrapado?

«Si tuviera que decir algo, porque en los demás aprendí otras cosas, fue darme cuenta de la importancia del trabajo en equipo en el cine. Fue realmente el cortometraje donde más hemos hecho un plan de producción, un diseño de producción lo más cercano a como se hacen las películas cubanas. En otros cortos lo habíamos hecho, pero en este yo me propuse hacer un cortometraje con las mismas herramientas y con el mismo sentido que si estuviera haciendo una película, por eso busqué una asistente como Geraldine León, que ha sido asistente de filmes como Los dioses rotos y Conducta, de Ernesto Daranas. Entonces yo diría que lo que más aprendí fue el trabajo en equipo, el trabajo en conjunto, cómo lograr que todos los departamentos estén bien, que te entiendan, que haya organización, para lograr que la obra quede lo más completa posible».

¿Te lo propusiste como un ejercicio para retos mayores?

«Sí, porque aunque para hacer un largometraje tendrán que pasar tres o cuatro años, ya me quiero adentrar en ese mundo, comenzar a escribir un guion, y me lo propuse como un ejercicio para ya tener la tranquilidad y la seguridad a la hora de dirigir un largometraje donde son uno o dos meses de rodaje, donde el grupo de personas se multiplica, es el doble de personas, pero básicamente son las mismas herramientas, el mismo sentido».

Entonces, ¿es ese tu próximo proyecto?

«Ahora quisiera adentrarme en la escritura de un largometraje. Escribir sobre los conflictos de la naturaleza humana es muy difícil y estoy seguro de que me va a llevar tiempo de estudio, de trabajo, de meditación, para centrarme en la escritura de un guion que quisiera que fuera en colaboración con un guionista… Tengo algunas ideas para un drama urbano, que esté enmarcado en el contexto de la Cuba de hoy, y siempre conflictos que exploren sobre las complejidades de la naturaleza humana, los laberintos más oscuros y recónditos del ser humano, que a veces no se ven, pero uno en una película tiene la posibilidad de plasmarlos».

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