Objetivo en Bolivia: horadar la base social

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Objetivo en Bolivia: horadar la base social
Fecha de publicación: 
28 Agosto 2016
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Mucho dinero hay invertido en el denominado Plan de Estados Unidos para Bolivia, un nuevo intento para derrocar a Evo Morales, por cualquier vía, “blanda” o no, y que toma un cariz relevante desde fines del año pasado y llega ahora a presentarse en toda su crudeza con el asesinato a golpes del Viceministro de Asunto Interno, quien había ido en son de paz a dialogar con líderes de cooperativistas mineros, decididos a no aceptar la Ley de Minería y gestionar una rápida capitalización para entregar las riquezas del sector a los monopolios extranjeros y a la oligarquía nacional.

Para Estados Unidos la palabra no sería “entregar”, sino “devolver”, y para ello ha aprovechado y creado conatos de divergencia que luego exacerbó frente al gobierno del primer presidente indio en el continente, que ha sabido llevar a la nación sudamericana por el camino ascendente del desarrollo y hacer olvidar la explotación de etapas anteriores.

Todo representa un peligro para el Imperio, que ha reclutado mediante la Agencia Central de Inteligencia a elementos nacionales, generalmente jóvenes, e incluso apelado a elementos de la gusanera que nacieron en Cuba y residen en Miami y ciudades populosas europeas.

Provocar arremetidas policiales para crear “mártires” civiles, exacerbar cualquier diferencia entre blancos, mestizos e indios y utilizar el mayor control de la información para denigrar los logros revolucionarios son métodos utilizados una y otra vez, con logros en el impedimento electoral para que Evo aspirara a la reelección presidencial.

Cuesta trabajo no endilgar epítetos duros a “plumíferos” que presentan a Estados Unidos como la víctima de la política nacionalista y revolucionaria boliviana.

Pero así lo hacen cuando afirman que EE.UU. pagó la factura al “sufrir”  la expulsión de un embajador, otros diplomáticos y agencias gubernamentales como la DEA, NAS y USAID, y organizaciones no gubernamentales nada neutrales,  que conspiraban contra el gobierno de Las Paz, sobre lo cual se presentaron pruebas y hechos concretos, incluidos grupos de conspiradores que pretendieron subvertir el orden.

Las organizaciones no gubernamentales también fueron pilladas in fraganti cuando emplearon todo tipo de métodos para convencer a miles de indígenas a que participaran en marchas antigubernamentales en el 2010 y el 2011; se comprobó la penetración de la CIA en entidades estatales como Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, y la captación de Santos Ramírez, un dirigente del partido oficial MAS.

Fuerzas al servicio del imperialismo estuvieron presentes en la incitación  y agravamiento de conflictos sociales, como el denominado paro cívico de Potosí y las protestas en la Paz, el pasado año,  y los más recientes bloqueos de caminos, movilizaciones contra el cierre de la estatal Enatex y la de los discapacitados que demandaban  un bono mensual, cuando en todo los casos el gobierno había asegurado indemnizaciones y la atención requerida.

Arma tan eficaz es esa mayoritaria prensa que tanto daño ha hecho con sus mentiras y tergiversaciones contra los gobiernos progresistas latinoamericanos, y en Bolivia, por supuesto, no era, es, excepción, descollando al respecto medios como Página Siete, la Agencia de Noticias Fides (ANF), El Deber, ERBOL y Los Tiempos, y los periodistas  Amalia Pando, Andrés Gómez y Raúl Peñaranda.

El periodista Fernando del Rincón, de la cadena norteamericana CNN,  y un camarógrafo de ese medio también fueron acusados de trata de personas, porque prepararon la entrevista a un menor de edad que fue presentado falsamente como un hijo abandonado del  mandatario, conspiración gestada desde EE.UU., como parte del proyecto para evitar la posible reelección presidencial. Mientras Marina Menéndez alerta sabiamente en el diario nacional Juventud Rebelde sobre el peligro de lo que ya señalamos como erosión de las bases sociales, el  colega Habana Radio confía en que Evo sabrá dar justa y digna respuesta a proyectos que no se detienen ni ante el asesinato, y seguirá siendo un hueso duro de roer para el Imperio.

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