Efecto Cuba

Efecto Cuba
Fecha de publicación: 
24 Agosto 2016
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Todo parece indicar que el destino cubano está predestinado a no ser una moda pasajera, por los atractivos de su oferta turística, llamada a ser mejorada para acometer las exigencias presentes y futuras de un giro declarado sector estratégico para la economía nacional.

Aunque la industria del ocio local venía pidiendo vía hacia lustros, no fue hasta diciembre del 2014, con el acercamiento bilateral entre Washington y La Habana, que su horizonte alcanzó planos antes insospechados y comenzaron a ascender los flujos, y no solo desde el vecino poderoso del norte.

Tal tendencia solo ha hecho desde entonces fortalecerse y dar claras señales de seguir con buena salud por esa senda, tanto así, que al alcance de ese fenómeno ya le han dado en llamar el Efecto Cuba, con eco para la región. Están viajando hacia esta dirección más norteamericanos y más canadienses, quienes luego, mediante el multidestino, se dirigen a territorios adyacentes, con énfasis al Caribe mexicano.

Los primeros, al amparo de las 12 categorías autorizadas por Barack Obama, y los segundos, en su condición del mercado puntero por muchos años y responsables cada 12 meses de remitir más de un millón de viajeros.

Benjamín Morales Meléndez afirmaba en un artículo: “Mucha gente me pregunta si es posible viajar a Cuba y cuán fácil es hacerlo. La respuesta a esa interrogante es sencilla: viajar a suelo cubano con pasaporte estadounidense es sumamente fácil, más de lo que se imagina.

“Si leyeron bien dichas categorías, continúa, básicamente cualquiera puede cumplir con uno de esos requisitos, sobre todo, el número ocho: ¿Qué rayos es “Proporcionar diversos tipos de apoyo al pueblo cubano?”.

Y finalizaba el articulista con esta exhortación: “Así que no tenga miedo. Busque una de las categorías que le apliquen y venga para acá, no se arrepentirá”.

Realmente, los norteamericanos se han ido acomodando a las exigencias que les han impuesto- la Casa Blanca mantiene intacto su bloqueo- y de ello son testigos los aumentos de dos dígitos exhibidos por las emisiones de visitantes procedentes de la Unión.

Ese comportamiento en el principal mercado para la región intracaribeña ha conllevado a inquietudes entre los potenciales clientes del entorno.

Otro reportero- Marco Daniel Guzmán- en un comentario titulado Cuba al acecho de Cancún, se cuestionaba: “¿Debemos o no preocuparnos por el boom de turistas estadounidenses a Cuba? ¿Cuba será una amenaza para los destinos del Caribe Mexicano tipo Cancún, Riviera Maya, Cozumel u otro? Sí, yo creo que sí”.

Para a continuación insistir en su preocupación: “Muchos dicen que ¡no!, pero yo pienso que si en México no nos adecuamos a los cambios, Cuba podría, en un lapso de pocos años, restarnos parte del pastel del turismo. Al igual que México, Cuba es un destino extremadamente cultural; su fuerte raíz afro caribeña es muy reconocida en el mundo, la calidad de los servicios que damos en México cuando los cubanos lo aprendan no dudarán en ofrecerlo también. Honestamente sólo les falta mayor infraestructura en inversiones para fondear esa joya que siempre han tenido”.

Siguiendo esta línea de análisis, se cita al director del Fideicomiso de la Riviera Maya, Darío Flota, quien comentaba que ya se está trabajando con la Antilla Mayor para crear un multidestino para que ambos destinos se beneficien, y no dudo que así será, pero a la larga, precisaba, creo que la isla tiene mucha hambre y sed de triunfo turístico y querrá más.

Guzmán reconoce que la ínsula antillana ha preservado el crecimiento de vacacionistas. En 2015 fueron más de tres millones y para el cierre de 2016 esperan acercarse a los cuatro millones, por lo tanto, asevera: “Cuba nos va minar un porcentaje de turismo estadounidense, tarde o temprano, lo hará; y lo veremos”.

Aprovechar el efecto Cuba

Las fuentes consultadas y mencionadas coinciden en confirmar que para el destino cubano, los detalles demuestran claramente que “la moda” no es tan pasajera; de hecho, los pronósticos son muy favorables.

Así que dan por cierto que la actual buena ventura de la industria del ocio local no resulta pasajera ni circunstancial. Y es que el incremento turístico del territorio cubano asombra. Basta una cifra: durante el primer semestre el Ministerio de Turismo ya registró un total de dos millones de visitantes internacionales.

Y, sobre todo, los expertos aztecas acuden muy a menudo a una conclusión y es que los grandes destinos (como el Caribe mexicano) se benefician del “efecto Cuba”, como motor en la imagen de esta zona, oportunidad que debe explotarse. ¿Cómo? Con más recursos para promoción y resaltando la complementariedad.

Otros, que no son los más, dudan de que la bautizada a su vez como la Llave del Golfo desbanque a sus competidores eminentemente turísticos, con años de ventaja apuntalando sus modelos, cuando en realidad no se trata de restar méritos ni desconocer las bondades del otro, sino de tener en cuenta que en las carencias de uno radica la oportunidad de los demás, para sumar y  hacer un producto más completo.

Aprovechar la cercanía geográfica para robustecer la cooperación en la rama constituye, además, un imperativo de los tiempos que corren, cuando se ha ido acuñando la frase del benéfico “efecto Cuba”, que implica atraer la atención para sí e irradiarla para los demás también, en una ganancia común.

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