Mijaín López: en el Olimpo junto a Stevenson y Savón

Mijaín López: en el Olimpo junto a Stevenson y Savón
Fecha de publicación: 
15 Agosto 2016
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No es de otra galaxia, aunque a juzgar por su físico pudiera emular con Hulk o la Mole de roca. Se trata de Mijaín López (130 kg-estilo greco), quien ingresó en el Olimpo deportivo junto a los boxeadores Teófilo Stevenson y Félix Savón.

Mucho se especuló sobre otra pelea revancha frente al turco Ryza Kayaalp. Y la vida fue benévola, le dio la posibilidad de vendetta a nuestro gladiador, el organigrama los colocó por llaves opuestas y solo se verían las caras en la final. El duelo estaba planteado. Incluso en nuestra última conversación el Mija me dijo que ya estaba aburrido de que le mencionaran al turco, pero que toda Cuba estuviera convencida de algo: en Río bailaría él.

Y justamente así fue. No importaba si su duelo inicial se antojara un remake de la final de Londres 2012. Heiki Nabi fue un escollo que derribó sin contratiempos. Intensidad arriba, llevar a sus rivales a la posición de cuatro puntos y aprovechar su agarre cruel como tornillo de banco y desbalancearlos a izquierda y derecha sin miramientos. Con el primer periodo y la ventaja, el pleito quedaba resuelto. Airoso 3-0 sobre Nabi, 4-0 a costa del sueco Johan Euren, y 3-0 en semifinales ante el ruso Sergey Semenov. A todos derribados con la misma fórmula.

La arena estaba lista, la ruta, tanto de Mijaín como de Kayaalp, fue impecable. Inmaculado el casillero de puntos adversos y el balance 3-2 favorable a nuestro “Espartaco”.

Inició el combate y una tromba de ébano se abalanzó sobre Kayaalp. Yo estaba mochila al hombro, presto a coger el transporte, en un fotofinish entre el colchón y Mulgoba. Bastó un volteo totalmente inesperado, salido del guión, una especie de técnica de sacrificio que dejó a Kayaalp atónito, ya sin variantes, ─realmente nunca tuvo muchas─ para remontar un marcador que se presagiaba definitivo. Esos cuatro puntos, y otro por concepto de sacar al otomano de la zona de combate fueron su rodillo en el primer minuto de batalla. Así terminó el primer segmento del suspense.

El parcial definitorio tuvo de todo. Kayaalp buscando afanosamente de entrarle a nuestro fuerte inexpugnable, Mijaín plantando toda su anatomía como si de un dique infranqueable se tratase. De hecho, apostó a un movimiento técnico ilegal con agarre al cuello por el cual mereció Mijaín dos puntos que luego le retiraron. Realmente no hicieron falta. Selló su veredicto con otra raya por amonestación de su oponente.

Así, en la tierra, desde que irrumpió con el quinto escaño bajo los cinco aros en Atenas 2004, no ha habido otro súper completo clásico, no ha habido otro gladiador capaz de exhibir balance positivo sobre Mijaín en el nuevo milenio, ni siquiera Kazhan Baroev, a quien considera su más enconado adversario. Tres sonrisas sobre Nabi, dos a costa del sueco Euren y el ruso Semenov, y saldo de 4-2 favorable sobre Kayaalp, quien soñará de por vida con Mijaín como su bestia negra, pues el ídolo de Herradura anunció prácticamente su retiro al término del ciclo.

“Quizás compita un año más en la Bundesliga alemana, pero las mejor despedida sería con el oro olímpico de Río de Janeiro”, me comentó en varias ocasiones. Descanse Mijaín. Tu nombre ya está grabado en la gloria, en el selecto club de tricampeones olímpicos, junto a Stevenson y Savón.

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