Una ciudad escolar para hacer felices a los niños

Una ciudad escolar para hacer felices a los niños
Fecha de publicación: 
28 Enero 2017
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 Cuando todo parece perdido, hay quienes luchan, persisten, triunfan, deshacen males, convierten en realidades los imposibles, hacen soñar e implican a otros en el difícil camino de crear, y trasciende su ejemplo para afrontar los retos actuales.

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   La historia que une a Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana, con la Ciudad Escolar 26 de Julio, en la ciudad santiaguera, así lo demuestra.
   El 28 de enero de 1960, en homenaje a José Martí, Fidel inauguró en la segunda fortaleza militar de importancia en el país, la primera de 69 escuelas que funcionarían en antiguos cuarteles.
   Gracias a esa declaración quedaron atrás los males que caracterizaron a la fortaleza desde que se creó en 1859 como Presidio Modelo, que continuaron aún cuando adquirió el nombre de Reina Mercedes en 1868 o el de Guillermón Moncada, en honor al general mambí, a partir de 1909.

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El entonces comandante Raúl Castro Ruz, junto a Temita la hija del asaltante al Cuartel Moncada José Luis Tasende y el comandante Juan Almeida Bosque durante el acto donde quedó convertido en escuela la fortaleza asaltada por Fidel Castro el 26 de julio de 1953.

   Las torturas en sus celdas, que arrancaron los ojos de Abel Santamaría, segundo jefe de la acción del 26 de julio de 1953, y la realidad de la Cuba que demandó tanto sacrificio, se recuerdan hoy en un museo que, inaugurado en 1967, es un antídoto para el olvido.
   A las postas del centro ya no fueron más las familias santiagueras para protestar por la desaparición de sus hijos, sino a colaborar con una educación de calidad para el bienestar de sus príncipes enanos, expresó con orgullo Yoandra Batista González, madre del pionero Kevin Estefano, de segundo grado.
   Aquel 28 de enero demostró la perseverancia de la tropa de Fidel, quien siete años antes, expusiera la idea de convertir cuarteles en escuelas en su alegato de autodefensa, al enfrentar un juicio por asaltar, sin éxito, esos mismos muros.

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Marlene Mengana Maren actual directora de la Ciudad Escolar 26 de Julio ofreció declaraciones a ACN con motivo del aniversario de haberse convertido el Cartel Moncada en Escuela

   Fue otra prueba de lealtad a la palabra empeñada, también de Raúl Castro, quien en su diario de campaña reiteró la idea en enero de 1958, mientras dejaba atrás las c enizas del primer cuartel que derrotó el Ejército Rebelde en la  localidad montañosa de La Plata, en el municipio santiaguero de Guamá.
 
LOS SUEÑOS DE FIDEL SON LOS MÍOS PROPIOS
 
   “Donde se torturó y vejó el hombre quiero que hagas felices a los niños santiagueros”, le pidió Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana, a Nora Hilda Pierre Dolorí, cuando en 1965 confió a ella la responsabilidad de conducir la ciudad, labor que asumió por 25 años con la convicción de estar en el lado correcto.
   Logramos tener más de dos mil educandos cada curso, al consolidar seis escuelas, una por grado, con maestros especializados, muchos de los cuales eran normalistas y otros de los que formamos con la brigada Frank País en el II  Frente Oriental, recuerda ella con la vitalidad de sus 87 años.

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Momento en que Armando Hart Dávalos recibía la nueva bandera cubana que llevaría la ciudad escolar 26 de julio el día 28 de enero de 1960.

   Cuba ya era libre de analfabetismo, expresa, se había declarado la educación gratuita, pero faltaban escuelas, por eso acogimos a cientos de los niños que no tenían, como los del poblado de Boniato o El Cobre, hasta que se creó una escuelita en el primero y el cuartel ubicado en el otro se convirtió en centro docente.
   En la urbe validamos los nuevos programas de estudio y el uso de la televisión como medio de enseñanza, y sembramos jardines en los áridos terrenos con 14 especies de rosas, incluidas las blancas para el busto a Martí,  y, además,  la flor nacional, la mariposa, que contaban con el cuidado de los alumnos, refiere.
   Para vincular  el estudio con el trabajo sembramos vegetales y hortalizas en un huerto cercano a El Caney, con lo que nutrimos nuestros comedores y materializamos ese sueño de Martí, impulsado por Fidel, quien, incluso, nos envió a adquirir experiencia en la finca de Mongo Pérez, cuenta Nora Hilda.
   Hicimos las escuelas seminternas, por petición de Vilma Espín, para que las mujeres pudieran trabajar en centros que se les crearon, algunos aún funcionales como la Peluquería de Plaza de Marte, la Fábrica de Ajustadores en San Francisco y San Pedro, y el inmueble de corte y costura de la avenida Yarayó, hoy Patria, prosigue.
   Resultaron de mucha felicidad para las madres los planes de verano que continuaban propiciando cuidados y educación a los niños, aunque eso me costaba el descanso veraniego, asegura quien también fuera diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
 
A 56 AÑOS
 
   Pasa el tiempo, pero Martí, Fidel y la Generación del Centenario siguen  inspirándonos, de modo que esta continúa siendo una ciudad para la felicidad de los niños, afirma Marlene Muguercia Marín, directora del centro desde hace 10 años.
   Mantenemos conquistas como la de una educación gratuita, de calidad e inclusiva, pues entre los más de dos mil 650 estudiantes- ubicados en seis escuelas multigrados hasta el nivel de secundaria básica- se hallan algunos con necesidades educativas especiales, y para nosotros solo hay una raza, la humana, señala.
   Inculcamos valores morales y no monetarios, mientras tratamos de fomentar  patrones positivos de responsabilidad, solidaridad, y propiciamos que conozcan la historia del lugaltar con ayuda de un aula museo, siguiendo la idea del historiador Eusebio Leal, implementada en el país desde 1995, precisa.
   Llevamos con orgullo haber formado a muchas personalidades de la cultura, el deporte y la ciencia de la provincia, y tenemos ejemplos  como el de la joven maestra Elizabeth Salazar Lescay, que tiene un vínculo especial con la escuela, asegura Marlene.
   Elizabeth creció jugando con las tizas de su abuela Dulce María, maestra en la propia institución, y en esos predios adquirió la mayor parte de la educación que ha recibido en su vida: cursó allí desde el primer grado hasta la micro universidad pedagógica que funciona en esa sede.
   Eso significa un gran compromiso, porque los que fueron mis maestros ahora son mis compañeros de trabajo, muchos me ven como una inspiración, a la vez  sienten satisfacción al saber que la obra forjada crece, expresa la joven.
   Un día enseñé en el aula la foto de cuando recibí a Hugo Chávez, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y a Raúl Castro, y mis alumnos decían, mira, la maestra tiene pañoleta roja como nosotros y pedían que les contara sobre ese momento, agregó.
   Ese encuentro es otra huella que llevo, pues vi la grandeza de esos hombres que me pareció conocer desde siempre, incluso Chávez elogió mi peinado, preguntó quién me lo había hecho y de tanto que le gustaron mis palabras se le salieron unas lágrimas, rememora.
   El ejemplo de ellos es algo que enseño a mis pequeños, insisto en los valores, en los buenos hábitos, para que sean hombres y mujeres de bien, fieles a la Revolución y defiendan la Patria en que nacimos y nos ha dado tanto, concluyó la novel maestra.

Elizabeth Salazar, maestra que fue alumna de la ciudad escolar 26 de julo y hoy es miembro del claustro de profesores de esa prestigiosa institución educacional.

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