Segunda ronda del IV Clásico: “Mi pie izquierdo”
especiales
Hablábamos en comentarios anteriores de la precisión quirúrgica que debía tener la novena de Carlos Martí en esta fase para navegar con suerte, pero lamentablemente no sucedió así.
Toda Cuba se levantó en vilo con el jonrón de Alfredo Despaigne en el segundo acto, que nos puso delante por la mínima. Seguimos al pie del cañón cada lanzamiento del derecho Noelvis Entenza, quien con 73 lanzamientos, tres boletos, dos ponches y una limpia permitida, soportó cuatro innings desde la colina de los martirios.
Sucede que pese a caminar, Entenza tuvo algunos altibajos con su control y empleo excesivo en algunos episodios de la batalla, como ese cuarto, cuando la igualada israelí, o de la sucursal yanqui si lo prefiere, la materializó un hombre embasado por transferencia.
Y digo sucursal yanqui, pues de los 28 jugadores israelíes, invictos en la competición con cuatro sonrisas, por cierto, solo uno milita en la Liga beisbolera de esa nación. Cinco de los nueve utilizados en la alineación la víspera contaban con experiencia en la MLB y el diestro abridor, Jason Marquis, ni hablar: 15 campañas en Grandes Ligas, 124 victorias-118 derrotas, Todos Estrellas de la Liga Nacional en el 2009, PCL de 4.61, total de estrucados de 1 174, y experiencia en el III Clásico.
Rosario de virtudes que lo hicieron transitar con efectividad durante cinco y dos tercios, apelando a 69 envíos con cuatro abanicados y solo una transferencia.
Los relevistas de Israel, en calidad de home club, tampoco permitieron libertades, especialmente el taponero John Zeid, sobre las 92 millas y capaz de retirar a dos de los tres hombres en el noveno por la vía del ponche.
Desde mi óptica seguimos siendo en extremo conservadores. Carlos Benítez de nuevo alineó titular, y de nuevo falló al intentar cumplir su rol de avanzar al corredor en toque bola de sacrificio. Su slump ya pasa de castaño a oscuro, como también resultan alarmantes el del designado Frederich Cepeda en el tercer turno ofensivo, el jardinero Yoelkis Céspedes y el inicialista William Saavedra, igualmente con la tamaña responsabilidad de tapar a Despaigne.
Además de las nueve oportunidades en las que fueron estrucados los nuestros, dejaron ocho hombres en circulación, incluida una ocasión con las almohadillas cuajadas y la opción de remolcar en las muñecas de Saavedra.
Como aliciente, el hecho de que Despaigne comanda el departamento de cuadrangulares en la historia de estos certámenes gracias a siete, solo que frente a Israel lo pegó con las almohadillas vacías, al igual que el del estreno versus Japón.
Vayamos ahora al pitcheo relevo. Ninguno de los preparadores empleados, entiéndase el zurdo YoanniYera, y los derechos José Ángel García y Liván Moinelo (sin la velocidad habitual y tres regalías conferidas), cumplieron con su rol de aguantar a la tanda rival. Todos se metieron debajo en los conteos y pese a únicamente tolerar cinco inatrapables, estos los recibieron en situaciones clave del partido. Además, en una muestra sólida de profesionalidad, la última carrera de los israelíes, llegó por un squeezeplay en las postrimerías del octavo.
Los cambios madero en ristre realizados por Martí tampoco funcionaron. Ni Guillermo Avilés, ni Yosvani Alarcón, ni Jefferson Delgado, ni Yordan Manduley pegaron de jit en seis comparecencias al home plate, en las cuales, al igual que los restantes hombres de la alineación, se fueron con pitcheos fuera de zona, señal de una endeble discriminación, presión con el peso de un rascacielos, y ausencia de exámenes previos con tamaño rigor Clásico.
Otra lectura para muchos de ellos, pese a gozar de notoria experiencia y rendimiento en Series Nacionales, la constituye el hecho de que nuestro torneo doméstico en la actualidad dista mucho de las exigencias cualitativas del Clásico.
En otros desenlaces de la jornada Puerto Rico y Dominicana continuaron por la senda del triunfo, los boricuas 9-4 sobre México, en capilla ardiente; mientras los de Quisqueya continúan su paso demoledor y fueron verdugos de Estados Unidos 7-5, ratificando su condición de aspirantes a la reválida del cetro.
A nuestra armada le restan dos choques de vida o muerte. El primero frente a los anfitriones nipones en el Tokio Dome. El balance adverso de 1-4 coloca a los japoneses en calidad de amplios favoritos, pero quién sabe si con la gracia de todos los Orishas y el alumbramiento del derecho iniciador designado, Vladimir Baños, podemos romper el maleficio. Eso sí, de inicio se necesita una actitud, mentalidad y toma de decisiones que denoten un interés marcado por la victoria.
El otro desafío será frente a Holanda, nuestra bestia negra de la versión precedente y ante los cuales tenemos balance adverso de 1-2 en este tipo de justas. Nada, que como dirían muchos aficionados a la pelota, Cuba está metida en camisa de once varas.
Nipones y tulipanes marchaban abrazados a cinco anotaciones al momento de redactar estas líneas.
Crucemos los dedos señores, restan otras dos madrugadas de insomnio, adrenalina al límite y…
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