Cuba en Río: Sobrevivir al ojo del huracán

Cuba en Río: Sobrevivir al ojo del huracán
Fecha de publicación: 
14 Agosto 2016
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Tardé en sentarme delante de la computadora. Escribir otro resumen, el de la octava jornada oficial de competencias sin haber escuchado el himno de Bayamo. De cualquier manera el deber se impuso a la escasez de musas-preseas u otras motivaciones y entonces decidí tratar de poner balas sobre el papel.

En esa encrucijada vitoreé al pistolero rápido Leuris Pupo por incluirse en la final de su prueba. Segunda fase de 293 y acumulado de 583-17x le permitieron aferrarse al último boleto finalista. De hecho rompió el hielo como pocos, pues sus series fueron de 100 en ocho segundos, 98 en seis, y 95 en cuatro. El duelo estaba planteado con el alemán Christian Reitz (592), el chino Fusheng Zhang (590), el francés Jean Quiquampoix (590), el italiano Riccardo Mazzeti (586), y el también chino Yuehong Li (584).

La adrenalina la mantuve, al verlo irreverente en el estreno de la final, con tirada perfecta de cinco blancos desechos. En lo adelante, los nervios y la precisión de los rivales pudieron más que nuestro as de Londres 2012, quien en definitiva recaló quinto gracias a 18 blancos. El germano Reitz continuó demostrando su forma, al igualar la plusmarca de Pupo y se coronó (34). Quiquampoix (30) y Li (27) sellaron el podio.

De cualquier manera, para Pupo el hecho de inscribirse nuevamente entre los seis finalistas, da la medida de que su corona en la capital británica no fue casualidad, máxime cuando durante la preparación tanto él como sus coequiperos afrontaron reiterados contratiempos, especialmente asociados con la escasez de municiones, antes de recalar en otros escenarios y establecer en Estados Unidos, El Salvador y Guatemala, sus cuarteles generales en la recta final.

SI VAS A REMAR FUERTE, ESPERA POR FOURNIER

Se exigió al máximo de sus posibilidades, al pasar cada segmento de 500 metros le dolía atestiguar como los restantes botes se le alejaban, y con ellos, el sueño de convertirse en el primer medallista del remo cubano bajo los cinco aros. Lo cierto es que Ángel Fournier dejó todas sus energías en la laguna Rodrigo de Freitas, pero 6:55.90 minutos no le alcanzaron para más, y se ubicó sexto en el festín definitorio. Para tener una idea de lo cruenta que fue la regata, cabe destacar que hubo que apelar al fotofinish y luego ver reeditar su corona de cuatro años atrás al neozelandés Mahe Drysdale (6:41.34), mismo crono que el croata Damir Martin y por delante del checo Ondrej Synek (6:44.10).

Como calco en las piletas de lo acontecido con el hectómetro estilo mariposa, en el cual Michael Phelps, el sudafricano Chad Le Clos, y el húngaro Czhec se abrazaron en la línea de meta con 51.14 segundos, merecedores de tres preseas de plata, algo sin precedentes.

PHELPS: ¿TIBURÓN O EXTRATERRESTRE?

Se cuestionaron las marcas redondas en su cuerpo. ¡Bendita ventosa-terapia! Definitivamente hay que abrir un paréntesis para cantar al Poseidón de las albercas, un tiburón que abrió sus mandíbulas y prendió en conjunto una vez más sus turbinas para llevar a sus vitrinas el título 23. Los 4x100 metros combinados dictaron su adiós, con lágrimas en los ojos, festejo múltiple y récord olímpico incluido de 3:27.95 minutos, segundo mejor registro de todos los tiempos. Hace unos días Mr Chip, un endemoniado estadístico y periodista, aclaró que si Phelps con  31 años y atendiendo a su palmarés, fuese una nación, ocuparía el lugar 32 del medallero histórico bajo los cinco aros. Sobran argumentos (23-2-2) como también su botín para repartir…

ENCALLADOS…

Para cualquier otro país inmerso en el torneo boxístico de Río exhibir balance de 11 victorias y tres derrotas, con dos bronces asegurados hasta el momento, se antojaría de ensueño. No para Cuba, no para esta escuadra de Rolando Acebal, que hace menos de un año reconquistó la supremacía Mundial con cuatro cetros. Ahora rondan las interrogantes sobre si podrán repetir esa foja en Río. Al menos no podrán contar con Erislandy Savón (91 kg) ni Roniel Iglesias(69). En el caso del crucero, sufrió descalabro ante el kazajo Vassylii Levit (28-29, 27-30, 28-29), pleito en el que no tiró mucho, se mostró fuera de distancia con su jab y combinaciones, no fue certero en el intento de forzar en el asalto del adiós. Mientras Roniel también sucumbió ante Shakram Giyasov, de Kazajstán, por 29-28, 29-28 y 30-27.

La jornada deparó momentos electrizantes, como la sonrisa del elenco de baloncesto de Argentina 111-107 en dos tiempos extras sobre Brasil, o el triunfo de la tenista boricua Mónica Puig, estrenando a Puerto Rico en el selecto club de naciones con reyes bajo los cinco aros en suelo carioca.

Mientras eso sucedía, el campo y pista, monstruo de 47 pruebas, abría sus fauces. Derrota insospechada de la balista neozelandesa Valerie Adams (20.42 metros) sufrida a manos de la estadounidense Michelle Carter (20 .67); pérdida del trono de la velocista jamaicana Shelly Ann Fraser-Pryce en el hectómetro con su coequipera Elaine Thompson como bestia negra; el liderazgo de la colombiana Catherine Ibargüen (14.52) en la clasificatoria del triple salto, donde la antillana Liadagmis Povea (13.63) estuvo más que discreta y se ubicó en pobre escaño 25.

Destacables únicamente el récord personal del cuatrocentista Yoandys Lescay (45.00 segundos) pese a no valerle para acceder a la final, en la cual el granadino Kirani James (44.02), el estadounidense La Shawn Merrit (44.15) y el sudafricano Nick Van Niekerk (44.45), además del Trinitario Michael Cedenio (44.39) lanzaron candidaturas.

Cierro con una disyuntiva. Nuevamente a nuestros deportistas, especialmente los de tiempos y marcas, les cuesta acercarse a  sus registros cúspides en el instante decisivo. Quizás por eso, considero tan loable el rendimiento de la heptatlonista Yorgelis Rodríguez, pese a no disputar preseas. Batalló con todo ante rivales en extremo escabrosas, estuvo a un centímetro de su tope en salto de altura (1.86), lanzó la jabalina como nunca (48.89) y se estiró en longitud hasta 6.25, diez centímetros menos que su marca de cabecera. Iba, al término de seis eventos en la sexta plaza, con 5 213 unidades. Lamentablemente no pude acompañarla en la doble vuelta al óvalo.

El domingo acecha, y en él intentaré hallar consuelo en los tackles y desbalances de Ismael Borrero (59 kg-lucha greco) y Yurisandi Hernández (75), en los remates de Sergio González-Nivaldo Díaz, sin límites y en busca de semifinales, en la potencia de piernas y pedaleo de Lisandra Guerra en la velocidad, y en los puños de gracia de Lázaro Álvarez (60 kg), Julio César La Cruz (81) y Yasniel Toledo (64). Por ahora, como sucede a millones de cubanos, sin alzar mi voz, me resigno a mirar el medallero y vernos en el puesto 49, con la plata de la judoca Idalys Ortiz y los bronces de los púgiles Joahnys Argilagos y Savón. Ese fantasma de Beijing 2008, definitivamente, tiene que ser desterrado.

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