PARA BAILAR LA SAMBA: María Caridad, la primera de América Latina

PARA BAILAR LA SAMBA: María Caridad, la primera de América Latina
Fecha de publicación: 
5 Julio 2016
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Indica el médico: "Ponlo todo en el primer lanzamiento; quizás no puedas seguir después en la competencia". La muchacha no se amilana: combatirá con todo lo que tiene...

Obedece. Lanza. El envío ha sido magnífico: 68, 40 metros, por encima del récord del clásico. Conmoción en la fila de las rivales. Si ese es el primero... Sigue la batalla. Una tras otra de las oponentes quedan por debajo de la marca. Ni la flamante poseedora puede superarla.

La última tira. Vamos a ver... Se queda lejos. ¡La cubana es la alegría misma! En la mente, la patria; los familiares; la gente de su provincia, Guantánamo; de su municipio natal Baracoa; la del centro de entrenamiento Cerro Pelado... Primera cubana, primera iberolatinoamericana campeona olímpica. ¡Cuánta gloria para la mayor de las Antillas en el Año Internacional de la Mujer!

En el estrado de premiación, lágrimas de dicha. Meses, años de entrega a entrenamientos y competencias han dado fruto. En la conferencia de prensa, la muchacha expresa: "Soy muy feliz; figúrense, en una fecha como la de hoy, vísperas del 26 de Julio, aniversario del asalto al cuartel Moncada, he podido lograr para mi patria esta medalla. Mi victoria es un triunfo de mi pueblo; sentí su calor, su respaldo: conmigo lanzaron la jabalina diez millones de cubanos".

Es la única deportista de la familia. Sus dos hermanos son vencedores también: uno es ingeniero; la otra, profesora de educación física. Lee mucho. Gusta del cine. "Y de la música". Brilla en el baile. De niña, terremoto. Se subía a los árboles, nadaba en el río, corría por los campos. Aquella inquietud natural la volcó en el deporte. Comenzó en el tenis de mesa; pasó para la jabalina. Avanza: presea de plata, en los Juegos Nacionales Escolares de 1974.

La Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA) en La Habana, la espera. Allí intentará derrotar defectos; conquistar fuerza, resistencia, técnica, táctica. El inicio, lejos del color rosado: le prestaron insuficiente atención porque su físico no inspiraba confianza. Se sentía tan mal que quería regresar a su hogar. Al final, su carácter triunfó. Con los hechos doblega a los descreídos: toda una promesa en solo cuatro años.

Consiguió sobrepasar la plusmarca mundial juvenil en dos oportunidades, se adueñó del quinto mejor disparo del año en el planeta durante 1978 y resultó elegida la novata más destacada del deporte cubano en esa etapa. Después, titular nacional y centroamericana. As de los Juegos del continente San Juan 1979. Y lo más sabroso en la XXII cita olímpica.

La calidad no cayó desde las nubes: pesas, gimnasia, carreras. Lanzar, lanzar y... lanzar.

Después de la alegría en Moscú

Matrimonio, y el amor más perdurable: su hijo Ruslán. Tuvo que relegar por buen tiempo prácticas y justas. Regresó y hubo nuevos logros: oro en los Panamericanos de Caracas 1983 y plata en Indianápolis 1987; en este caso, superada únicamente por su coterránea Ivonne Leal. Quería despedirse del deporte activo en los Juegos de La Habana 1991. Pero no la incluyeron en el equipo nacional: todavía guarda ese dolor.

Licenciada en la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física Comandante Manuel Fajardo, actualmente es vicepresidenta del Equipo Nacional de Historia del Deporte.

Ha vuelto a lanzar... con los brazos de sus compatriotas vencedoras -y no son pocas- en diversas etapas. Vibra aún más en las muchas promesas del atletismo en su país. Sí, María Caridad Colón ha vuelto a lanzar y ¡de qué manera!

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