MIRAR(NOS): Amor a primera vista, ¿mito o realidad?

MIRAR(NOS): Amor a primera vista, ¿mito o realidad?
Fecha de publicación: 
2 Septiembre 2016
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En cosas del amor, todo se parece a las cuentas de un collar: saliendo la primera, salen todas las demás.

 

Refrán peruano

En menos de 10 segundos, Usain Bolt, el hombre más rápido del mundo, recorre 100 metros. Ninguno antes de él pudo hacerlo con mayor velocidad en sus piernas. Menos de cinco bastan para la, en mi opinión muy exigente, prueba del salto con pértiga. Por supuesto, ya esto ustedes lo sabían.

¿Conocía que entre seis y 10 segundos bastan entre dos personas involucradas para hacerles sentir algo especial?

Personalmente, me cuesta un poco creerlo, pero no pongo en duda el testimonio de aquellos a los que les ha ocurrido. A mí me parece más un asunto de confusión de sentimientos, porque ese flashazo inicial da la idea de algo netamente carnal… porque sin conocerse, no sé yo.

La ciencia, esa aliada incondicional, explica cómo surge el chispazo, pero no pocos estudiosos también garantizan que el cerebro nos engaña y nos hace creer en él, porque únicamente ese órgano ha pasado el «diplomado» para editar y recodificar recuerdos pasados sin que medie ninguna conveniencia de nuestra parte.

El corazón late fuerte, se dilatan las pupilas y, no sin razón, muchos aseguran que incluso llega a subir la temperatura corporal. ¿Eso significa que el amor a primera vista existe? Como les decía, ahí las aguas se dividen.

Por un lado, están los que creen fervientemente en las primeras impresiones. Sostienen que no hay posibilidad de vivir un gran amor con alguien si, en un comienzo, no se experimentó un temblor de gran magnitud. A todos ellos les interesará saber que, según un estudio publicado en los Archivos de Comportamiento Sexual, el amor a primera vista existe, al menos en el caso de ellos. Según consta en la publicación, «cuanto más tiempo pasa el hombre mirando a su compañera, más pronto caerá a sus pies». Al parecer, si un hombre fija la vista en una fémina por cuatro segundos o menos, significa que esa mujer no le causó una gran impresión; pero si logra romper la barrera de los 8,2 segundos, entonces en ese muchacho nació el amor. Mmm, lo que me queda más clarito es que los hombres miran más, o al menos con mayor desenfado y sin recato alguno, a la hora en punto de disimular sus emociones.

Ya les dije, soy de la parte del mundo que se anota en la lista de los detractores del amor a primera vista. Pero no quiere decir esto que les inste a seguirme.

Se asevera que ese flechazo al que a veces se le atribuye el comienzo del amor es tan solo producto de un engaño cerebral. Esto sucede cuando un conjunto de recuerdos del pasado, almacenados en la memoria, se combina con sentimientos que se experimentan en el presente. Múltiples investigaciones dan cuenta de que cuando decimos que la primera vez que vimos a nuestra pareja nació el amor, a lo único que nos estaríamos refiriendo es a un mecanismo de selección que hace nuestro cerebro, que le permite trasladar al pasado sentimientos del presente. Un poco enredado, ¿no? Resulta que la capacidad de volver a traer y editar, de diferentes maneras, un mismo recuerdo en diversos momentos de nuestras vidas. Es decir, que ajustamos nuestras memorias de la forma que nos resulte más conveniente. Se trata, de algún modo, de un mecanismo de supervivencia. Posiblemente, sería imposible vivir con optimismo, si uno almacenara, con lujo de detalles, cada uno de los eventos que nos tocó atravesar.

Recientemente, leí que para enamorarse hay que verse por lo menos cuatro veces. La buena noticia es que pueden cambiar las cosas, si de todas formas no sintieron atracción la primera vez que se vieron. Claaaaro, eso último explica por qué personas que, por ejemplo, estudiaron juntas, luego, al cabo de los años, se ven de nuevo y ¡pum! deciden unir sus caminos.

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